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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

Javier Arzallus con su preocupación por el RH negativo propio de la pretendida etnia

Martín Garitano: Un ejemplo de coherencia y fidelidad

Pedro Sáez Martínez de Ubago. En estos tiempos en que las promesas políticas suelen quedar en papel mojado en cuanto se hacen los escrutinios  o se conforman los gobiernos; en estos tiempos en que los principios morales se sacrifican los en aras de la sociología y se pactan consensos repugnantes para atentar contra la vida, la familia o la libertad de enseñanza con el solo fin de asentarse o consolidarse en unas poltronas, resulta reconfortante ver que quedan líderes políticos fieles a los postulados de quienes, independientemente del cuándo y el dónde, proclamaron los fundamentos ideológicos de sus partidos.

Al escribir estas líneas, estoy pensando en el actual diputado general de Guipúzcoa, el político y periodista español don Martín Garitano Larrañaga y en su recientemente manifiesto afán de crear en la Diputación Foral de Guipúzcoa, que él preside como candidato de Bildu, una Dirección general de Migración y Diversidad, cuyo objetivo sería, llegado el caso, “clasificar” por sus apellidos a quienes "han nacido fuera de Euskal Herria" a fin de saber si un ciudadano o sus padres no son nacidos en el País Vasco.
Se podrá, con argumentos más o menos legítimos, estar o no de acuerdo con semejante propósito, pero no se puede negar que don Martín Garitano ahonda sus raíces en el más puro sabinianismo etnológico y en lo que un bilbaíno universal como Miguel de Unamuno denomina en alguno de sus ensayos “absurda virginidad racial del nacionalismo vasco”.
En efecto, a don Sabino Arana Goiri le cabe la autoría de ideas como éstas, por poner sólo dos ejemplos tan oportunos en estos tiempos de crisis: “El bizkaino es inteligente y hábil para toda clase de trabajos; el español es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos. Preguntádselo a cualquier contratista de obras y sabréis que un bizkaino hace en igual tiempo tanto como tres maketos juntos” o bien, “El bizkaino es laborioso (ved labradas sus montañas hasta la cumbre); el español, perezoso y vago (contemplad sus inmensas llanuras desprovistas en absoluto de vegetación)”. [Sabino Arana, "¿Qué somos?". Obras Completas. Ed. Sabindiar-Batza. Buenos Aires. 1965. Páginas 627 y 628].
En efecto, esta idea, que hoy parece asustar a algunos ingenuos, de “basar el estado si no exclusivamente, sí principalmente en las familias de raza vasca” aparece ya así expresada en el primer esbozo del programa político de Sabino Arana en 1894 y, fiel, como pocos, a don Sabino, lo manifestaba en los sus años de presidencia del PNV, Javier Arzallus con su preocupación por el RH negativo propio de la pretendida etnia.
Puede que hoy, afirmaciones e ideas semejantes a las de Arana, Arzallus o Garitano, resulten más propias de un NSDAP (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei) vulgarmente llamado “partido nazi”, que en partidos modernos, que se sientan en escaños de parlamentos democráticos como los partidos nacionalistas vascos que, a decir del nada tendencioso historiador anglosajón Raymond Carr, sólo propugnan “la restauración de la libertad perdida en 1839”.
Yo no creo que, como, hablando de este asunto, hace pocos días escribía Manuel Morales, “El ideólogo del odio xenófobo antiespañol desconoce algo elemental: que la Real Academia Vasca, que cruzó los datos de 10.100 apellidos vascos con los de los otras CCAA, encontró cuatro veces más personas con algún apellido vasco residiendo fuera de la llamada Euskalherria que las que residen en ella. Pero recordemos que, aparte de esa sangre vasca entre tantos españoles, la rabia de los ideólogos de Bildu aúna apellidos, estalinismo, y la dependencia de ETA, organización terrorista nazi y comunista”.
Porque volviendo a otro padre de la patria vasca, el más culto y veterano Arzallus, son demasiadas las coincidencias entre Arana y Hitler como para ser casualidad que el buruquide exjesuita dejara caer en sendas entrevistas a la prensa alemana estas dos perlas: «Tenemos muchos inmigrantes que llegaron con el régimen de Franco. ¿Es alemán un turco que haya vivido varias décadas en Alemania? ¿Quiere serlo? No todos los que viven con nosotros quieren ser vascos» [Die Welt, septiembre de 1999] y, referido a los españoles no vascos que habitan en Vascongadas “el inmigrante tendría el mismo estatus que cualquier ciudadano comunitario en un estado europeo del que no es ciudadano», de quienes, comparándolos con los alemanes que viven en la Costa del Sol, añadía «no se les puede echar, pueden moverse... pero no tienen los derechos políticos referentes al Estado mismo” [Der Spielgel, noviembre del 2000].
Si, como se ve, Martín Garitano no constituye un hecho aislado, sino un ejemplo de coherencia y fidelidad, a quienes, jugando a los demócratas, han hecho de España un reino de taifas con reminiscencias del laboratorio del doctor Frankenstein, y hoy en ciernes de unos comicios locales, fingen escandalizarse porque los monstruitos se rebelan, cabe reprocharles su debilidad y actitud de las últimas décadas y recordarles, lo que escribió en su día el 2º marqués de Estella en diciembre de 1933: “Cuando empiezan a resonar por los vientos del mundo las eles y las zetas de los nombres vascos es cuando los hombres que las llevan salen a bordo de las naves imperiales de España […] Ni antes ni después, con llevar siglos y siglos hablando lengua propia y midiendo tantos grados de ángulo facial. Fueron nación cuando España fue su nación”.