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Diario YA


 

Rusia 1917, Chile 2019-2020

Por José Luis Orella

Ya pasó Octubre Rojo 2019, pero estamos atentos a su reedición recargada. Matrix volverá por sus fueros perdidos. Marxistrix, más bien.
El 8 de abril pasado -una eternidad con lo lentos que son estos tiempos de cuarentena- escribí en El Mercurio:
“En su momento, la agresión se presentará de nuevo muy en serio y mejor planificada aún que en octubre. En la salud, los equipos que llevarán meses enfrentando la agotadora tarea en la que desde hace pocas semanas comenzaron a implicarse, sí, los mismos que hoy veneramos, van a ser tentados por los activistas de siempre, para lanzarse a las calles, radicalmente, contra el sistema; y en la educación, los estudiantes de todos los niveles, junto a los profesores de Aguilar, serán de nuevo grito y pataleta contra el cosmos; y aparecerán los comités de cesantes por ramas de la producción, sí, muchos comités, algunos verdaderos, otros de fachada, para arremeter contra el modelo; y se organizarán las tomas de terrenos, movilizando pobladores. En paralelo, por supuesto, media docenita de proyectos de ley socializantes -ya los hemos comenzado a ver- pondrán en jaque al Gobierno y a Chile Vamos, presentándolos como insensibles ante la terrible crisis.”
Hoy, a las puertas de junio, no cambio ni una coma de ese pronóstico.
Entonces, para ayudar a prevenir, he leído mucho sobre las revoluciones rusas de 1917 -la de marzo y la de noviembre (según nuestro calendario)- y dentro de poco trataré de ofrecer una conferencia grabada sobre el tema.
Por ahora, sólo estas coordenadas que pueden servir para que muchos pensemos juntos sobre el mismo asunto.
1. La primera de las revoluciones de 1917 usó el hambre como motivo y lo hizo en un contexto de guerra.
2. Enfrentó a un gobierno sin voluntad política para mantener el orden público y, además desprestigiado por sus derrotas en la guerra (aunque las opiniones estén muy divididas sobre si la estaba perdiendo o no).
3. Las fuerzas revolucionarias eran múltiples, muy desarticuladas y sus liderazgos internos, pobres. Bolcheviques, mencheviques, eseristas y anarquistas, todos ellos se odiaban cordialmente entre sí, pero tenían una convicción común: fuera el gobierno.
4. Las fuerzas burguesas -liberales constitucionalistas democráticos y otros miembros del Bloque Progresista- sólo querían reformar el sistema (algunos eran incluso monárquicos) pero carecían de valor para negociar sin transar unas pocas convicciones fundamentales. Así le fue al Gobierno Provisional: lo arrasaron en poco más de 7 meses.
5. El mito de la Asamblea Constituyente movilizaba a todos los grupos revolucionarios hacia un punto focal común y, de paso, inmovilizaba a las fuerzas burguesas, obligadas a pasar por ahí mismo, incapaces de negarse a ese pie forzado.
6. Los revolucionarios se apoyaron inicialmente en los obreros, pero fue desde la intelectualidad -activistas profesionales y estudiantes- que se condujo el proceso de marzo a noviembre. De un poder dual, compartido con los políticos burgueses, al poder único, al poder bolchevique.
7. El factor decisivo fue el Ejército (de mucho menor importancia, la Marina, por las características de Rusia). Poner a los soldados contra sus oficiales y contra el principio de autoridad, permitió la simbiosis de estudiantes, obreros y soldados en marzo, (los soviets) como la conducción bolchevique para manipularlos a todos en noviembre.
¿Qué elementos de los brevemente reseñados -y en qué medida- se aplican a octubre 2019 y se replicarán potenciados en octubre 2020?