
Javier Paredes. Fernando VII tiene dos récords contrapuestos. Fue uno de los reyes más populares de la Historia de España; se cuenta que las buenas gentes desenganchaban los caballos de su carroza para tirar ellos del carruaje. Y en contraposición, Fernando VII es también el monarca más insultado. A veces he cometido la maldad de preguntar a alguien que le llamaba el rey felón si me podía decir en que años reinó y alguno no ha sido capaz ni de situarlo en su siglo.
Pues los que piensan que Fernando VII apenas hizo algo y lo poco que hizo lo hizo muy mal, se van a llevar hoy la sorpresa de verle convertido en protagonista del día, pues el 19 de noviembre de 1819 inauguraba una institución que en la actualidad es reconocida en el mundo entero y que atrae a Madrid a millones de visitantes procedentes de las cuatro esquinas del planeta. Naturalmente me estoy refiriendo al Museo del Prado.
El edificio se había construido unos años antes por iniciativa de Carlos III, para albergar un Gabinete de Ciencias Naturales. Los ilustrados habían descubierto la Naturaleza, y como principiantes que eran en el descubrimiento se pusieron un tanto exagerados y pesaditos. Así es que pensaron instalar allí todo un parque temático de la Naturaleza, que diría un cursi, con su Botánico y su Observatorio Astronómico, que es lo que ha quedado.
Y menos mal que a Fernando VII se le ocurrió cambiar el destino del edificio, que había sido construido por Juan de Villanueva en 1785. Llevó allí una valiosa colección de pinturas de los Reales Sitios y aquello fue el embrión de la importantísima colección actual.