Washington. El Tribunal Supremo de los Estados Unidos debatirá durante los días 26 y 27 de marzo el matrimonio homosexual, puesto que el Gobierno Federal no lo reconoce y está prohibido federalmente en cuarenta y uno de los cincuenta estados de América. El Gobierno de Obama considera discriminatoria la ley de Defensa del Matrimonio (DOMA) que data de 1996 y define el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer.
Según se anunció oficialmente esta semana, el 26 de marzo el alto tribunal planteará la prohibición de la unión de las parejas del mismo sexo en California y, al día siguiente, de la constitucionalidad de la ley federal sobre el matrimonio.
Desde que en 2004 el estado de Massachusetts permitió el matrimonio entre parejas del mismo sexo, ahora el matrimonio está legalizado solo en nueve estados individuales de los Estados Unidos: en Connecticut, Iowa, Vermont, New Hampshire y New York, Maine, Maryland y Washington. También lo reconoce el distrito de Columbia.
No obstante, es importante destacar que la legalización se ha alcanzado en todos los estados mediante sentencias judiciales y por vía legislativa, y nunca a través de un referéndum que avalara la decisión popular sobre este tema.
En 12 estados se prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo a través de los Estatutos, y en 29 estados a través de la Constitución de sus respectivos estados.
El 26 de marzo, la Corte Suprema se preguntará si la 14 Enmienda de la Constitución de Estados Unidos sobre la protección de la igualdad de los derechos prohíbe a California proclamar, en su propia Constitución, que el matrimonio es "entre un hombre y una mujer".
Los matrimonios gays fueron legales en California entre junio y noviembre de 2008, pero después se aprobó la Proposición 8ª que los prohíbe, y solo reconoce las uniones que se realizaron en este brevísimo período.
El 27 de marzo, se examinará la cuestión de los derechos y beneficios que la ley federal estadounidense otorga a los matrimonios heterosexuales pero no reconoce a los del mismo sexo, como los impuestos por sucesiones, contribuciones a la herencia, pensiones de jubilación, permisos o bajas laborales por maternidad, beneficios a los veteranos de guerra o seguros médicos, entre otros muchos.