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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

CRÓNICAS TEMERARIAS

La Iglesia por los suelos

Sergio Dugenest.  Como cada mañana, me encontraba en el interior del autobús de la empresa “Avanza” (según el permiso que le de el viento de cara) haciendo el trayecto Talavera de la Reina-Madrid.

Este, antiguo e incomodo, es del tipo en el que la distancia entre los asientos se asemeja al plástico que separa las lonchas de queso tipo “sabanitos”; es decir, que acabas sintiéndote una hamburguesa en caso de que el viajero que ocupa el asiento delante del tuyo lo recline sin piedad y alevosía.

 Aun cuando no lo hiciese te aparecerán unas rodilleras en el pantalón, fruto de la fusión entre estos y la tapicería del respaldo del asiento. Más dramático si esta fuera una imitación de piel de leopardo.
 
El trayecto en sí te ofrece dos posibilidades, debido a la hora y media de duración y al paisaje estéril y aburrido: dormir o escribir.
 
Los pocos elementos destacables en territorio Castellano- Manchego son; el castillo de Bayuela, una pareja de gavilanes a la altura de Maqueda y un conejo atropellado en las lindes de Santa Olaya.
 
Cruzando la línea divisoria que nos introduce en la Comunidad de Madrid el panorama cambia de forma sorprendente, es otro planeta.
 
A unos pocos kilómetros de la “Costa Marrón” nos encontramos con el hotel “ZEN” que se hallaba cerrado durante un tiempo considerable y al que en mala hora han despertado de su letargo añadiéndole  la frase “RELAX”.
 
Es de suponer que ese relax será para los clientes que  se deshacen de sus canas sin tener que utilizar “ just for men”, para el personal será prolongar esa pesadilla en el que unas sucias manos las arrancaron de sus familias y las transportaron a un infierno creado por el hombre.
 
Avistamos el complejo lúdico Xanadu donde los dioses aprenden a esquiar y seguir batallando entre bolazos de nieve.
 
A la altura de Móstoles nos encontramos “el Carreful” como dice mi amigo gitano Moisés, tan centro comercial como ruta de senderismo obligada para los compradores compulsivos.
Y ya en Alcorcón,…pasen, vean, comparen y compren.
 
Encaramos Campamento y a que cuarentón  no se le viene de forma subconsciente la frase “…y dices tu de mili”.
 
Cuarteles abandonados, cuarteles semi-abandonados, fachadas de antiguos carteles que dibujan  los decorados de alguna película de la II guerra  mundial; un paisaje que recuerda la imagen de muerte y abandono de un Chernobil a escasos minutos del Parque de atracciones de Madrid.
 
Y flanqueada ante ese crepúsculo urbanístico  se erguía una pequeña iglesia  cuyas  paredes eran de un blanco Inmaculado como la túnica de 1ª comunión, de ojivales ventanales, y un torreón que sustentaba un espigado tejado.
 
Una iglesia muy “cuca”, que te situaba en uno de esos pueblos del oeste como el de la serie “la casa de la pradera”. Era uno de esos edificios cuyo exterior te indica lo que es, en este caso una iglesia, no haciendo falta de ninguna indicación ni rótulo que lo diferencie de una fábrica de rodamientos. Dirán que lo importante es el interior pero hay que recordar que este se ha de reflejar en lo exterior, con sus pequeños detalles, con los adornos que le dan un sentido de gusto por lo bello y armónico que lo hacen agradable a  la vista; a diferencia de esta sociedad que se conforma con lo mediocre, con la confusión y el feísmo.
 
¿Cuantas misas tuvieron lugar en aquella iglesia?, ¿cuantas comuniones, bodas, funerales?, ¿Cuántas veces dio los buenos días con el tañido de su campana?, ¿Cuántas veces Jesús fue el alimento de los  fieles que regular o irregularmente entraron  en su aposento?
 
Allí se hallaba, sola, abandonada y cercada por unos cuarteles que ya no tenían nada que defender y nada por lo que arengar.
 
Sola, pero erguida como un faro que continua emitiendo su luz a pesar de secarse el océano que ilumina. Quienes navegamos por el asfalto de la  autovía añoramos sus destellos como ayuda y sentido de orientación en medio de una oscura y densa niebla.
 
Ayer al pasar pude ver como una grúa, dura como el metal te hizo morder el polvo; tu espigado sombrero como  el penacho de Cyrano fue cuanto quedó de tu existencia.
 
Sobre aquel templo construido sobre roca quizás construyan una mezquita, quizás será parte de un gran casino o,…de un local cuyo gran rotulo diga “SE COMPRA ORO”.
 
¡QUE TRISTE ESTA LA NACIONAL V SIN TU LUZ¡