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José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

¿Cuántas horas de inglés o alemán se habrán estudiado desde la crisis?

Desde hace varios años, la movilidad laboral ha dejado de ser aquel fantasma que da miedo a convertirse en un gran reto a nivel profesional y, también, personal. Ahora escuchar que a nuestro alrededor se hacen mudanzas internacionales de Madrid a cualquier lugar de Europa es algo que no nos extraña.

¿Cuál es el perfil de la persona que decide marcharse a trabajar fuera de España? Podremos identificar, al menos, dos. Está quien no tiene nada aquí o tiene un empleo precario y decide dejarlo y marcharse para vivir una experiencia y aprender un idioma (generalmente inglés o alemán). Estas personas suelen ser jóvenes, con pocas líneas en el curriculum vitae, pero con muchas ganas de aprender, conocer otras culturas y vivir nuevas aventuras.

Por otro lado, está el segundo grupo. Son los expatriados. Trabajan en una multinacional o tienen la oportunidad de colaborar en un proyecto europeo, les ofrecen marcharse, y se van. Muchas veces acompañados de la familia, si la tienen, sobre todo si no hay tiempo definido de vuelta o si el salario es suficiente como para que, al menos al principio, puedan mantenerse todos los miembros de la familia de él. Las condiciones de expatriado, dependiendo del país, son muy buenas y a quienes marchan, les suele compensar de una manera u otra.

Entre estos dos perfiles existen multitud de variantes y situaciones personales y profesionales específicas que, quizá, no se engloban en ninguna de las dos tipologías, pero, generalmente, se establecen para simplificar y poder entender mejor la realidad de quienes emigran y su situación de partida.

El Mercado Único, la globalización, Internet y el libre acceso a la información han hecho caer las fronteras en el imaginario colectivo y acercar, mucho más, países y costumbres que antes se creían lejanas. Sería interesante calcular cuántas mudanzas internacionales de Madrid a otras capitales se han realizado en los últimos años, cuántas horas de inglés se han estudiado en las principales academias, cuántas de alemán o de francés.

Buceando en números, con la crisis, según recogía el Instituto Nacional de Estadística y se publicaba en marzo de 2016, a esa fecha existían 2.305.030 de españoles residentes en el extranjero y recalcaba que desde 2008, con el inicio de la crisis económica, el número había crecido en un 56%.

Esto significa que miles y miles de personas habrían desmantelado sus hogares para crearlos o recrearlos en otro lugar, como Reino Unido o Alemania, donde se les ofrecía, al menos, un presente laboral y profesional mejor que el que les ofrecía nuestro país, - si hablamos del primer perfil que hemos descrito y que, sin lugar a dudas, es el que preocupa especialmente a los dos políticos y a la sociedad.

Enfermería, ingeniería o empresa fueron las titulaciones más demandadas durante 2015, según un estudio realizado por Infojobs y, por otro lado, se conoce que son muchos los investigadores y científicos que están fuera de España.

A la espera de conocer datos oficiales sobre el aumento o disminución de estos movimientos, lo que está claro es que todos aquellos que marcharon, a su vuelta, ya no serán los mismos, por su experiencia, su enriquecimiento personal y por viaje.