La Lupa del YA. Mucho dieron que hablar la Semana del Orgullo Gay y sus locas, pero toda nuestra atención se centra estos días en la afición que le han cogido los hombres y mujeres públicas al travestismo, entendido éste como el juego de la doble identidad.
 
Comencemos por D. Mariano. Arrancó la semana vestido de "Santiago y cierra España", montando en cólera por la "performance" con la que la Ministra-Vicepresidenta Salgado sustituyó la siesta dominical, anunciando sus planes para desmembrar España por la vía del modelo de financiación autonómica. Y ayer, cambió su indumentaria por esa otra  a la que nos tiene más acostumbrados, de repostero, habituado al "pasteleo" con el PSOE, y a llevarse el pastel que a las comunidades por su partido gobernadas les pudiera corresponder. Eso sí, tratando de salvar los trastos con una timorata abstención en la votación celebrada la pasada tarde, que vende como un descontento sin fisuras. En otro momento provocaría hilaridad pero cuando a uno le tientan la ya menguada bolsa de las monedas le duele tanto como si de la bolsa escrotal se tratara.
 
La presidenta de la Comunidad y del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, también despertó el día de ayer disfrazada de Agustina de Aragón con calcetines blancos, anunciando que su Gobierno votaría durante la tarde en contra del nuevo sistema de financiación autonómica salvo que... el Partido Popular nacional (¿de qué nación?) decidiera otra cosa antes de la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera. Jopeta con los principios mutantes de la lideresa. Sinceramente, prefiero la actitud de su correligionaria Celia Villalobos. Al menos ella no cambia nunca su "look" de minifaldera pidiendo guerra, y si le sale votar en clave proabortista, se pasa por el arco mudéjar la disciplina de partido y no engaña a nadie. Finalmente, para los que no conozcan la cosa, Espe, se travistió de pobre mujer que no llega a fin de mes, y siguió la consigna de trincar lo que se pudiera para su Comunidad. Y allá películas lo que suceda con los demás parias de la tierra, que para eso es Marquesa Consorte, y tener título nobiliario no obliga a ser noble con los otros prójimos.

Para finalizar con estos días de cambios a lo Mortadelo, revisemos el caso de Carlos Dívar, Presidente del Consejo General del Poder Judicial. Mucho revuelo causó entre los progres su nombramiento, escandalizados por su exhibicionismo católico, sus fervorosas peregrinaciones a Tierra Santa y sus comadreos con la Hermandad del Valle de los Caídos. Ahí es nada. Pues bien, este cruzado de la fe sorprendía a propios y extraños cuando mudaba sus hábitos por otros más propios de la "miembra" Aído y... dejaba acontecer que el Consejo por él presidido bendijese el proyecto de ley de aborto libre.
 
Visto lo visto, el ropero de la Vice debe ser un minísculo armarito, comparado con el almacén de disfraces que debe abastecer a nuestros protagonistas de hoy. Cosas veredes amigo Sancho.