La información que ayer dio en exclusiva este diario digital sobre la ruptura de los conservadores ingleses con el Partido Popular europeo, y que después han reproducido otros medios, revela hasta qué punto está en caída libre el partido con sede en la calle Génova. En sólo 24 horas, Rajoy ha recibidos dos golpes directos al mentón que comprometen de nuevo muy seriamente su permanencia al frente del PP: por un lado, las noticias sobre cobros de regalos extraordinarios por parte de sus más directos colaboradores. Por otro, el rechazo de quienes hasta hace poco eran no sólo un apoyo principal en Europa, sino también un referente ideológico.

Rajoy decidió, tras su segundo fracaso electoral ante Zapatero, tirar por la calle del medio (o sea, del hipercentro) y llevar a su partido al éxito o al fracaso. El resultado no ha podido ser más dramático para sus intereses. La estructura del aznarismo le ha salido "rana", personajes que parecían gozar de su confianza están seriamente comprometidos en los juzgados por asuntos de corrupción (y ni siquiera la personalidad histriónica de Garzón borra la mancha de la sospecha), y lo que es todavía peor: el PP camina sin rumbo, a merced de la coyuntura, sin programa ni esperanza.

Daniel Hannan, quizá el más popular de los europarlamentarios conservadores británicos, explica en su artículo del Daily Telegraph las razones por las que considera que los cerca de 800.000 ciudadanos británicos que viven en España no deben votar al PP ni al PSOE en las próximas elecciones europeas, sino a Alternativa Española. Y sus argumentos, todos irrebatibles, tienen aún más fuerza en tanto en cuanto su posición política, reconocida en el mismo artículo, es el liberalismo; circunstancia que no le impide reconocer que en estos momentos dar un voto al PP es apoyar un proyecto acabado, sin rumbo y, por si fuera poco, bajo sospecha de corrupción.

Este diario digital lleva muchos meses pidiendo a Mariano Rajoy que abra un periodo de reflexión interna; es gravísimo que el principal partido de la oposición en España haya abandonado a sus millones de votantes, que ahora mismo están en un limbo de confusión y perplejidad, sin saber a ciencia cierta qué votan cuando votan al PP. ¿Se puede creer ahora en la honradez de los populares?, ¿realmente es serio pretender que todas las gravísimas acusaciones que están recibiendo en las últimas semanas se deben sólo a la maldad de un juez socialista y a la desfachatez de algunos periodistas adversos? Mucho nos tememos que no.

Perder en Europa el apoyo de los "tories" es una cosa muy seria. Quizá sea, no exageramos, el revés más importante que recibe el PP desde que perdió las elecciones en 2004. Es una clara desautorización de sus políticas, un rechazo frontal a su absurda ambigüedad, un plantón en toda regla de imprevisibles consecuencias. Hoy, 800.000 ciudadanos británicos que viven en España tienen las cosas mucho más claras que ayer; ellos ya no tienen excusa para optar por un partido que no representa sus ideas. Dentro de no mucho tiempo, tampoco los españoles la tendrán.

Viernes, 13 de marzo de 2009.