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Diario YA


 

Editorial: "Cirugía mayor"

Previsible, aburrido e inútil. El acto conmemorativo de la Constitución va camino de ser como la Copa del Rey de fútbol, una cosa que se hace más por costumbre que porque le interese a alguien. Las mismas palabras de todos los años, el mismo empeño (inútil) por presentar un texto malo para España como si fuera obra de Aristóteles redivivo, las mismas caras de satisfecha mediocridad mientras (ese es el problema) los fotógrafos no paran de hacer fotos y los plumillas no dejan de tomar notas.

Si hacemos un breve resumen de las declaraciones realizadas por los prohombres de la política española, sacamos las siguientes conclusiones: que no hay mucha prisa por reformar la Carta Magna (entre otras cosas, porque tal y como está ellos viven estupendamente), que “puede servir para treinta años más” (lo que no se dice es a costa de qué), y que es un texto “deslegitimado”, calificativo que usan los separatistas por no reconocer que, simplemente, no quieren ninguna constitución que los ate a España.

Y lo peor de este asunto es que cuando se habla de reformas constitucionales, en lo que se está pensando es en cuestiones completamente menores que no mejorarían de forma notoria la vida de las personas. En cambio, se oculta deliberadamente (cobardemente, traidoramente) la verdadera cirugía que necesita el texto tan ampliamente ratificado hace treinta años: cirugía mayor para extirpar algunos de sus más graves tumores.

Mientras la unidad de España esté amenazada por unos partidos separatistas a los que se ha permitido crecer demasiado, es inaceptable hablar de reformas “estéticas” de la Carta Magna. Es necesario cambiar la ley electoral para que partidos abiertamente enemigos de España queden relegados a lo que son: la expresión de un odio cerval, producto de sus miserias históricas, totalmente improductiva para el bien común.

Así mismo, la ley de leyes debe recoger un artículo que prohíba expresamente la comisión de delitos como el aborto o la eutanasia en cualquiera de sus modalidades, y que prevea el cierre inmediato de todos aquellos centros donde se practique esa auténtica aberración moral. Mientras no se acometan cambios sustantivos, España seguirá siendo lo que es hoy: el imperio del crimen y el paraíso de los criminales.

Domingo, 7 de diciembre de 2008.

 

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