Sigfrido Herráez. 16 de febrero. Sólo así se entiende que idea tan peregrina como la que intentaré plasmar en estas líneas, haya pasado, siquiera por mi imaginación. 
Este artículo lo escribí justo unos días antes de leer en todos los titulares de medios nacionales que en España hay ya tres millones de funcionarios... 
Es de suponer que, a estas alturas, todos sabemos (incluidos los tardíos) que estamos inmersos en una crisis. Debido a esta inmersión, todos hemos tomado medidas restrictivas, de ahorro... en aspectos como el doméstico o el laboral. Medidas, en algún caso, muy dolorosas. Dejar de hacer algo que nos gustaba, no comprar algún capricho o cosa si no es imprescindible... 
En el ámbito laboral, las medidas tienen que ver, así mismo, con el ahorro (hasta de grapas): menos desplazamientos, menos gastos de representación... y lo que es más grave, restricciones en el número de trabajadores en las empresas (hasta llegar en algunos casos al expediente de regulación de empleo)... 
Pues bien, he dicho "todos" cuando me refería a tomar medidas y... no es verdad. Las administraciones y los que en ellas nos representan (salvo rarísimas excepciones) no parecen estar en crisis o, lo que es peor, siendo conscientes de que están en crisis, no hacen nada por soslayar sus efectos. 
No sólo me estoy refirindo a gastar menos (no gastan porque empiezan a no tener) sino a tomar medidas (duras y dolorosas politicamente hablando) en el aspecto del personal que presta sus servicios en las distintas administraciones. 
Empezando por los eventuales, interinos, laborales y... llegando al "endiosado" e "intocable" funcionario. A todos ellos los conocí y los traté en mi etapa de concejal de personal del Ayuntamiento de Madrid. Cuatro años como "gerente" de la empresa más grande de España con sede en una única ciudad me dan pie para manifestarme como lo hago en este momento. 
Nos hemos resignado los ciudadanos (los liberales y los que no lo son) a pagar cada año un incremento del 20% en el IBI (impuesto de bienes inmuebles). Tengo los recibos por si alguien comete la imprudencia de intentar rebatir. Nuevas tasas como la de basuras... impuestos, multas, pagos por prestación de servicios por los que antes no se pagaba... en una palabra, subida de impuestos y de lo que hay que pagar por vivir. 
Cada vez más trabajadores en la admistración... hubo quien pensó alguna vez que así solucionaría en parte el problema del paro... y cada vez menos servicio y, desde luego, menos inversión en nuestras calles. 

Ya sé que la ecuación, desde el punto de vista liberal, sólo tiene un resultado, pero seguramente lo liberal, por lo menos en este tema, no está de moda...