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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

El protagonista del día es el beato Nicolás Gross

Ser minero y miembro del partido cristiano

Javier Paredes. El protagonista del día es el beato Nicolás Gross, cuya fiesta se celebra el 15 de enero, y al que Juan Pablo II puso en los altares. Nicolás había nacido en 1898 cerca de Essen, Trabajó como minero y formó parte del partido cristiano del Zentrum, del que llegó a ser secretario general de los jóvenes mineros. Por entonces comienza a escribir en la prensa y colabora en Westdeutschen Arbeiterzeitung, que era el órgano del Movimiento Católico de los Trabajadores, convirtiéndose poco tiempo después en director de este rotativo.

 Su  brillante carrera no le cegó a  Gross, y puso por delante la defensa de su fe a su triunfo político y social, por eso al darse cuenta del peligro que suponía para los católicos el régimen nazi se enfrentó a él con su pluma. “ Nosotros trabajadores católicos –escribió en cierta ocasión- rechazamos con fuerza y con claridad el Nacionalsocialismo, no sólo por motivos políticos o económicos, sino decididamente también por nuestra postura religiosa y cultural". Por su oposición al nacional-socialismo, fue encarcelado y condenado (el 15 de enero de 1945) a morir en la horca. Su cuerpo fue quemado y sus cenizas arrojadas al campo.

 Nicolás Gross, además de un brillante periodista, era padre de familia y nada le frenó en la defensa de la fe, a sabiendas del riesgo que corría, por lo que Juan Pablo II afirmo en la ceremonia de beatificación (7-X-2001) : "Con inteligencia comprendía que la ideología nacional-socialista era incompatible con la fe cristiana. Con valentía, tomó la pluma para escribir a favor de la dignidad humana y por esta convicción fue llevado al patíbulo, pero esto le abrió el cielo".

 Nicolás Gross es todo un ejemplo de coherencia para los católicos españoles actuales, que tienen un protagonismo en la vida público por pequeño que sea. De momento, todavía no está en juego la vida por defender la fe, pero convendría ir haciendo músculo por si Dios permitiera que llegase ese momento. Así es que por ahora, vayamos viviendo en nuestra vida profesional bajo la máxima de que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres