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Esofagitis: ¿Cuáles son sus causas y cuál es el mejor tratamiento?

La esofagitis es la inflamación, infecciosa o no, del revestimiento interior del esógafo. Conozca los diferentes tipos de esofagitis y tratamiento habitual.

Aunque existen algunos casos de etiología autoinmune, la mayoría de las esofagitis son causadas por el reflujo de los jugos gástricos ( esofagitis por reflujo o ERGE ). En estos casos, la gastritis o el exceso de acidez estomacal, un problema en el esfínter gastroesofágico o una posible hernia de hiato provocan que parte de los jugos gástricos salga del estómago y alcancen el esófago. La mucosa esofágica no contiene los mecanismos de defensa frente a las condiciones de elevada acidez que sí presenta la mucosa gástrica, por lo que las secreciones procedentes del estómago dañan la parte interna del tubo del esófago. En ocasiones el reflujo es tan acusado que llega incluso a causar irritaciones de garganta o tos.

Existen factores que predisponen a la esofagitis, como son el consumo de alcohol o picantes, las comidas copiosas, las dispepsias o digestiones lentas y algunos fármacos orales.

El tratamiento de la esofagitis puede ser sólo farmacológico, aunque los mejores resultandos se obtienen combinando fármacos con dieta y unas pautas higiénicas. Los fármacos a utilizar pueden ser específicos contra el reflujo esofágico pero en muchas ocasiones basta con un simple antiácido.

Las pautas para tratar y prevenir la esofagitis por reflujo pasan por evitar todos los posibles causantes del problema como pueden ser el alcohol, el tabaco, las comidas muy grasas o especiadas y, en su lugar, realizar cinco o seis comidas diarias de alimentos de fácil digestión como frutas, verduras, arroz y cereales en general, pescados blancos y carnes magras. Cuando la esofagitis sea un efecto secundario de alguna medicación se tendrá en cuenta si esos fármacos pueden tomarse junto con las comidas, en cuyo casi se procederá de esta manera, o bien si no fuera posible se ingerirán con abundante agua. Si se consumen medicamentos específicos contra la acidez o el reflujo esogástrico se deberá atender a las posibles incompatibilidades de la toma conjunta junto con determinados fármacos ( los prospectos indican qué medicamentos pueden ver modificada su absorción por la toma conjunta y el tiempo de separación entre tomas necesario ).

Si la esofagitis se cronifica se corre el riesgo de sufrir ulceraciones y hemorragias en el esófago así como la posibilidad de desarrollar el llamado esófago de Barret, una alteración de esta porción del tubo digestivo donde se produce un estrechamiento del canal y aparecen lesiones pre-malignas.

En general, las esofagitis no cronificadas responden bien al tratamiento y remiten en pocos días. En el caso de procesos de cierta duración en el tiempo, el pronóstico también suele ser muy favorable, aunque el tratamiento sea algo más prolongado y pudiera requerirse un cambio permanente en ciertos hábitos de vida y de alimentación. También puede suceder que la mucosa erosionada del esófago sufra de alguna infección bacteriana y requiera tratamiento antibiótico junto con las pautas destinadas al cuidado del ERGE. Cuando la esofagitis tiene un trasfondo autoinmune también existen dieta y tratamientos que mejoran la calidad de vida del paciente y mantienen la sintomatología de la enfermedad bajo control.