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José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

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¿Conviene atar el dinero en un depósito a largo plazo en 2025?

En tiempos de incertidumbre financiera, muchas personas se preguntan si sigue siendo buena idea apostar por los depósitos a plazo fijo. Este producto bancario, que durante años fue sinónimo de seguridad y rentabilidad moderada, vuelve a estar sobre la mesa gracias a la subida de los tipos de interés impulsada por el Banco Central Europeo. Ahora bien, la gran cuestión es: ¿vale la pena comprometer el dinero durante varios años en 2025?

La seguridad que muchos buscan
Uno de los principales atractivos de los depósitos es, sin duda, la seguridad. El dinero está protegido por el Fondo de Garantía de Depósitos, lo que significa que hasta 100.000 euros por titular y entidad están cubiertos en caso de problemas. Para quienes priorizan dormir tranquilos, este es un factor decisivo.
Además, frente a inversiones más volátiles como la bolsa o las criptomonedas, un depósito ofrece la certeza de saber exactamente cuánto se va a ganar al final del plazo. No es casualidad que muchos ahorradores conservadores los estén revisando de nuevo, sobre todo tras años en los que apenas ofrecían intereses.

Las ventajas más visibles
Si miramos el panorama actual, los bancos vuelven a lanzar ofertas con intereses atractivos. En países como Italia o Portugal, los depósitos ya superan el 3 por ciento anual, y en España empiezan a moverse en esa dirección. Para quienes tienen liquidez y no quieren riesgos, puede ser un buen momento para asegurarse un tipo de interés fijo durante varios años.
Otra ventaja es la sencillez. No hay complicadas gestiones ni seguimiento diario de mercados. Firmas, depositas y esperas. Y para muchas familias, esa claridad es un alivio frente a productos financieros más complejos. Incluso algunos analistas destacan que, en épocas de inflación moderada, los depósitos pueden ser un complemento interesante dentro de una estrategia de ahorro diversificada.

Pero, ¿y las desventajas?
Aquí está la otra cara de la moneda. Atar el dinero durante cinco o más años implica renunciar a flexibilidad. Si surge una emergencia o una oportunidad de inversión mejor, el capital no estará disponible sin penalizaciones. Y eso puede ser un problema en un contexto económico tan cambiante.
Otro punto clave es la inflación. Aunque los depósitos recuperan cierta rentabilidad, no siempre logran superar el aumento del coste de la vida. Un depósito al 2,5 por ciento puede sonar atractivo, pero si la inflación es del 3 por ciento, en términos reales el dinero pierde valor. En este sentido, conviene comparar bien y analizar si es mejor un depósito a corto plazo o diversificar en otros instrumentos.
Por eso, cada vez más expertos recomiendan informarse a fondo antes de decidir. Recursos especializados como finanzas personales ofrecen comparativas útiles para no quedarse únicamente con la primera oferta del banco.

Entonces, ¿atar o no atar el dinero en 2025?
La respuesta no es única. Para quienes priorizan la seguridad y no necesitan liquidez inmediata, los depósitos a plazo fijo a largo plazo pueden ser una opción sólida, especialmente si logran intereses por encima del 3 por ciento. En cambio, quienes prefieran flexibilidad y no quieran quedar atrapados en un producto rígido deberían pensarlo dos veces.
La clave está en el equilibrio. No se trata de apostar todo a un único producto, sino de combinar alternativas. En este sentido, resulta útil revisar la letra pequeña y conocer bien las condiciones. Tal y como explican desde El Economista, no todas las ofertas son iguales y la rentabilidad final puede variar significativamente según el banco y el plazo elegido.