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Diario YA


 

Un mal menor

Rafael González. 4 de enero. 

Salir de Málaga para entrar en Malagón. Dicho de otra manera, ir de Guatemala a Guatepeor. O bien, de esta otra, seguramente la más antigua: andar de Herodes a Pilato. Lo siento, pero recién convertido al pesimismo, lamento tener que decir que da igual quien gane las elecciones vascas, sorprendentemente convocadas por Ibarreche (O Ibarretxe) para el uno de marzo. Si las gana el PNV, seguiremos soportando al lendakari actual; y si el PSE, por primera vez tendremos un lendakari no del PNV, lo que no quiere decir que no vaya a resultarnos más nacionalista que Ibarreche. Como para fiarse, después del chasco de Cataluña, donde un andaluz de Iznájar (Córdoba), ha resultado ser más nacionalista que Jordi Pujol.

El caso es que el Euskobarómetro de diciembre da empate técnico entre PNV y PSE, lo cual quiere decir que el candidato socialista, Patxi López, puede ocupar la Lehendakaritza. Pero para eso requeriría algún acuerdo con otro grupo. Ese grupo podría ser el PP, si es que su electorado ha asumido el disgusto de la salida de María San Gil y ha disipado las dudas de contemporizar con el PNV. Todo parece indicar que así ha sido, como lo demuestra que siga siendo prioritario el objetivo de  un cambio de gobierno, para lo que el PP no descarta apoyar a Patxi López a fin de  que logre la investidura. Para ello el PP necesita mantener su fuerza parlamentaria y convencer a muchos de sus electores, que tan deseosos están de cambiar el rumbo de la historia del País Vasco que incluso estarían dispuestos, como mal menor, a votar directamente al PSE.

Les mueve, obvio es decirlo, razones de salud democrática, que salvo la corriente fascistoide que arrastra a los jeltzales, preocupa a los que se asfixian en el País Vasco y reclaman con urgencia la alternancia en el poder. Veintinueve años de nacionalismo monocolor ha dejado a la sociedad vasca en una especie de nebulosa que le impide vislumbrar otras perspectivas.

Sin embargo, no se puede uno fiar. Quiero decir, que el apoyo de los populares al socialismo vasco puede resultar rana. ¿Cambiar el rumbo de la historia en Euskadi con el PSOE en el poder? Vuelvo a recordar el caso catalán y la marcha que lleva  Montilla. Aquí, como en Galicia, es alucinante la reconversión neonacionalista del PSOE, y con qué facilidad compite, e incluso aventaja, a los nacionalistas en asumir sus demandas más radicales sin dejar de proclamarse socialistas.

La estrategia de Ibarreche de convocar elecciones el uno de marzo, coincidiendo deliberadamente con las gallegas, está claro que supone un intento de dejar en evidencia a los socialistas. En Galicia, el PSOE compite con el PP, mientras que en el País Vasco necesitaría los votos de esta formación para que Patxi López ocupe Ajuria Enea. O dicho de otra manera: los socialistas gallegos tienen que defender su gestión de cogobierno con los nacionalistas radicales del Bloque Nacionalista Gallego, en tanto que los socialistas vasco tienen que atacar la gestión de los nacionalistas, que están demostrado que no son menos radicales que los del Bloque. Así pues, lo que trata Ibarreche es poner en tela de juicio la doble cara del PSOE, que tendrían en el PP un rival de una Autonomía y un aliado en otra. Por algo será que Ibarreche tiene cejas mefistofélicas.

Sin embargo, y a pesar de todos los peligros que pueda entrañar un apoyo al PSOE, personalmente creo que en esta ocasión tal vez esté justificado que el PP sea, como le dicen ahora, un Partido P’ayudar. Porque lo verdaderamente prioritario en el País Vasco, por salud democrática, es cambiar el régimen, sí, digo bien, el régimen; acabar políticamente con quienes llevan veintinueve años en el poder. Por muy malos que sean los gobiernos del PSOE, que lo son y lo tienen bien demostrado, aún creo, y lo digo desde mi pesimismo, que lo que está haciendo el PNV es insuperable. Por eso se han tenido que marchar miles y miles de ciudadanos indefensos, huyendo de la amenaza terrorista o angustiados por la presión social que supone declararse no nacionalista. 

 

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