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Diario YA


 

Paisaje de otoño

Abel Hernández. 30 de Octubre.

Ni siquiera la fecha redonda del 30 aniversario de la Constitución ha dado pie a reactivar la mortecina vida política. Es como si se pretendiera enterrar la Transición a medida que se desentierran los muertos de la guerra. La crisis económica domina el paisaje de otoño. El presidente Zapatero anda atareado reluciendo picaportes fuera para que le permitan sentarse en la cumbre de Washington donde los optimistas creen que se va a decidir el futuro del mundo. Por fin ha descubierto el interés -a la fuerza ahorcan- de la política exterior, tras comprobar las consecuencias de sus graves errores iniciales contra el inquilino de la Casa Blanca y su desprecio a la bandera de las barras y estrellas.

Ahora quiere participar activamente en la reforma del sistema capitalista. Es natural que perduren los recelos. Hasta ahora su perspicacia para adivinar el futuro ha sido más bien nula y en la esfera internacional España ha perdido peso desde que él ocupa la Moncloa. Tampoco puede decirse que brille como ideólogo o estadista Su ideología es acomodaticia, de andar por casa. Le importa más el marketing político, la foto y la frase ocurrente o demagógica para mantenerse en el poder que actuar honestamente al servicio del bien común. Le pierden los rencores y prejuicios del pasado.

Con lo que está cayendo -incremento vertiginoso del paro, asfixia de las pequeñas y medianas empresas, angustia de las hipotecadas clases medias, malestar creciente de los jueces, los obispos y los militares…-, sería normal que el Partido Popular apareciera ya destacado en la preferencia de los votantes. Si no ocurre esto es porque el principal partido de la oposición no acaba de afianzarse con los actuales líderes y su titubeante estrategia actual como alternativa rotunda de Gobierno. “Pepiño” Blanco sigue manejando la piqueta, con la ayuda de los poderosos medios de comunicación adictos: trata de destruir el pacto con UPN en Navarra, y golpea cada día en la comunidad valenciana -”caso Fabra“, revuelta en la enseñanza-, en Canarias, en Baleares y en Madrid, criticándolo todo y azuzando los enfrentamientos intestinos. Ni siquiera el apaño en los presupuestos con el PNV y con el “Bloque” en Galicia sirve a los dirigentes del PP para descubrir el juego y sacar provecho electoral, a pesar de estar ante importantes elecciones en puertas.

No sé si el panorama económico de este otoño es más deprimente que el paisaje político, invadido por la niebla de la rutina y la inanidad. El acuciante problema económico, que ha obligado al pacto, da alas paradójicamente a Zapatero y se las corta a Rajoy. Como constató Plutarco, las arañas cazan a las moscas y dejan huir a las avispas.

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