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Diario YA


 

Los empresarios catalanes han estado cómodos

La patronal catalana se apea del tren de la independencia

“La dimensión política del 27S genera tensión y máxima preocupación desde la perspectiva empresarial”, asegura la patronal Foment del Treball.

Miguel Massanet Bosch.
Es evidente que, en Catalunya, los empresarios han pasado por dos importantes fases respeto a la deriva independentista que ha arrastrado a muchos catalanes a enrolarse en esta causa, perdida de antemano, que es el nacionalismo separatista, hoy en día, capitaneado por un grupo de ilusos cultivadores de utopías irrealizables que, impulsados por sus propias carencias y en franca estampida hacia el enfrentamiento frontal con la legalidad y la Constitución española, han decidido plantar cara al Estado, intentando arrastrar a los catalanes a la peor, más peligrosa, condenada al fracaso y absurda aventura, de independizarse de España; para afrontar, en solitario, el rechazo de todo el resto de naciones europeas, el aislamiento comercial, la quiebra interna y la decadencia de un país que, unido a España, tenía las mayores posibilidades de salir airoso de la pasada crisis económica.

Los empresarios catalanes han estado cómodos mientras pensaron que la estrategia del señor Mas era presentar su reivindicación independentista como una estratagema para conseguir del Estado español una ayuda, una financiación más suculenta par la autonomía catalana. Han discurrido por el camino peligroso de mostrarse, en un principio, tímidos antes de reaccionar ante el anuncio de Mas de desafiar al Estado, con el anuncio de exigir la independencia para el país catalán. Cuando pensaron que había tajada económica (la pela es la pela) que sacar del desafío soberanista, no se resistieron a poner su particular contribución llamando al diálogo, a la sensatez y, finalmente llegaron a mostrar su sintonía con la postura radical del señor Mas. Los hubo que se dejaron convencer por los cantos de sirena de Mas y Junqueras, que parecía que iban a conseguir un apoyo claro del resto de partidos catalanes, excluidos el PP y Ciudadanos. No obstante, el partido PSC, del señor Iceta, no ha participado de la entente para el separatismo; otros partidos decidieron excluirse de la lista unitaria para el sí, como ICV, la CUP y otros, han manifestado serias diferencias con los procedimientos poco ortodoxos de Artur Mas y sus trucos para evitar que lo que le pudiera ocurrir a CDC (acosada por los casos de corrupción heredados de la familia Pujol) acabara por afectarle a él como candidato. El último y más grave de los tropiezos para su candidatura ha surgido estos días cuando se ha conocido el contenido de un documento encontrado en la caja fuerte del señor Jordi Sumarroca, exconsejero Delegado de Teico e Hijos y confundidor de CDC con los Pujol; conocido como el “documento del 3%”, en el que aparecen las “mordidas” correspondientes a cinco obras que ayuntamientos del partido de Mas adjudicaron a la constructora.

Como no se podía esperar que ocurriera otra cosa, a medida que los meses han ido transcurriendo y han surgido discrepancias entre los partidos separatistas, y se tuvo conocimiento del caso Pujol – , en el que se han destapado la vida y milagros de sus hijos y de su propia esposa, Marta Ferrusola; acusados de haber obtenido encargos públicos sin que se hubieran sometido a licitación pública y, en consecuencia, de haberse enriquecido de forma escandalosa, a costa de la influencia de don Jordi que: o no quiso enterarse o, si lo hizo, es evidente que miró hacia otro lado mientras su familia se enriquecía escandalosamente – Un asunto del que, el señor Mas, ha querido distanciarse todo lo pasible sin que ello haya despejado las dudas de la parte que pudo tener él, como amigo íntimo de la familia del Honorable en tan tenebroso asunto. Últimamente parece que ya está sufriendo una especie de delirio que lo lleva a insistir tercamente en su obsesión soberanista aunque ve que cada vez es más angosto el camino que se le presenta para acometer su proyecto cuando, al final del el estrecho recorrido que le queda hasta el 27S sólo le espera un final parecido al de sus antecesores en estas lides los señores Maciá y Companys.  En su desquiciamiento ya no le importa perder las formas, acudir a los tópicos, agitar las aguas revueltas sin ahorrar insultos, desplantes, incumplimientos de las sentencias y de las leyes estatales.

Curiosamente, hasta este momento, el señor Rajoy y su equipo no  han dado muestras de intentar poner freno a semejante incontinencia y desafíos a la Constitución española. La situación catalana se ha ido agravando y aquellos empresarios que se dejaron engañar por las bravuconadas del gobierno catalán, a medida que se acerca el día de las elecciones autonómicas, el 27S, se empiezan a dar cuenta de lo que se están jugando, ellos y sus empresas, si se produjera una votación tan favorable al separatismo que fuera suficiente para encorajinar a quienes intentan consumar su escisión de España.

El primero de los empresarios catalanes que se mostró contrario a los objetivos de Mas y Junqueras y advirtió del peligro que suponía, para Catalunya y su empresas, el salir de España, fue el presidente de la empresa Freixent, fabricante de cava, sita en San Sadurní de Noya, el señor José Luis Bonet quien, de forma valiente y sin pelos en la lengua, advirtió de las consecuencias letales de semejante aventura. No obstante, la proximidad del día de los comicios catalanes, la irrupción de una fuerza importante de índole comunista, como es Podemos, que puede hacer tambalear los resultados en el sentido de dar fuerza a una entente de izquierdas (ERC y Podemos, quizá con el apoyo explícito de ICyV y los extremistas de la CUP, Alternativa de Izquierdas) y los problemas que viene planteando la famosa “lista unitaria para el sí” con el señor Romeva a la cabeza, poco dispuesto a dejarle todo el protagonismo a Mas y  con evidentes ganas de disputarle su liderazgo; unidos a la ambigua situación de Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, que todavía está indecisa si sumarse o no a la AMC o mantenerse neutral; está produciendo, entre el empresariado catalán, la sensación de que si no se manifiestan, si no dejan conocer sus prevenciones o no avisan, a Mas y sus adláteres, de lo que puede suceder en Catalunya, si siguen adelante con su intento de independencia; se exponen a quedarse en territorio de nadie y que, toda la pretendida y anunciada mejora para los catalanes y sus pensiones, que están anunciando a bombo y platillo los separatistas, acabe por llevar a sus empresas a una situación muy difícil, instaladas en una nueva nación fuera de Europa, con fronteras con España y Francia y todas las posibilidades de acabar como “el gallo de Morón, sin plumas y cacareando”.

El presidente de Empresarios de Catalunya, señor Joseph Bou, ha lanzado unas cuantas advertencias sobre el tema, que no tienen desperdicio: en primer lugar, ha recordado las 1.000 empresa que se han deslocalizado de Catalunya; ha manifestado que los empresarios ya tienen datos de lo que ocurriría en caso de que llevase adelante el proyecto independentista, “no queremos pensar lo que sería la independencia” porque “sería un verdadero disparate”. Ha dejado claro que las inversiones de otros países en Catalunya han bajado un 15,8%. Dice también, el señor Bou, que el señor Mas y sus acólitos se ha cargado el “espíritu de la burguesía catalana” y del catalanismo moderado. Ha reconocido que, hasta ahora, a los empresarios la política porque “iban, daban la cara y aplaudían” a los gobiernos nacionalistas, sin embargo afirma que ahora, “van a regañadientes”. Muchas de las grandes corporaciones han cambiado de opinión y ahora se muestran en contra de la independencia.

Las 10 empresas más grandes de Catalunya tienen parte de su negocio y del mercado en diferentes puntos de España. Hasta ahora, seguramente haciendo una valoración equivocada de hasta donde estaba dispuesto a llegar el señor Mas, “han jugado con fuego” y, si ahora pudieran rebobinar, rebobinarían. Ahora las empresas piden una votación masiva de un 70% o más, porque piensan que, a mayor número de votantes menos posibilidades les quedarían a los independentistas. “La educación que se ha tenido en Catalunya mire usted lo que ha traído” añade Bou, “no llegaba al 10% los que querían irse, y ahora están en el 30 y tantos por ciento”.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, contemplamos como, puede que demasiado tarde, pero con un realismo elogiable, el empresariado catalán, al menos una parte importante de él y, especialmente, las grandes empresas y multinacionales que continúan operando en tierras catalanas, parece que han decidido recobrar la sensatez y volver al sentido común, recomendando que se vote en contra de la propuesta independentista. Lo contrario sería trabajar en contra de sus propios intereses, su competitividad y los puestos de trabajo de sus propios empleados.

 

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