Se ha construido una polémica bastante absurda en torno al famoso manifiesto que anda circulando por algunos medios de comunicación en defensa y apoyo de la lengua española. El texto ha cosechado ya tropecientas mil firmas, y se esperan aún muchas más, cosa que nos parece lógica, porque en efecto, el español está perseguido en algunas comunidades autónomas de este país, como Cataluña, País Vasco o Galicia.
Los jueves, en DiarioYa.es, la columna de Carlos Gregorio Hernández, profesor de Historia en
Ciertas profesiones se han puesto muy de moda últimamente. El centro de Madrid se ha llenado de unos señores que tiran de carritos del Carrefour llenos de chatarra, y si paras en un semáforo te amenizará la espera una especie de titiritero haciendo malabares.
Asistimos a una lamentable ceremonia de la confusión perpetrada por Rodríguez Zapatero y Juan José Ibarreche en relación a ese proyecto de consulta popular que el lendakari tiene pensado llevar a cabo el próximo octubre en el País Vasco.
Todavía resuenan los ecos de las voces de millones de españoles, que coreaban orgullosos a un puñado de futbolistas que habían puesto a España en un lugar privilegiado dentro del deporte. Durante unos días hemos asistido a un despliegue de símbolos y signos propios de nuestro grupo de pertenencia: todos somos españoles, todos agitamos la misma bandera rojigualda.
Será porque estamos en temporada de Tour y de ciclismo, pero no puedo dejar de ver en la política española ciertas similitudes con una etapa reina...
José Luis Orella, Director del Departamento de Historia y Pensamiento de la Universidad San Pablo CEU, se adelanta al undécimo aniversario del asesinato del concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco, y nos ofrece una interesante perspectiva: el nacimiento de una resistencia social al nacionalismo vasco.
Algunos somos providencialistas, y a mucha honra. Sólo la acción directa y todopoderosa del Hacedor puede explicar que todas las puertas a las que llamamos se abran, que todas las personas a las que pedimos ayuda nos ofrezcan su mano y su sonrisa, que allí donde miramos de frente nos mantengan la mirada. Sólo desde la humildad y desde la verdad era posible conseguir que tanta buena gente haya querido arrimar el hombro para que DiarioYa.es haya podido cumplir hoy su primera semana de vida en Internet.
La cabalgata impúdica que pagamos todos