Principal

Diario YA


 

Hablando de genocidios: 70 aniversario del bombardeo de Cabra

Ángel David Martín Rubio. 5 de noviembre.  

Muy pocos recuerdan que el 7 de noviembre de 1938 la Aviación a las órdenes del Gobierno republicano bombardeó la cordobesa ciudad de Cabra causando más de un centenar de muertos.

Desde el punto de vista técnico, la Aviación durante nuestra guerra vio la transición del avión biplano al monoplano, desarrollándose nuevas tácticas de combate aéreo a mayor velocidad y altura, se verificó el aumento del potencial de fuego de los cazas y se ejecutaron los primeros bombardeos de poblaciones como elemento de castigo hacia la población civil. En efecto, si bien durante la Primera Guerra Mundial ambos bandos habían bombardeado ciudades de la retaguardia enemiga, fue durante la Guerra Civil Española cuando se generalizó esta práctica, prevista en las doctrinas que sobre el poder aéreo se desarrollaron en Europa y en Estados Unidos en la época de entreguerras. En este último sentido es importante la distinción entre bombardeo táctico y estratégico. En el bombardeo táctico las fuerzas aéreas intentan derrotar al enemigo en una batalla en particular (en muchas ocasiones cooperando con otros elementos de las fuerzas armadas) mientras que en el bombardeo estratégico el objetivo es derrotar al enemigo en la guerra, realizando para ello una campaña de envergadura que mine poco a poco los recursos del adversario (ya sea su capacidad industrial, la moral de sus ciudadanos en retaguardia o cualquier otro procedimiento).

El bando republicano fue el primero en bombardear ciudades, de forma que antes de finalizar el mes de julio de 1936 ya habían sufrido estas agresiones Zaragoza, Córdoba, Sevilla y otras, según se reconoce en sus propios partes oficiales de guerra. Ahora bien, mientras que el Gobierno del Frente Popular inició una activa campaña publicitaria frente a los bombardeos nacionales, que llegó incluso al Vaticano, la propaganda nacional, mucho menos preocupada por estas materias, sólo acertó a responder tardíamente con unos folletos que registran menos bombardeos y muertos causados por el enemigo que los que hubo realmente como demostró el historiador Patricio Hidalgo Luque en una Comunicación presentada al II Congreso Internacional sobre la Segunda República y la Guerra Civil (Universidad San Pablo-CEU, 2006).

Aquel 7 de noviembre de 1938 la línea principal del frente se encontraba en el Ebro, muy lejos de Córdoba. Una de las bombas cayó en el mercado de Abastos de Cabra donde se hallaban reunidos los campesinos del entorno… Entre los muertos, población civil, mujeres y niños… La guerra estaba perdida pero había tiempo de seguir prolongando el sufrimiento y de provocar más destrucciones, incluso en lugares que el Ejército Popular ni siquiera soñó con pisar.

El Gobierno del socialista Negrín tenía un importante número de “artistas” a sueldo; recordemos que algunos de ellos estaban en nómina como comisarios políticos en el ejército mientras que la España nacional vivía volcada en el esfuerzo de guerra. Tal vez por eso, excepto algunas referencias en la prensa española y en algunas publicaciones afines del extranjero se ha habló muy poco de este bombardeo; no hubo un Picasso que inmortalizase la tragedia y en los libros de historia apenas se dedican unas líneas a lo ocurrido. Y es que las ciento ocho vidas de Cabra parecen pesar mucho menos que las ciento veinte de Guernica cuando se pasan por el filtro de la propaganda roja o de la memoria histórica.

Han pasado 70 años, pero quizás hoy como nunca se impone el deber de conocer el pasado para evitar que personajes como Zapatero y Garzón lo utilicen para controlar el presente.

 

 

Etiquetas:angel david martín