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Diario YA


 

Rajoy fracasa: España en manos del irresponsable Sánchez

Miguel Massanet Bosch. Se acabó la prosperidad en España, ahora nos espera lo que Dante describe, en su Divina Comedia, como la entrada a su Infierno: “Por mí se va a la ciudad doliente, por mí al abismo del tormento fiero, por mí a vivir con la perdida gente…”

Es evidente que nos encontramos ante uno de los momentos más amargos de la reciente historia de nuestra nación y, posiblemente, ante el principio de una nueva etapa que va a someternos a los españoles a uno de los gobiernos más inestables, incompetentes, descarriado y sectario que ha existido en toda la historia de nuestra democracia y, con toda seguridad, desde que el Frente Popular se hizo cargo del gobierno resultante de las elecciones de febrero de 1.936.

La muestra más patente de la clase de políticos que, para desgracia de los españoles, ocupan los asientos de nuestro Congreso, la hemos tenido en el triste espectáculo de traiciones, venalidades, falta de sentido común, poca preocupación por las necesidades del pueblo español y olvido absoluto de lo que debe ser una moción de censura en la que de lo que se trata es de enfrentar al Gobierno de la nación a sus errores en cuanto a la conducción del país, su situación económica, sus avances sociales y sus finanzas, públicas y privadas; al tiempo que el aspirante a ser elegido nuevo presidente del Gobierno debe presentar su programa de gobierno en el que se detallen cuáles serán las propuestas del aspirante encaminadas a conducir al país a una situación mejor, más saneada, más beneficiosa para el país y para todos sus ciudadanos de ,modo que se les garantice que las medidas que se propongan permitan suponer que van a servir para corregir los errores cometidos por el anterior gobierno. Nada de todo esto ha tenido lugar en las exposiciones del señor candidato, señor P.Sánchez, más que insistir, una y otra vez en la necesidad de echar de la presidencia del gobierno a un señor, el señor Rajoy, que puede que haya tenido grandes falos que le hemos recriminado, pero que, en cuanto a su honradez personal y su efectividad en sacar al país del Infierno en el que lo habían dejado aquellos que ahora van a gobernar, nadie le puede negar sus esfuerzos y su efectividad en conseguirlo.

En el caso de la España actual el fin de este simulacro bufonesco de lo que debería ser una moción de censura se ha limitado a que, todas las izquierdas junto con los partidos separatistas, comprados por no se sabe que ofertas que yacían latentes bajo lo que, el señor P.Sánchez, ha presentado como consultas de ¡cortesía! que, según él, no encerraban ningún tipo de negociación para conseguir el voto de sus consultados, sino sólo hablarles de la necesidad de que él, con sólo 84 escaños, debía asumir el rol de gobernar por el simple hecho de que, una serie de descastados miembros del PP habían sido condenados por unos hechos ocurridos hace 15 años y que, como ha quedado evidenciado, no afectaban a ninguno de los actuales miembros del ejecutivo. En base a una sentencia de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, recurrida ante el TS y, por consiguiente, carente de firmeza; se ha montado una apariencia ficticia y mal intencionada de moción de censura con el exclusivo fin de tumbar al actual jefe del gobierno, señor Mariano Rajoy, sin que en toda la sustanciación en el Congreso de la indicada moción, haya aparecido ni un solo dato económico o argumento que pudiera demostrar que el Gobierno había fracasado en su tarea de sacar de la amenaza de quiebra en la que dejaron a la nación española el señor Zapatero y aquel gobierno socialista de personajes ineptos y cargados de prejuicios que no supieron hacer otra cosa que gastarse el dinero de nuestro tesoro hasta dejarlo exhausto por completo; al contrario las evidencias de que las acusaciones de que el país está en una situación económica y laboral peligrosa, quedan absolutamente rebatidas solamente echando un vistazo a cómo ha evolucionado en lo que respeta a su marcha económica, social, internacional y de la confianza internacional que ha despertado en todas las naciones de la CE y del resto de países con los que nos unen fuertes lazos económicos y comerciales de fuera de ella.

Sin el menor asomo de vergüenza, sin mencionar su fracaso para solventar una crisis que, ellos mismos, con su incapacidad como gobernantes ayudaron a que, en España, fuera más intensa y maligna que en otras naciones, presumiendo de que su partido, el PSOE, no tenía casos de corrupción aunque, en estos momentos, tienen a dos de sus más conocidos dirigentes de la autonomía de Andalucía, sentados en el banquillo de los acusados entre otras decenas de militantes que también tienen cuentas pendientes con los tribunales de Justicia. Atribuyéndose una competencias que no tienen y una catadura moral y ética de las que carecen en absoluto, han querido convertirse en clones de Torquemada para constituirse en inquisidores de la conducta del Gobierno, para lo que se han valido de un PNV que sólo se rige por el afán de conseguir mayores cesiones del Ejecutivo para buscar seguir beneficiándose, con más rapiña si cabe, de su especial condición foral; unos nacionalistas, con los que dijo que nunca iba a pactar, que se han aprovechado de la necesidad de Sánchez de conseguir apoyos para ponerle sus condiciones, que no dudamos que poco tienen que ver con la pretendida actitud de intolerancia del PSOE con el independentismo catalán. Ya no hablemos de la actitud vergonzosa de la representante canaria que, por las 30 monedas de Judas, se ha vendido a los advenedizos de P.Sánchez. Lo que hayan hecho los de Podemos con el señor Pablo Iglesias, el gran hipócrita que dice apoyar a los indigentes y viste como una paria en el Parlamento, pero que se ha comprado una casona de 268m2 que le ha costado 600.000 euros en un selecto barrio de los alrededores de Madrid, en el que va a convivir con la flor y nata de los más ricos del país, aquellos a los que él y su caprichosa mujer, la Montero, no han dejado de criticar desde su propio partido que, por cierto, no parece haberse escandalizado mucho con esta muestra de cara dura de sus dos máximos dirigentes. Qué curioso que, los separatistas catalanes, se hayan quejado de los escándalos de corrupción del PP y se hayan olvidado de los de su máximo directivo, don Jordi Pujol que no sabemos por qué extraños misterios de la Justicia, sigue tan campante sin que ningún fiscal ni juez haya pedido su ingreso en prisión; al contrario de lo que ha sucedido en el caso Gürtel con los del PP. Ninguno de los periódicos que le han venido haciendo el caldo gordo al señor Sánchez, ha hecho mención a los casos de los EREs andaluces ni a los numerosos miembros del PSOE que están afectados por dicha causa.

Con todo ello no se quiere decir que intentemos salvar de la quema a Mariano Rajoy que, en honor a la verdad, no ha podido actuar con menos fortuna, con más lentitud, peor informado y tomando unas decisiones, cuando ha llegado el momento de aplicar el 155, completamente descafeinadas y de tan poca efectividad como se ha demostrado con la forma en la que los que debían de haber quedado neutralizados, los separatistas, no solamente no lo han quedado, sino que han aprovechado la lentitud con la que el Gobierno y la tolerancia con la que ha dejado pasar las múltiples contravenciones cometidas por los partidos separatistas y soberanistas, despreciando las sentencias de los Tribunales y pasándose por el arco del triunfo las leyes españolas y las numerosas advertencias y requerimientos del TC, respecto a las actuaciones de la Generalitat catalana y su Parlamento en temas relativos a cuestiones relacionadas con sus actividades relativas a sus proyectos independentistas.

Las incógnitas que se nos presentan ante esta nueva etapa presidida por un nuevo gobierno de los socialistas en las manos del señor P.Sánchez, tienen mucho que ver con intentar saber cómo se las van a arreglar para llevar a delante tantas mejores sociales sin disponer se dotaciones para ello;  cómo es posible que, si se comprometió a convocar cuanto antes elecciones, se está hablando de actuaciones de su gobierno para el año 2019 o cómo va a gobernar en minoría. Convendría que los españoles supiéramos si esta pretendida mejora de nuestra imagen ante el resto de naciones (suponiendo que la tuviéramos mala, algo que naturalmente ponemos en duda) si esto lo va a conseguir pactando con los comunistas de Podemos o con los separatistas vascos o de Cataluña. La UE ya nos ha advertido de la necesidad de reducir nuestra deuda pública, o nuestro déficit público o, incluso, nos reitera continuamente la petición de que vayamos progresando más en lo referente a nuestra reforma laboral, un punto que parece que no es compartido por los socialistas y que es muy probable que, para tener contentos a los sindicatos que los vienen apoyando, acaben por retroceder todo lo que el PP, a contracorriente, había conseguido avanzar en lo relativo a este tema. ¿Estarán dispuestos a enfrentarse a la UE negándose a cumplir con sus normas? ¿Renunciarán a las subvenciones que venimos recibiendo de ella, si deciden negarse a aceptar sus recomendaciones? O, cómo van a afrontar una posible bajada de las bolsas, como ya viene sucediendo estos días, si nuevas empresas deciden abandonar España o intentan subir más los impuestos para recaudar más para cubrir sus promesas de tipo social.

Nos preocupa lo que va a suceder con los PGE, aprobados con la colaboración del PNV (nos gustaría saber lo que el señor Rajoy les ha cedido para conseguir que los apoyaran y lo que debe pensar en este momento el expresidente de España, ante la forma descarada con la que los que pactaron con él ahora le han dado la espalda) y lo hacemos en función de un posible cambio y retardo en el Senado en manos del PP; y nos preocupa más lo que Podemos le va a pedir al PSOE por la ayuda que les ha prestado. Todavía no tenemos claro que, sin el apoyo de Ciudadanos, uno de los partidos que pensaban sacar tajada si, como esperaba, se convocaban unas nuevas elecciones, se las va a arreglar el gobierno de Sánchez para sacar adelante, en el Parlamento de la nación, sus leyes si, para ello, se ve obligado a recurrir a toda esta amalgama de pequeños partidos, de ideologías tan distintas, unidos excepcionalmente sólo para derrocar a Rajoy, cuando precise aprobar una ley. O ¿es que piensa, ilusoriamente, el señor líder del PSOE, que va a conseguir tan fácilmente repetir la mayoría que hoy, como un caso excepcional, ha conseguido para derribar de su poltrona a don Mariano Rajoy? Quizá si acaba cediendo ministerios a Podemos, pronto se entere de lo que supone pactar con semejante compañero de travesía parlamentaria que no van a desaprovechar la oportunidad de practicar su truco favorito, cargarse a quien, incautamente, piensa que se puede fiar de ellos.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos barruntamos una nueva legislatura en la que, los incidentes, se van a producir a menudo, todo lo contrario de lo que parece que piensa este cándido que ahora les pide “lealtad” a los populares cuando ellos, los socialistas, no han parado de ponerle trampas a gobierno de los populares, aunque con ello se redundara en contra de los intereses de España y de los españoles. No lo piense y preocúpese de amarrarse bien los machos si quiere que el resto de partidos decidan apoyarle si antes no le ha precedido un acuerdo que les reporte ventajas a aquellos a los que se les pida el correspondiente apoyo o lealtad. Tenemos la impresión de que, esta nueva legislatura que va a empezar en breve, va a ser todavía más movida que la precedente. Por mi parte, procuraré poner todo mi empeño en no dejarles pasar ni una sin recordarles lo que hicieron en cada caso cuando se les pedía esta “lealtad” que hoy, en el Congreso, el señor Pedro Sánchez ha venido pidiendo. Seguramente tendremos muchas ocasiones de comprobar lo que se escondía bajo esta palabrería del candidato a presidir el Gobierno, cuando venga la cruda realidad y se vea obligado a tomar decisiones difíciles que no se las van a poner fáciles los mismo que hoy le han ayudado a derrotar a Rajoy. En todo caso una muy mala noticia para los españoles y para nuestros empresarios que no nos extrañaría que ante semejante perspectivas decidan poner freno a sus proyectos  ¡Y harán bien!

 

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