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Diario YA


 

En los dos mil años de historia del Pontificado

Sólo cinco Pontífices han renunciado a lo largo de la historia de la Iglesia

En los dos mil años de historia del Pontificado pocos papas han renunciado a la dignidad pontificia. La renuncia más conocida es la de san Celestino V (1294-1294), pero no ha sido la única.

Otras papas que renunciaron son:

San Ponciano (230-235). Elegido el 21 de julio del 230, en la época del emperador Alejandroo Severo. Cinco años después tomó el poder Maximinio Tracio y reanudó las persecuciones contra los cristianos. Según una antigua tradición, Ponciano y el antipapa Hipólito fueron deportados a las minas de Cerdeña. Y en aquella dura situación, ambos rivales tuvieron ocasión de ponderar el daño que con sus divisiones estaban haciendo a la Iglesia y se reconciliaron, renunciando el papa Ponciano a su dignidad, al mismo tiempo que Hipólito ponía término a su rebeldía con el fin de facilitar la restauración de la unidad. No tardaron ambos en sufrir el martirio. Según anota el Liber Pontificalis, Ponciano murió affictus et maceratus fustibus.
 
San Silverio (536-537). Muerto san Agapito I fue elegido papa un subdiácono de nombre Silverio. Su pontificado fue breve. Acusado injustamente con pruebas falsas de haber conspirado para entregar Roma a los godos, el general imperial Belisario arrebató a Silverio el pallium, le devolvió a su antiguo rango de subdiácono, y anunció al pueblo su deposición. Una vez depuesto Silverio, Belisario promovió la elección de Vigilio para la Sede romana. Pero el pueblo no aceptó los hechos y el emperador Justianiano dispuso que Silverio fuera conducido a Roma para allí ser sometido a un juicio justo. Durante el viaje el Papa fue detenido y enviado bajo custodia a la isla de Palmaria, cerca de Gaeta. Allí, sometido a amenazas, el 11 de noviembre del año 537 abdicó, falleciendo poco después.
 
San Martín I (649-655). Fue perseguido por el emperador Constante II. En plena Basílica de San Juan de Letrán fue detenido por Teodoro Caliapas, exarca de Rávena, por orden imperial. Maltratado, fue sometido a juicio, acusado de alta traición, fue condenado a muerte. La sentencia se conmutó por destierro a perpetuidad. Falleció en Quersoneso (Crimea), el 16 de septiembre del 655. Profunda amargura hubo de sentir Martín I cuando supo que, pese a sus recomendaciones de resistencia, el clero romano había elegido, el 10 de agosto del 654, para sustituirle a un presbítero llamado Eugenio. Posteriormente, el papa Martín I, para evitar un cisma, decidió renunciar al pontificado, a la vez que reconocía la legitimidad de su sucesor, Eugenio I.
 
Juan XVIII (1003-1009). El Liber Pontificalis afirma que Juan XVIII murió siendo monje en San Pablo extramuros. Esta noticia se interpreta como si poco antes de su muerte hubiera decidido abdicar retirándose a un monasterio.