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Diario YA


 

¿En nombre de qué soberanía?

Virgilio Samakuva. Hace pocos días,  terminó una gira diplomática realizada por una delegación parlamentaria de UNITA  a EE.UU. y a ciertos Estados de la Unión Europea, entre ellos España. En estos países, los parlamentarios han tenido la oportunidad de informar a personalidades de distintos sectores,  sobre la actual situación socio política y económica de Angola.
Uno de los puntos más calientes de la visita ha sido el de la violación de los Derechos Humanos en Angola, que ha culminado con los sucesos del pasado mes de Abril en el del Monte Sumi, provincia de Huambo, en plena región central de Angola  donde, centenares de ciudadanos han sido masacrados, por las fuerzas de seguridad .
 Además de que el  gobierno rechazó por diez días el acercamiento a la zona,  de  prensa, médicos,  ambulancias, ongs, voluntarios y todo lo destinado  a socorrer a las víctimas,  tampoco permitió el acercamiento de delegaciones de  parlamentarios para ver in situ  lo que estaba sucediendo.  Al contrario, hubo amenazas contra los diputados que lo intentaron.
Muchas preguntas se han quedado en el aire: ¿Cuál es la versión correcta? ¿La oficial de 20 muertos, o la que habla de  más de 1 000 (mil) fallecidos? ¿Cuántos heridos? ¿Adónde se encuentran éstos? ¿Por qué se  bloqueó la zona? ¿Por qué no ha habido ambulancias y otros medios de evacuación de heridos? ¿Por qué la prohibición de la prensa?
Afortunadamente, fotos y videos sacados por los propios policías en acción, han llegado a las manos de los parlamentarios de UNITA que han tenido ocasión de compartirlos con los diferentes interlocutores durante su gira,  y ahora, nuevas informaciones están saliendo a la luz sobre el terreno. Asimismo, la lectura más atenta de los materiales, ayuda a comprender la gravedad de lo que realmente pasó en el Monte Sumi, y añade  la necesidad de profundizar en la investigación, para que se depuren responsabilidades y que  se puedan prevenir  crímenes iguales o  mayores en el futuro.
En las grabaciones, se pueden ver imágenes fuertes que no dejan dudas sobre el lugar,  los autores y las víctimas. Pero hay una imagen todavía más fuerte; tremenda. En ella, se ve a un policía que se acerca a una pila de muertos y al constatar que en el medio hay una persona que todavía mueve su brazo, en vez de prestarle socorro, saca  una porra y golpea al moribundo. Éste intenta levantar la cabeza y el policía le remata con otro golpe. La imagen llega a ser peor que la de Charlie Hebdo porque aquí se remata al herido con un palo pero además con otra diferencia;  es que el autor forma parte de un Cuerpo de Seguridad de un Estado y encima,  un Estado que es miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU llamado Angola.
Ésta y otras imágenes del video, dan a cualquier observador la respuesta clara sobre el destino que han tenido numerosos heridos de los que no hubo noticia, y justifica por sí solo, la ausencia de ambulancias  u otros servicios de asistencia médica alrededor del Monte Sumi. Premeditadamente, estos medios no eran necesarios porque la intención de los autores morales y materiales era exterminar ese pueblo, impidiendo asistencia a los heridos.
Tengo  dificultades en mantener la idea de que 40 años después de la Independencia, fuerzas de policía de la República independiente de Angola, puedan llegar a comportarse de la forma en que lo han hecho en el Monte Sumi. No soporto pues, la idea de arrinconarme  y callar, ante tanta barbarie e injusticia de los que han dado esas ordenes en pleno siglo XXI.  Rechazo la idea de callar y no poder reclamar de forma reiterada, solidaridad del Mundo Libre.  Seriamos todos cómplices.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, ha hecho un ejemplar pronunciamiento sobre el asunto, exigiendo la apertura de una investigación independiente. De forma arrogante, el régimen dictatorial angoleño,  contesta que la ONU pida disculpas por su llamamiento y que no va a permitir ninguna investigación independiente,  porque Angola es un estado soberano.
Sencillamente, la situación en Angola exige el esfuerzo del sano pueblo  angoleño, pero también necesita de la solidaridad de todo el Mundo y en particular de los políticos, de las instituciones internacionales, de académicos, de los defensores de los derechos humanos, de los tribunales, de los empresarios, del  mundo de la ciencia etc,  para que se puedan prevenir ahora, calamidades peores que pueden llegar al país, si no se hace nada ante tales comportamientos.
Si en nombre y bajo  la “soberanía de los Estados”, los poderes constituidos se convierten en terroristas para sus propios pueblos, masacrando “al soberano” como ha sucedido en Sumi tal y como demuestran las imágenes disponibles,   y no pasa nada, entonces hay que tomar conciencia de que tenemos un Mundo cada vez más enfermo.      

11 de junio de 2015