Home

Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

“Si tienen huecos, enchúfame, ¿eh?”

Un Joven ante los contactos

Ignacio Torres-Brizuela. He de admitir que mi trabajo me gusta. Es una posibilidad de ganar dinero y experiencia. ¿Qué si me importa como es la política de mi diario? No realmente. Cada cual es libre de opinar como quiera y hacer su trabajo como quiera. Y no miento si digo que más de uno desearía trabajar aquí también. Mi amiga T. ya bromeaba diciendo “Si tienen huecos, enchúfame, ¿eh?”. Yo me lo tomaba a broma, pero todos sabemos que una broma casi siempre tiene su parte de verdad.
 Enchufes, favores, contactos… Va a sonar raro que yo diga esto, porque he de admitir que de no ser por unos cuantos contactos, no tendría este trabajo. Lo que me lleva a preguntarme: ¿Cuántos habrán obtenido su trabajo por enchufe?
  “Habría que pedir al INE que haga un sondeo para ver cuántos personajes de este país han conseguido su trabajo en parte o talmente gracias a un conocido…”
“Odio admitirlo, pero lo cierto es que no es tan mala idea”
No, desde luego que no. Me atrevo a apostar que arrojaría cifras cuanto menos, sorprendentes. A saber cuántas personas hubieran salido… O cuantas se habrían negado a contestar.
 La gente se queja de que aquí todo el mundo consigue antes su trabajo por enchufe que por talento propio reconocido. Yo entre ellos sobretodo después de ver a unos cuantos elementos, los cuales dejan mucho que desear en su trabajo. Y aun así, gozan de él.
 Así, pues ¿Es bueno realmente que alguien consiga su empleo por contactos?
 -¿A qué te refieres con “contactos”?- Me preguntó T.
 -Ya sabes…- Le expliqué -Por enchufe, por tener un conocido que nos ayude a entrar…
-Entonces no- Me contestó tajante. –Las empresas deberían fijarse en el propio talento de una persona, no si se llevan bien o no…
 Esa respuesta me dio que pensar. No soy un hombre de negocios, no soy un empresario, pero si hay algo que sé, son dos cosas:
  1º- Por mucho que nos empeñemos en serlo, no somos máquinas. Somos personas; somos sociables por naturaleza. Por eso no podemos evitar que todos tengamos conocidos y amigos a los que queramos echar una mano
 2º- Amigos y negocios, si bien parece una combinación atractiva, a veces puede traer problemas, sobre todo cuando uno de ellos es el jefe del otro, ya que aunque no deja de ser tu amigo, es también tu jefe, y no le vas a tratar igual que a cualquier otro amigo.
 Los amigos, los contactos, los conocidos, gente que te hace un favor y a los que tú haces un favor… Todos ellos son parte de nuestra vida. Es imposible no verse relacionado socialmente con el mundo en el que vivimos, salvo si te vas a una isla desierta como “Robinson Crusoe”. O seas una máquina sin sentimientos ni amigos.
 ¿Y es bueno esto? Depende para quien. Si un asesino es amigo de un juez, mala combinación, pero si un pintor es amigo de un agricultor, no veo que mal tendrá eso.
Cierro el ordenador incapaz de elaborar una conclusión: Es malo el tráfico de influencias, no hablemos de los favores de los amigos y me quedo corto cuando hablo de los inútiles que consiguen un trabajo que no se merecen (o que debería tener otra persona más capacitada). Pero si pidiera una total neutralidad con los conocidos, si pidiera que la gente separara completamente amistades y conocidos de trabajo profesional, estaría pidiéndole peras al olmo. No se que resultaría más triste: el que no podamos separar ambos conceptos y que “se cuezan habas en todos lados” o el querer separar ambos conceptos y ser más máquinas que humanos en el trabajo. Y por desgracia, por ignorancia o por pura mala suerte, confieso con mucha vergüenza que tampoco se me ocurre un punto medio ideal…