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Editorial Una Hora en Libertad

Pedro Sánchez se enrosca en la bandera de España y eso podría conducir a equívocos

Javier Garcia Isac / Una Hora en Libertad / Director Servi. Informativos Cadena Ibérica. Existen días en los que uno se pone a escribir y no tiene muy claro por dónde empezar. Los sucesos se agolpan, las ideas se amontonan. Llevamos una semana revuelta pero en lo que nada ha quedado resuelto. Muchos analistas políticos, muchos voceros de salón aseguraban que después del 25 de septiembre, una vez celebradas las elecciones autonómicas de Galicia y Vascongadas la situación política española se clarificaría. Siempre puse en duda tales afirmaciones.

Las elecciones del 25 de septiembre nos dejan la situación tal y con estaba el día 24. Mayoría absoluta del PP en Galicia y gobierno del PNV en las provincias vascas apoyado por un PSOE que si nadie lo remedia, y espero muy sinceramente que nadie lo remedie, va directamente al abismo. Soy de los que piensa que no es necesario un partido socialista en España en pleno siglo XXI. Un partido que lleva en su ADN el gen de la corrupción, el gen del guerra civilismo.

Anclado en principios ideológicos mas propios del siglo XIX que del actual. Un partido que no ha aportado nada a la historia de España, más que miseria, terror y mentiras y cuya militancia muy ideologizada, está dispuesta a un suicidio colectivo antes de permitir la gobernabilidad de este país. Eso lo sabe muy bien Pedro Sánchez, su secretario general. El error de cálculo es que solo con el apoyo de la militancia no es suficiente para gobernar, para presidir el gobierno de una nación. Gana las simpatías de los militantes y pierde la de sus votantes. Pedro Sánchez se enrosca en la bandera de España y eso podría conducir a equívocos. La bandera puede ser la misma pero no significar lo mismo. Para Pedro Sánchez es posible una España sin Cataluña si así lo decide una mayoría de individuos.

Para Pedro Sánchez la unidad de España se puede votar. Algunas voces dentro de su organización no ven esto con buenos ojos. Pedro Sánchez es fiel a la tradición histórica del PSOE, solo rota en alguna que otra ocasión por algún dirigente aislado como pudiera ser Felipe González, pero eso no es lo común dentro de las distintas federaciones socialistas. La guerra está abierta y lo mejor para España y la izquierda española sería la desaparición del PSOE y una reconversión en algo mucho más moderno y actual, menos casposo y rancio que el de unas siglas denominadas históricas, pero cargadas de odio y miedo. España necesita una verdadera y autentica transición donde la izquierda pida perdón por los delitos cometidos, haga un acto de contrición y deje de poner en duda la identidad y la existencia de la propia España.

Ahora es una ocasión única donde aquellos díscolos conocidos como barones y que tienen responsabilidad territorial en determinadas zonas del país den ejemplo y por fin sean consecuentes sus palabras con sus hechos. Siento vergüenza, estupor y asco cuando en el parlamento español donde se dice reside la soberanía popular, se rinde homenaje a cinco asesinos, a cinco criminales juzgados y fusilados por los delitos cometidos hace cuarenta y un años.

La izquierda siempre tan cerca de asesinos y criminales y tan lejos de los que sufren, tan lejos de las víctimas. No debemos extrañarnos. Que podemos esperar de sujetos y sujetas que ensalzan a terroristas o delincuentes como Alfon o Bódalo y que dudan de los votantes mayores de 45 años por considerar que entra las preferencias de estas personas no está el votar izquierda. Mejor si a los que dejamos votar tenemos la certeza de que nos votaran a nosotros. El resto estorba. Todo muy democrático y libertario. Muy del gusto de la vergonzosa y vergonzante izquierda.

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