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Diario YA


 

Estos ataques, verdaderos atentados contra la Fe católica y la libertad religiosa, son cada vez más frecuentes y más graves

QUÉ PEREZA!

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Carlos Rubio Romo. Se acabó la Navidad. Para unos, entre los que yo me incluyo evidentemente, el período del año donde se celebra el acontecimiento más grande de la Historia de la Humanidad: el nacimiento de Jesús, el Cristo Salvador, el hijo de Dios encarnado. Ese es el verdadero sentido de la Navidad. El único.

De eso y sólo de eso se deriva la alegría que quien más quien menos experimenta en esas fechas. Y esa alegría se traduce en las reuniones familiares y con los amigos, en las comidas especiales, en las actividades lúdicas que se multiplican en esos días. Para otros, fechas para reunirse con la familia y amigos pero sin entender el sentido sagrado de estas fechas. Para otros, motivo para darse el piro y visitar nuevos lares. Y, en fin, para bastantes, consumismo a tontas y a locas para intentar llenar un vacío que, de todas formas, seguirá siendo un vacío.

En cualquier caso, para casi todos son fechas donde la alegría está mucho más presente que el resto del año y, paradójicamente, también la tristeza es más fuerte que el resto del año al recordar a los que ya se fueron porque deseamos que ellos pudieran compartir con nosotros esa alegría navideña. Y es, como consecuencia, época propicia para hacer balance y prometernos a nosotros mismos que vamos a ser mejores, a empezar a hacer deporte, a dejar de fumar, a no pelearse con la suegra e incluso a dejar de hacer la puñeta a ese colega de trabajo que es tan pelma y ¡encima! es del Barça. En resumen, que todos, jóvenes y mayores, deseamos con todas las fuerzas que el mundo sea mejor.

Yo, a pesar de que ya tengo una cierta edad (en algún telediario todavía me llamarían “joven” pero, vamos, yo no me lo creo ni borracho) no soy una excepción. Por lo tanto, después de haber pasado una Navidad fabulosa, con las pilas recargadísimas, me apresté a afrontar el año nuevo con ilusión y el pensamiento cierto de que todo iba a cambiar. ¡Ay, pobre iluso! me dije a los pocos días leyendo la actualidad. La persecución repugnante, taimada, (cada vez menos) disimulada y, únicamente por el momento, de baja intensidad contra los católicos en España no ha cesado durante la Navidad. Al contrario. Belenes destruidos o incendiados en bastantes lugares de nuestra patria o, peor todavía, el ataque sacrílego contra la iglesia de Santa María de Nazaret en Vallecas, donde los asaltantes escribieron pintadas blasfemas y cometieron actos sacrílegos.

Estos ataques, verdaderos atentados contra la Fe católica y la libertad religiosa, son cada vez más frecuentes y más graves. El sentimiento anticatólico que siempre ha anidado en la izquierda y que, en muchos momentos de la Historia de la Humanidad se ha traducido en verdaderas barbaridades, conoció una nueva primavera con el impulso de aquel indigente mental de zETAp, ese desastre andante que se dedicó a hundir España durante ocho interminables años.

Desde entonces, no ha hecho sino crecer. Y, por supuesto, el auge de PoTemos y sus compadres sepaRATAS de extrema izquierda no hace sino acentuar esa persecución. Todo ello, evidentemente, con la complacencia de un Poder Judicial que acaba de considerar el asalto a la capilla de la Complutense en plena celebración eucarística poco menos que como un acto de libertad de expresión. Que ha considerado las amenazas de muerte explícitas proferidas por un grupo de guarras como una chiquillada. Y que ha considerado que todo ese “insignificante” incidente se saldó porque Mons. Osoro, presunto obispo de Madrid, disculpó a Rita Maestre y al resto de la banda de puercas que profanaron el templo. Nuevo “click” de ratón.

A ver qué encontramos… Vaya, vaya, nueva puñalada al artículo 27.3 de la sacrosanta, con perdón, constitución por parte, esta vez, del gobierno de la región valenciana. La pijiprogre Cifuentes encuentra coleguis en su cruzada, con perdón de nuevo, a favor de la aberración de género. El gobierno, pues, de aquella región amenaza con retirar el concierto económico a los colegios que no acepten la ideología de género. Algún día me extenderé mucho más sobre este asunto. Ahora únicamente repetir que el origen de este problema no es la degradación moral de la izquierda. Eso no es ninguna novedad. Viene de nacimiento, como el pecado original.

Ni siquiera la degradación moral del PP al que tantos y tantos católicos votan casi como si votaran a una cofradía de santos. El problema viene del hecho de que en España, como en la práctica totalidad del resto del Mundo, no hay libertad de enseñanza. Es el Estado (ladrón por naturaleza) el que sostiene muy tacañamente la educación concertada. Así se asegura su sumisión. Y de hecho, frente a la imposición deleznable de la aberración de género, frente a ese acto criminal contra la moral y las convicciones de millones de familias, las patronales de la enseñanza concertada callan como muertos…Prefieren los barcos a la honra.

La sumisión perruna a la dignidad. Si en España se implantara un sistema de cheque escolar, donde a cada familia el Estado le diera el dinero equivalente al coste de una plaza escolar y que cada familia pudiera elegir dónde llevar a sus hijos, esas imposiciones soviéticas se acabarían.

Por eso, al Estado no le interesa. Vaya panorama…Hala, nuevo click. ¡Hombre!, inasequibles al desaliento, ahí están los sepaRATAS. Estos son vagos con avaricia pero para hacer daño no se conceden ni un día de vacaciones. ¡Qué plastas son los cabrones! No respetan ya ni la maravillosa inocencia de los niños ni la sacralidad de la Navidad. Además de haber intentado transformar la cabalgata de los Reyes Magos en Vich en un aquelarre sepaRATA, nos enteramos de que en el Belén viviente de Berga el bebé que representaba al niño Jesús estaba recubierto con el trapo estelado y uno de los niños pastorcillos sostenía otro harapo siniestro de esos.

Pero, claro, a estas alturas de la película de terror que es el régimen instalado en nuestra patria en 1977, no nos vamos a extrañar, ¿no? En varias regiones de España la presencia del Estado es inversamente proporcional al dinero que ese mismo Estado les ha dado y al odio a la patria que con ese mismo dinero se ha subvencionado. La penúltima vuelta de tuerca al garrote que ahoga el cuello de la unidad nacional lo está dando la virreinita de Rajoy negociando con los gobiernos felones de Vascongadas y Cataluña.

De momento y para mostrar por dónde van a ir las cosas, esa mujer ambiciosa, engreída y absolutamente desprovista del más mínimo principio les ha cortado la cabeza a los delegados del gobierno en Vascongadas y Cataluña para nombrar en ambas regiones a dos tiparracos aún más sumisos al sepaRATISMO que sus predecesores, que ya es decir mucho.

Un tal Enric Millo en Cataluña que estuvo afiliado al partido sepaRATISTA y trincón “Unión Democrática de Cataluña” y que dejó el barco en cuanto vio las orejas al lobo para partir al calorcito del poder que era el PP. En Vascongadas el chollo del cargo ha recaído en Javier de Andrés que no ha perdido ni un segundo y que ya ha anunciado que retirará los recursos que su predecesor presentó contra los delirios del partido NAZIonalista Vasco. ¡Yupi!, otra patada más del PP en las narices (por no decir en otro sitio…) de los votantes patriotas que aún confían en ellos.

Pues nada, que sigan. Ya me está dando miedo miedo este nuevo año…se parece como dos gotas del agua al anterior. “¡Venga!”, me digo, “guarda la esperanza”. Nuevo click… Ah, bien, bien, a pesar del absoluto silencio informativo por parte de los medios (des)informativos europeos, nos enteramos de que nuestros “entrañables” nuevos vecinos, presuntamente refugiados, presuntamente pacíficos, presuntamente respetuosos, acogidos con los brazos abiertos a millones por esa funesta calamidad de Angela Merckel y su eterno corte de pelo-taza quieren sustituir nuestras tradiciones cristianas por otras y convertir en tradicional la oleada de violaciones que perpetraron ya la Navidad pasada en Alemania, Austria, Suecia y que se ha repetido este año con centenares de denuncias por las mismas salvajadas abominables.

Además, este año, estos simpáticos jóvenes un poco fogosos quizá, ¡pobrecitos!, se dedicaron durante la Nochevieja en Dortmund (Alemania) a lanzar cohetes de pirotecnia contra familias con niños, la policía y contra la iglesia más antigua de Alemania, la iglesia de San Reinaldo, y acabaron quemando su techo. ¡Qué sorpresa!, todas esas fraternales celebraciones iban acompañadas del alarido siniestro “¡Alahu Akbar!”.

Pero vamos, ¡¡¡que a nadie se le ocurra tratar a esos terroristas de musulmanes!!! ¡¡¡la condenación eterna caerá sobre él!!! Hay que callar, ocultar, mentir…todo con tal de que no nos tachen de nazis, fascistas, racistas, xenófobos, retrógrados y no sé cuántas lindezas más. Mientras, la invasión cada vez menos silenciosa de Europa por parte de los enemigos de nuestra civilización continúa con el apoyo decidido de unos gobiernos, unas élites y una clase política absolutamente culpables.

¡Mi madre!, me da no sé qué seguir. Temblando, aprieto el ratón…click “El PP quiere que los jubilados con rentas superiores a 18.000€ paguen más por las medicinas”. Claro, si con esta banda de cuatreros, Montoro&Cia., todavía no lo hemos visto todo. Dentro de poco, los bebés deberán pagar un impuesto por cada pañal que usen, los niños por cada patada que le den a un balón cuando juegan al fútbol, los estudiantes por cada vez que tomen apuntes en clase y todos por cada vez que parpadeemos. Y además, será obligatorio hacerlo con una sonrisa porque si no, se nos aplicará un recargo del 25%. El PP, decían, era el partido que bajaba los impuestos.

¡Por supuesto! y Herodes era embajador de la Unicef para la infancia, Arzallus un patriota español, Pujol un apuesto galán de cine y Rita Maestre una devota católica. Visto el panorama, se me han pasado las ilusiones y se ha desvanecido completamente la esperanza de que el Mundo se fuera a arreglar, aunque sólo sea un poco, empujado por el espíritu navideño.

Los sepaRATAS, los islamistas, la castuza ladrona y traidora, la extrema izquierda, los acomPPlejados…siguen ahí. No han desparecido. Y hay que volver a madrugar para ir al trabajo. Y las noches que siguen siendo bastante más largas que los días. Y la gripe que nos acecha. Y los problemas de todos los días. Uf, ¡qué pereza volver a la rutina! Pero, esperen, esperen. ¡¡¡Sí!!! Hay algo que ha mejorado.

Los plastas del calentamiento global han desaparecido. ¡¡¡Aleluya!!! Ya no se ve ni a uno. Quizá enterrados bajo dos metros de nieve o congelados o agazapados bajo tres mantas. Me da igual. El caso es que no se les ve, no se les oye, no están. Quizá este año no empiece tan mal después de todo.

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