
Fidel García. La estancia en Gijón de la futura reina de España ha despertado un entusiasmo clamoroso hacia la joven Leonor, y teñido casi de blanco la Villa de Jovellanos, el mar azul de San Lorenzo. Parece pertinente recordar la personalidad de la primera gran Reina de España para resaltar la gran personalidad de su antecesora-
Según el cardenal Cisneros regente del Reino de España, los Reyes Católicos Isabel y Fernando, especialmente la Reina habrían venido para restaurar el buen funcionamiento del Reino con la reforma de los males y desórdenes. Por ella fue liberada Castilla de ladrones asaltadores de caminos, de los cuales estaba llena. Durante el reinado fue mayor el triunfo de la honra y prosperidad que nunca antes tuvo Castilla después de convertida a la Fe Católica.
Como Reina su reinado se caracterizó por la fortaleza, la justicia, la modestia, la constancia y muy especialmente por la prudencia y el amor a sus súbditos. Madre piadosa, refugio de los buenos y azote de los malos. Los cronistas de la época la describen como de un gran corazón, modestia personal, mujer prudentísima, casta, devota, discreta. Una cualidad importante que destacan en ella era su autodominio y control personal.
Sabía controlar con mucha entereza el dolor en los partos. El Cardenal Cisneros que fue su confesor alaba la pureza de su corazón. Con grandes dotes intelectuales, muy prudente, muy dotada en el pensar y razonar. Aguda discreta y de excelente ingenio. Hizo testamento con mucha discreción y cordura. Al ser mujer tuvo la necesidad de conformar un entorno humano en su casa, formado por otras mujeres que no sólo no estorban, sino que la ayudaran en su acción de gobierno.
La buena guarda de compañía femenina (mujeres ancianas de linaje o las llamadas dueñas con doncellas nobles e hijas, a las que dotaba generosamente para sus casamientos. Gran amante de la cultura, poseía una biblioteca de más de setecientos libros de teología, Santo Tomás de Aquino, San Agustín, los clásicos de filosofía Platón y Aristóteles, poetas y libros de formación de príncipes. Aprendió latín con la famosa Galíndez (LA LATINA). Ordenó que sus hijos y los de los nobles aprendiesen letras y no estuviesen ociosos en cacerías y juegos de palacio. Amiga de buenos y enemiga de malos. La describe el cronista Bernáldez:
Fue Isabel mujer esforzadísima, muy poderosa y prudente, sabia, honestísima, casta, devota y discreta, muy cristiana, verdadera, clara y sin engaños. ¿Quién podrá contar las excelencias de esta de cristianísima y bienaventurada Reina digna de loa `por siempre?