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Diario YA


 

PIN PARENTAL: EL FANTASMA EDUCATIVO QUE RECORRE ESPAÑA

Fidel García Martínez. La educación española está revuelta por el conocido como PIN  EDUCATIVO, una forma de identificación personal. Por el PIN los padres solicitan a los dirigentes de los centros educativos curriculares en asignaturas, actividades tutoriales, talleres y clases sobre ideología de género, así como una educación afectivo sexual que tenga en cuenta el artículo 27.3 de la Constitución Española y en los derechos que asiste a los padres como máximos responsables de la educación moral y religiosa de sus hijos. 
Teniendo en cuenta este derecho fundamental de los padres el partido político VOX ha diseñado una campaña para promocionar, divulgar  y poner en manos de padres un  PIN PARENTAL, que implica una solicitud que ellos dirigen a los directores de los centros, solicitando información para que se les informe a les previamente a través de una autorización expresa sobre cualquier materia, charla, taller o actividad que afecte a cuestiones  morales socialmente controvertidas sobre la sexualidad que puedan resultar intrusivos para la conciencia y la intimidad de los hijos, de tal modo que como padre o madre puedan conocerlas y analizarlas de antemano, reflexionen sobre ellas y en base a ello dar  su consentimiento o no para que los hijos asistan a dicho formación. Este PIN tiene como finalidad muy clara evitar el adoctrinamiento de los hijos en la ideología de género que gradualmente se está introduciendo en todos los ámbitos y muy especialmente en el sistema educativo. Se trata de un constructo ideológico vinculado a la revolución sexual, al feminismo radical y al movimiento homosexual. La educación constituye para la ideología de género una de las estrategias más importantes para cambiar lo que llaman prejuicios sobre los roles asignados a los varones y mujeres en la sociedad. La educación que se quiere imponer desde la ideología de género, trata de eliminar de los textos escolares toda  connotación masculino/ femenino, incluso de los juegos infantiles.  Ciertamente la escuela no puede ignorar la dimensión afectivo-sexual, pero no puede asumir esta tarea y responsabilidad, que corresponde  a la familia  de una manera principal y global,