
Fidel García. Se cumplen los 40 años de la aprobación de aborto como un imposible derecho contra el derecho fundamental y troncal a nacer de todo ser humano concebido y no nacido, sin el cual nadie existiría. Esta legislación abortista ha supuesto de hecho y derecho un cambio radical en España, lo que nunca antes había sucedido.
En 1983 se produjo ese gran cambio con la ley orgánica 9/85, que despenalizaba el aborto en tres supuestos: Riesgo grave para la salud física o psíquica de la madre; malformación del feto y violación. Esta ley en realidad no solo no avanzó la protección de la vida del no nacido, sino que supuso un retroceso en el derecho a la vida que es inherente a la dignidad de todo ser humano.
La posterior ley orgánica de 2/2020, ampliada en 2023 convirtió en el aborto, como un derecho a demanda hasta las 14 semanas, eliminando el proceso de reflexión. Este marco legislativo sectario de hecho ha logrado la desprotección de los no nacidos, cuyo derecho a vivir se denegado por una ideología falsa que es rechazada por los principios elementales de la antropología que defiende que la vida humana comienza en el mismo instante de la fecundación. Es un axioma científico demostrado que desde el mismo instante de la fecundación existe un nuevo individuo con código genético propio, cuya dignidad no puede ser negada con ideología política, aunque la defienda la ONU que utiliza el aborto como control de la natalidad
Resulta sorprendente y alarmante que en unos momentos de gravísima crisis demográfica que amenaza dejar Asturias sin futuro porque no nacen niños se hayan provocado en España durante estos 40 años más de 2.900.000 abortos. Se provocan actualmente 5.000 abortos, que constituyen un negocio sanguinario, más del 83% se pro