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Sarkozy saca adelante su reforma constitucional

Diputados y senadores reunidos en una sesión conjunta del Congreso en Versalles aprobaron ayer por tan sólo un voto la ley de reforma de la Constitución francesa impulsada por Nicolas Sarkozy, que sale adelante gracias a 539 votos, es decir, sólo uno más de los requeridos para obtener los tres quintos necesarios. Votaron en contra 357 parlamentarios.

   Considerada una de las principales apuestas de Sarkozy para modernizar la V República, con el voto en Versalles se culmina un año de reflexión, debates y enfrentamientos y se materializa la vigésimo cuarta revisión constitucional desde 1958. Sarkozy logra, de paso, superar el 'test' político en el que la oposición había convertido la jornada de Versalles.

   Desde Dublín, adonde viajó para abordar el rechazo irlandés al Tratado de Lisboa, Sarkozy se felicitó de la adopción de la reforma, lo consideró una victoria para la democracia y aseguró que no había ganado "un campo frente a otro".

   "Eran muchos los observadores que dudaban de nuestra capacidad de lograrlo y quiero decir que no es un campo el que ha ganado frente a otro, esta tarde es la democracia francesa la que ha ganado", dijo. No obstante, subrayó que "una vez más, el campo del cambio, de la modernidad ha ganado frente al campo del inmovilismo, la rigidez y el sectarismo".

   Mientras, durante la intervención con la que se abrió el debate, el primer ministro, François Fillon, apeló al espíritu de "responsabilidad y cohesión nacional" para que el Congreso de Versalles diera su visto bueno a la reforma. "Nuestra Constitución no es ni de derechas ni de izquierdas. Es nuestra ley fundamental", dijo Fillon en el hemiciclo del Castillo de Luis XIV.

   El texto otorga nuevos poderes al Parlamento y a los ciudadanos y enmarca el poder del presidente de la República limitando a dos los mandatos consecutivos, si bien permite que el jefe del Estado pueda expresarse directamente ante los parlamentarios, un derecho del que ahora carece.

   Además, introduce el reconocimiento de las lenguas regionales y mantiene la obligatoriedad de someter a referéndum cualquier ampliación de la Unión Europea pero abre la vía a que el jefe del Estado pueda hacerlo a través de la ratificación parlamentaria. La oposición ha denunciado las "presiones" ejercidas sobre algunos diputados de la derecha, reticentes a votar a favor de la reforma.

   "Allí donde esperábamos progresos para la democracia, ustedes nos proponen reforzar la tiranía ", espetó el orador socialista en el Congreso, Bernard Frimat, al anunciar el voto en contra de los senadores de su partido.

   El texto votado hoy introduce algunos cambios que afectan tanto al Jefe del Estado y al Ejecutivo como al Parlamento. En el primer caso, introduce el derecho hasta ahora negado al presidente de la República de tomar la palabra ante el Parlamento y cuya declaración puede dar lugar a un debate sin voto.

   A cambio, se limitan a dos sus mandatos consecutivos; se suprime el derecho de gracia colectivo y se desbanca al jefe del Estado de la presidencia del Consejo Superior de la Magistratura. Mientras, los ministros que sean a su vez parlamentarios recuperarán su escaño automáticamente cuando dimitan o dejen su puesto en el Gobierno.

   Para el Parlamento, los cambios introducidos por la reforma pasan por la limitación del recurso a adoptar leyes sin voto, salvo los proyectos de ley de finanzas y de seguridad social. Además, el Gobierno sólo podrá decidir el orden del día 15 días al mes, frente a 14 para la mayoría parlamentaria y uno para la oposición. Los proyectos de ley se examinarán según la versión adoptada en comisión y no la inicial remitida por el Gobierno.

   El Gobierno debe asimismo informar al Parlamento de las intervenciones armadas en el extranjero que duren tres días y pedir su autorización si la operación se prolonga más allá de cuatro meses. Otro poder otorgado al Parlamento es la posibilidad de veto a los nombramientos más importantes del Jefe del Estado.

   Para los ciudadanos, la reforma constitucional se traducirá en la posibilidad de celebrar un referéndum de iniciativa popular si un quinto del Parlamento lo promueve y logra el 10 por ciento de apoyo del censo electoral.

   Asimismo, se podrá acudir a un 'Defensor de derechos' si los usuarios de un servicio público consideran lesionados sus derechos. Los que estén inmersos en un proceso judicial podrán igualmente acudir al Consejo Superior de la Magistratura.

   Las nuevas adhesiones a la Unión Europea se ratificarán por referéndum o por vía parlamentaria si los tres quintos de la Asamblea y el Senado así lo solicitan. A partir de ahora, además, las lenguas regionales pertenecen al "patrimonio nacional" de Francia.

   La votación se ha visto precedida de un gran suspense por la anunciada negativa de los socialistas a aceptar un texto que juzgan insuficiente para garantizar los derechos de la oposición, mientras que el Elíseo se ha movilizado intensamente para evitar lo que se habría considerado sin duda como un duro golpe asestado al presidente de la República. Las disposiciones previstas en la ley de reforma de las instituciones son apoyadas masivamente por los franceses, según los últimos sondeos.

   Del lado socialista, su portavoz, Julien Dray, considera un "signo" de que las críticas del PS estaban bien fundadas el hecho de que la reforma haya salido por un sólo voto. "A pesar de las presiones incesantes sobre los parlamentarios de la mayoría presidencial, a pesar de los despidos individuales o colectivos organizados en la izquierda, a pesar de las amenazas y los chantajes, el proyecto sólo se adoptó con un voto más de los requeridos", subrayó en un comunicado.

   En la misma línea, el presidente del Grupo en la Asamblea, Jean-Marc Ayrault, calificó el resultado de "patético" y apuntó directamente a Jack Lang, que se había desmarcado de la línea del partido, como culpable.

   "Entre los socialistas Jack Lang ha sido el único que no actuó con solidaridad", se lamentó. De "advenimiento de la tiranía de un sólo voto" calificó la jornada el también socialista Arnaud Montebourg, que habló igualmente de "un voto de más", en clara alusión a su correligionario Lang.

   Para el Partido Comunista, el Parlamento, que desde hace un año es "menospreciado, ridiculizado y martirizado" por el presidente de la República, le ha dado no obstante mayoritariamente su confianza.

   "De las magras modificaciones, los franceses recordarán que el presidente tendrá una tribuna suplementaria. Por el contrario, no dejarán de notar, a pesar de las promesas presidenciales, la ausencia de inscripción en la Constitución del derecho de voto de los residentes extranjeros y la prórroga 'sine die' del escrutinio proporcional", sostiene el PCF.

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