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que la universidad esté tan tranquila, no debe tranquilizar a nadie

Universidades: ¿Porqué tan tranquilas?

Gonzalo Rojas Sánchez. La pregunta es recurrente: ¿cómo está la Universidad?

Tiene sentido que profesionales y madres de familia, emprendedores y profesores de colegios, se interesen por igual respecto del estado de nuestras casas de estudios superiores al terminar el primer semestre.

La respuesta constante, por ahora, es: tranquila.

Mira qué bueno, suele ser el comentario que cierra la conversación, peroŠ ¿puede ser bueno que las universidades estén tranquilas?

Si por tranquilidad se entiende en un periodo que abarca ya cuatro años -2011-2014- la ausencia de tomas, funas, paros y encapuchados, bienvenida sea esa tranquilidad. Efectivamente, anarquistas y autónomos, comunistas y revolucionario-democráticos (especies diferenciables por los especialistas en zoología estudiantil) llevan varios meses comportándose con ponderación: a veces da la impresión que de los pocos activistas que movían esas organizaciones de tan enorme presencia tres años atrás, los que ya egresaron, están casi todos colocaditos en los ministerios y en el parlamento; y que los que ahora los imitan, no tienen la misma fuerza o están esperando un escenario diferente para moverse. ¿La inorganicidad, la frivolidad de los proyectos de reforma educacional que propicia el gobierno de Bachelet, quizás?

Es muy probable.

Pero hay otra tranquilidad muy ingrata. Tiene que ver con la pasividad de tantos bienpensantes que justamente en estos momentos de un cierto vacío en la presencia de las izquierdas -la Confech se muestra hoy pálida y deslavada- no toman la iniciativa.

¿Porqué no ha habido una clara ofensiva intelectual y comunicacional de los dirigentes estudiantiles partidarios de una educación libre? ¿Qué ha faltado para que se organice un gran Congreso de alumnos universitarios gremialistas, independientes y otros grupos afines, en que se demuela con los argumentos obvios la pésima formulación gobiernista para la educación chilena? ¿Hemos fallado también los profesores al descuidar nuestras tareas formativas en estas dimensiones?

Estas son las preguntas que modifican aquella respuesta inicial: que la universidad esté tan tranquila, no debe tranquilizar a nadie.

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