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Diario YA


 

Su objetivo es que a nadie se le niegue la práctica de la fe

Ayuda a la Iglesia Necesitada se convierte en una Fundación Pontificia

Redacción

La asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada ha sido erigida por el Papa Benedicto XVI en fundación de derecho pontificio con sede en el Vaticano. El Papa ha nombrado presidente de la Fundación al Prefecto de la Congregación para el Clero, Cardenal Mauro Piacenza, quien, a su vez, ha nombrado presidente ejecutivo a partir del 1 de diciembre 2011 a Johannes Freiherr Heereman von Zuydtwyck. La sede ejecutiva internacional seguirá en Königstein i. T. (Alemania). Heereman ha sido en los últimos treinta años secretario general y después presidente ejecutivo de la Fundación Auxilio Maltés (Malteser Hilfsdienst) en Alemania. Finalmente, el P. Martín Barta ha sido nombrado Asistente Eclesiástico de la Fundación. El P. Barta es miembro de la asociación clerical Werk Jesu des Hohenpriesters (Obra de Jesús, Sumo Sacerdote).

El estímulo para la fundación de la obra Ayuda a la Iglesia Necesitada partió del Papa Pío XII, quien, inmediatamente después de la Segunda Guerra mundial, llamó a los creyentes a contribuir a aliviar la necesidad de los 14 millones de refugiados y expulsados alemanes. El Padre premonstratense Werenfried van Straaten animó a la gente a practicar una reconciliación activa, y como, entre otros, reunía tocino, pronto le llamaron Padre Tocino. En la actualidad, Ayuda a la Iglesia Necesitada es una comunidad internacional de más de 600.000 amigos y bienhechores que subvenciona cada año unos 5.000 proyectos en más de 140 países. En 2010, los donativos recaudados ascendieron a un total de 85 millones de euros. Los bienhechores son asistidos por 17 oficinas nacionales sitas en Europa, América del Norte y del Sur, y Australia.

El Santo Padre ha recalcado la larga historia de servicio a la Iglesia de la ahora Fundación, que apoya a los cristianos perseguidos y necesitados. Como Fundación pastoral que obra en nombre de la Iglesia, promueve también el fortalecimiento de la fe y la moral católicas.