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Diario YA


 

convocan cursos que luego encargan a academias o autónomos

Ante el fraude con los cursos formativos organizados por los sindicatos

Pablo Alejandre Calviño. El innegable fraude con los cursos formativos organizados por los  sindicatos ha sido una realidad duradera y vox populi; y la culpabilidad  de éstos es inconcusa; pero, siendo justos, hay que acusar también a otros  no menos responsables. Veamos: con el dinero público que reciben para  formación, los sindicatos convocan cursos que luego encargan a academias o  autónomos a condición de que éstos les facturen por el triple del precio  pactado y abonen, a su vez, la llamada "contrafactura" que les proporciona  el sindicato: unos falsos gastos importando la diferencia entre lo  facturado por la academia y el precio real.

Al embolsarse dicha diferencia  el sindicato es, desde luego, el gran beneficiado; pero ya vemos que, para  que la estafa funcione, hay que contar con la aquiescencia de la academia,  sin cuya necesaria cooperación el engaño no sería viable. Y tan culpable  de un delito es su autor como el cooperador necesario; e incluso, si me  apuran, todos aquellos que, sabiéndolo, no lo hemos denunciado.

Empecemos  a asumir nuestra propia responsabilidad, y no olvidemos que un negocio
 sólo puede ser tan limpio como el menos sucio de sus partícipes.