El 18 de enero de 1884, Cánovas sucedía en la presidencia del ejecutivo a Posada Herrera, que había constituido un gobierno puente entre el de Sagasta y el de Cánovas. Por esta razón nuestro protagonista del día es José Elduayen Alcatarena, marqués del Pazo de la Merced, porque ese día fue nombrado ministro de Estado.

José Elduayen era un ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, que dirigió las obras del ferrocarril de Langreo, el primer proyecto de este tipo completamente español y el tercero de España, tras las líneas Barcelona-Mataró y Madrid-Aranjuez.

Con el tiempo, Elduayen cambió la actividad empresarial por la política, fue gobernador civil, diputado, senador, gobernador del Banco de España, además de titular de distintas carteras ministeriales en distintos gabinetes.

En efecto, Elduayen en política hizo de todo e incluso algo que no le hizo ninguna gracia al rey Alfonso XII. Siendo Elduayen gobernador civil de Madrid, recibió el encargo de Cánovas de sacar de la Villa y Corte a la cantante Adela Borghi, que fue una de las concubinas oficiales de Alfonso XII. María Cristina, que era persona seria y digna, se había plantado y le puso a Cánovas en la disyuntiva de que o echaba de Madrid a la querindonga de su marido o, de lo contrario, la que se iba de España era ella.

Por eso cuando el rey supo que Cánovas iba a hacer ministro a Elduayen, intentó que le dieran la cartera menos importante… Caprichos y venganzas borbónicas. Cánovas no cedió y nombró a Elduayen ministro de Estado, por eso mientras firmaba los nombramientos, como era preceptivo, Alfonso XII murmuró: “Al que no quiere caldo, taza y media”. Y es que estos disgustos les suceden a los que nunca prueban la sopa, por su desmedida afición a la carne.