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Diario YA


 

Número 181

Razón Española: 25.000 páginas, de pensamiento al servicio del humanismo, frente a lo “políticamente correcto”

Redacción. Forma parte de lo “políticamente correcto” que el ejercicio de la razón es “progresista”; ya se mire desde una perspectiva marxista, post-marxista, radical-progresista, hembrista, etc.
De este modo, dentro de la batería de tópicos –tanto a nivel académico, como de vulgata mediática y de entorno social mayoritario- destaca el que afirma que es imposible un “pensamiento de derechas”.
Sin entrar en el debate que en diversos planos suscita la pertinencia y quiebras de esta dicotomía ya clásica, afirmaremos que, si miramos la Historia del Pensamiento sin pasión, observaremos que buena parte de la cosecha actual en que se apoya el mundo moderno en sus dimensiones más humanas (progreso científico y material, solidaridad, justicia distributiva, respeto a la vida, derechos humanos, ejercicio responsable de la libertad, búsqueda del bienestar…) es incomprensible sin el impulso, aliento e instrumentos de la Iglesia y, vinculados o no, incluso incompatibles en no pocos casos, diversas escuelas y autores “de derechas”.
Valga esta introducción para enmarcar un hecho aparentemente simple pero de enorme carga simbólica, fruto de un intenso y fructífero trabajo intelectual: ya se está distribuyendo, entre suscriptores, bibliotecas, etc., el número 181, correspondiente a los meses de septiembre-octubre de 2013, de la revista de pensamiento Razón Española.
Nacida en 1983 de la mano de Gonzalo Fernández de la Mora y Mon, uno de los intelectuales españoles más sólidos del siglo XX como impulsor de la doctrina razonalista en la filosofía política, se mantiene como una de las empresas intelectuales más interesantes y persistentes en el escenario del pensamiento en lengua española.
Su editora es la Fundación Balmes, que organizara unos años antes Federico Silva Muñoz, siendo su finalidad «contribuir -en palabras de Gonzalo Fernández de la Mora- al desarrollo de una concepción del mundo: el humanismo, que es la sustancia racional de la filosofía cristiana». Así, su objetivo no sería «pragmático, sino teórico; no es inmediato, sino mediato; no es político, sino dialéctico». La dirigió hasta su muerte, acaecida el 10 de febrero de 2002.
Si aquella circunstancia presagiaba, para algunos, la pronta desaparición de la revista, la realidad ha desmentido tal evento; alcanzando con el que comentamos, su número 181; toda una proeza intelectual y material, y más en unos tiempos de desprecio del pensamiento libre y del ejercicio humano de la razón por lo “políticamente correcto”.
Está dirigida en la actualidad por su hijo, Gonzalo Fernández de la Mora y Varela. Su larga trayectoria constituye, en tales circunstancias, un consolidado proyecto intelectual que merece su difusión y reconocimiento.
Con las mismas características materiales que la vieron nacer –una presentación digna y sobria-, el nuevo número mantiene la estructura habitual que alumbrara su primer número.
Así, la “Carta del Editor” anuncia la reciente edición crítica de «El crepúsculo de las ideologías», una de las obras capitales de Gonzalo Fernández de la Mora y Mon, con notas e introducción preliminar de Carlos Goñi Apesteguía.
Le sigue la sección de “Epistolario Fernández de la Mora”, en esta ocasión, mantenido con Gabriel Arias Salgado y de Cubas.
El mayor volumen de su contenido lo ocupan dos “Estudios”: «El “hembrismo”, como estadio final del marxismo», de Fernando José Vaquero Oroquieta, colaborador ocasional de «Diario Ya»; y «Breve análisis comparativo sobre teoría del valor y del precio de la Escuela hispánica y la Escuela Austríaca», de Daniel Marín Arribas.
El apartado “Notas” recoge 9 textos del máximo interés y actualidad: «De nuevo “El crepúsculo de las ideologías”. Una edición crítica», por Pedro Carlos González Cuevas; «¿Qué podemos aprender del nacional-socialismo», del actual director de la revista; «El tema de nuestro tiempo», por Dalmacio Negro Pavón, quien denuncia que los partido y el Estado están imponiendo una ideología biologista que con dinámica pseudo-religiosa reduce la vida humana a su dimensión física; «Francisco Largo Caballero, “Empresario de la ira”», por Carlos González Cuevas, auténtico ejercicio de análisis y memoria históricos; el argentino Alberto Buela desarrolla «Francisco: las bases de su teología»; Aquilino Duque aclara lo necesario que es llamar «Las cosas por su nombre», de modo que es un error calificar como fascista al terrorismo etarra; Eduardo Palomar Baró comenta la «Carta del socialista Jean Jaurès a su hijo», en la que le animaba a estudiar la religión católica; Carlos Baltés se interroga «¿Con qué rapidez queremos salir de la crisis económica»; por último, Fernando Paz con «Las oraciones en piedra de los cristianos», nos proporciona novedosas claves, fundamentalmente desde la arqueología, imprescindibles para entender el entorno humano y cultural que vio nacer a las primeras comunidades cristianas en Tierra Santa.
La sección “Crónica”, de análisis político actual, corre a cargo de Juan Ignacio Peñalba.
Por último, la sección “Libros” recoge diversas reseñas de novedades bibliográficas relevantes a cargo de Ángel Maestro, Gregorio Paz y Ricardo Yesares.
 Una revista y un número que merece un espacio privilegiado en cualquier biblioteca –pública o privada-  que se precie. No en vano, 25.000 páginas ya publicadas, lo avalan.

Redacción
Fundación Balmes (fundacionbalmes@yahoo.es) – Teléfono: 91 457 18 75