
Manuel Parra Celaya. Sin que sirva de precedente, me atrevo hoy a escribir de política; eso conlleva que añado a tamaña osadía un amplio margen de posibles errores, que espero que la benevolencia de los lectores contribuya a atenuar. A vuelapluma, de modo casi inconsciente, me ha surgido el título: El desconcierto, porque parece ser el común denominador de un gran parte de la sociedad española en una coyuntura que me resisto a llamar histórica, por no caer en el manido latiguillo periodístico; por otra parte, es evidente que la historia de España registra precedentes de lo que está ocurriendo, dicho sea sin el menor afán catastrofista.
Miguel Massanet Bosch. Bien, creo que ya queda poco que decir y sería absolutamente inútil intentar lamentarnos de todo aquello que hace tiempo presentimos que ocurriría cuando los hechos han demostrado que eran ciertos nuestros temores y que nuestros anteriores gobernantes no supieron, no quisieron o no fueron capaces de evitar pese a que los síntomas indicaban que el camino que llevaba nuestro país y los vientos de rebelión de algunas de sus regiones presagiaban algo parecido a lo que está sucediendo en nuestra patria.
Luis Losada Pescador. Voilá. Ya tenemos nuevo gobierno. No será un gobierno Frankestein ni un Frente Popular, sino “progre”, un poco más “progre” de lo que lo era el de Rajoy. Los perfiles profesionales son altos, con la excepción de Carmen Calvo. La experiencia del gabinete en el sector privado es escasa tirando a nula, por lo que deja poco espacio para pensar en políticas liberales. En cambio, la media de hijos del gabinete Castejón está muy cerca del nivel de reemplazo por lo que cabe albergar cierta esperanza de que habrá más sensibilidad hacia la familia.
Daniel Ponce Alegre. Teólogo. Pontificio Instituto Oriental. Tras el duro golpe infligido a la Masonería en Europa por los Ejércitos de la Santa Alianza, la Diabólica Secta preparó su revancha en un minucioso Plan de Acción al que pomposamente llamaron, como es propio de ellos:
Manuel Parra Celaya. Ha muerto María Dolores Pradera, quien nos acariciaba con sus interpretaciones y nos deslumbraba con su señorío. Su voz -dulce y, a la vez, enérgica y vibrante infundía a rancheras, boleros y valses un sello de aristocracia y de elegancia, imposible de imitar. Incluso el movimiento de sus manos, sus gestos y movimientos en el escenario contribuían poderosamente a envolvernos en una atmósfera de distinción y de nobleza, totalmente contrapuesto a cualquier asomo de vulgaridad o estridencia, pero también de afectación o cursilería.
Carta abierta del Presidente del Foro de la Familia al presidente del Gobierno de España, proponiendo que ponga a la familia como el 'leit motiv' de su Gobierno para buscar consensos.
Señor Presidente: El pasado sábado tomó usted las riendas de nuestro país. Ha llegado a La Moncloa mediante cálculo político, a través de una moción de censura. Se enfrenta usted a la ya de por sí difícil tarear de gobernar España con la dificultad añadida de su debilidad numérica en un Congreso de los Diputados fragmentado.
Fidel García Martínez. Pedro Sánchez está dispuesto a ser, como sea, un presidente distinto y distante de todos los anteriores, incluido Zapatero, a quien mira de reojo como posible modelo, pero tiene con él también profundas sustanciales diferencias democráticas. Zapatero gobernó porque ganó dos veces las elecciones sin mayoría absoluta, pero suficiente para gobernar con pactos con nacionalistas.
Rafael Nieto. Algunos medios destacan en sus crónicas que, por primera vez en democracia, el nuevo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, prometió su cargo ante el rey sin la presencia de la Biblia ni de un crucifijo delante. Probablemente ignoren estos compañeros que lo uno y lo otro, la Biblia y el crucifijo, no pintan ya nada en España.
Miguel Massanet Bosch. Se acabó la prosperidad en España, ahora nos espera lo que Dante describe, en su Divina Comedia, como la entrada a su Infierno: “Por mí se va a la ciudad doliente, por mí al abismo del tormento fiero, por mí a vivir con la perdida gente…”
Francisco Torres García. Escribo estas líneas poco después del final de la sesión de hoy de la moción de censura a la espera de la consumación mediante voto de mañana. No le envidio la noche a Mariano Rajoy, pese a que Cospedal haya salido a convencernos de lo imposible, de que la dimisión de Mariano no sería un intento de encontrar otra salida al inminente gobierno Sánchez, porque las presiones van a ser muy amplias.