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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

la reforma del aborto propiciada por Gallardón que sería casi un punto y seguido de la que nos dejó Zapatero

ABORTISTAS

José Mª García de Tuñón Aza. Se discute estos días la reforma del aborto propiciada por Gallardón que sería casi un punto y seguido de la que nos dejó de herencia Rodríguez Zapatero. Con este motivo toda la progresía española juega sus cartas para dejar las cosas como estaban y si acaso ir todavía un poco más allá en sus intenciones. Por esta razón,  no hace mucho tiempo la actriz española Lola Herrera se presentaba en un plató de una cadena de televisión para defender el aborto. Salía ahora del armario después de que durante el franquismo nunca pronunciara una sola palabra en contra de las leyes de aquel régimen durante el cual ella alcanzó la mayor parte de sus éxitos en su profesión. Esta comedianta ha sido una más de las que en su día cayó bajo la influencia de Zapatero para servirle de comparsa y figurante una vez de que el fatídico presidente creara el Ministerio de Igualdad para el que nombraba ministra a la no menos fatídica Bibiana Aido, la que dijo que  «para mí un feto ―de trece semanas― es un ser vivo, claro, pero no podemos hablar de ser humano porque no tiene ninguna base científica»; la que dijo «los miembros y las miembras», y se quedó tan fresca; la que al mismo tiempo. pidió a la Iglesia que se limitara a hablar lo que es pecado, pero no lo que es delito. Estas palabras para el filósofo Bueno  «no es más que un signo de ignorancia hablar de la religión como algo opuesto a la razón, a una ministra que diga esto habría que tirarla por la ventana». De nuevo en aquella ocasión, el filósofo se refirió a la nefasta Aido diciendo de que hablaba como una esclava al decir que la mujer tiene derecho a su cuerpo porque. «eso sólo lo decían los esclavos que no tenían otra cosa».
Otro filósofo, Julián Marías,  dijo un día que el niño no nacido aún es una realidad viniente, que llegará si no lo paramos, si no lo matamos en el camino. Por eso los que comercian con el aborto, los empresarios de la muerte ―de la cultura de la muerte en palabras de Juan Pablo II― de tantos inocentes, son unos seres despreciables que no asumen, además, ningún riesgo jurídico porque no están cometiendo ningún acto delictivo  ya que, repitiendo las palabras de la desdichada ex ministra, «no podemos hablar de ser humano porque no tiene ninguna base científica»; pero que a nadie se le ocurra subir a un peñasco donde anidan las águilas, o cualquier otro tipo de aves rapaces, y ponerse manipular su nidal, su refugio, y, mucho menos, coger solamente un huevo de uno de estos alados tan protegidos y llevarlo para casa o, simplemente, romperlo como también se pudiera hacer con el huevo de un urogallo ya muy difíciles de encontrar en los montes de algunas regiones de España. Muy pronto todo el paso de la ley le caerá encima y su osadía le saldrá muy cara, siendo incluso detenido. Vd. podrá decir que no ha faltado a la ley porque si un feto que se desarrolla en el seno de una mujer no es un ser humano, un huevo fecundado por un águila, por ejemplo, tampoco es un águila.
Muchos se preguntarán ahora cuál es la causa de que en España se proteja más a esas aves que a las personas. Mejo dicho, a los embriones de esas aves que a los embriones de un ser humano.. La respuesta es muy sencilla: ejemplares de esas aves, según dicen los entendidos, hay muy pocos y, al parecer, humanos sobramos muchos. Es decir, los humanos no formamos parte de las especies protegidas y de ahí que hay que exterminar cuantos más mejor, por eso se producen tantos miles de abortos al año. Así, pues, si la criatura humana que se encuentra en el vientre de su madre pudiera hablar, estaría pidiendo que mejor sería para él que lo confundieran con el embrión de cualquier mamífero animal o, simplemente, con un huevo de una de esas especies protegidas.