
La industria del automóvil representa un sector puntero en la aplicación de nuevas ideas en la organización industrial. El volumen económico en que se traduce su actividad influye en la política y repercute directamente en el empleo de la Comunidad Valenciana.
La economía puede resentirse por los problemas en el mundo del automóvil. El motivo es sencillo: ha adquirido en Europa una relevancia especial por el número de empleos que dependen de él. En las cadenas de montaje la dura competencia extracomunitaria fuerza a las principales marcas y casas de coches a externalizar fases de fabricación y llevar plantas enteras a países con menor coste laboral.
Eslovaquia y Polonia representan a los países de Europa que han recibido un mayor número de plantas en los últimos años. En el extremo opuesto se encuentra Alemania, quien se mantiene a la vanguardia y sobrevive en esta parte de la industria ostentando el mayor valor añadido en la fabricación de automóviles de alta gama durante años.
El salario de un trabajador alemán en esta industria quintuplica el que recibe un trabajador de Eslovaquia o Polonia por el mismo trabajo. Y en la mitad de estos dos extremos está España.
Las autoridades de la Unión Europea están forzadas en armonizar las políticas industriales de los países socios pero con intereses contrapuestos. La concentración de firmas o de fabricantes es otro riesgo pues el debilitamiento de una de ellas hace sentir sobre todo el sector muchos de sus efectos.
Para la Comunidad Valenciana es fundamental fortalecer el tejido empresarial que rodea a los grandes fabricantes. Se debe para dar a sus factorías un entorno propicio para la colaboración y la convergencia de intereses en la lucha contra la competencia principalmente asiática.
Pero en todos los sentidos se depende de decisiones que se toman en Bruselas y en las casas matrices de las marcas cuyas fábricas de automóviles están localizadas en tierras valencianas.
Los concesionarios son el punto de encuentro entre la oferta automovilista lanzada por los fabricantes y la demanda de los ciudadanos que deben ponderar calidades, prestaciones y precios.
Esta confluencia es la que da vida a todo el sector, el automóvil vendido es un pedido más a fábrica donde a su vez entran ingresos para continuar con la línea de fabricación.
La experiencia acumulada por los concesionarios Luis Batalla es un buen termómetro del sector sobre todo en la comunidad valenciana. Las preguntas de los clientes ante las propuestas de la industria van dibujando los puntos fuertes y las debilidades de las iniciativas emprendidas por los fabricantes.
De los pequeños detalles como la geolocalización del vehículo, las prestaciones en climatización, el ahorro de energía y el consumo de combustible son puntos que se tocan siempre. Ahora se buscan mucho los avances introducidos de serie en los nuevos modelos.
Cada vehículo puede diferenciarse por la existencia de ese complemento exclusivo que sin ser determinante le da una atractiva distinción hasta en las gamas más económicas.
Las consultas sobre la conducción autónoma también llegan a automoviles Luis Batalla en Castellón. Se solicita información sobre los tipos de propulsión mixta (combustible y eléctrica). Y no se olvidan tampoco del aparcamiento asistido y los sistemas de sensores para conducción en proximidad tan frecuente en los saturados núcleos urbanos. Para la Comunidad Valenciana estar a la vanguardia en el sector e implementar todos los avances técnicos necesarios es un signo positivo y necesario para toda la economía regional, nacional y europea.