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Diario YA


 

JUAN SEBASTIÁN ELCANO: EL PRIMER0 QUE RODEÓ LA TIERRA

Fidel Gracia Martínez  Catedrático Lengua Literatura Doctor Filología Románica. El 22 de marzo de 1518 quedaba sancionado un acuerdo que cambiaría la historia de la navegación, firmado por Carlos I y la reina madre, Juana, con el portugués Magallanes, con el fin de organizar una expedición comercial siguiendo la ruta a las islas de la Especiería. Un año y medio,  después 265 hombres, según al historiador F. Navarrete, el 10 de Agosto, el día de San Lorenzo salían de Sevilla cinco naos bautizadas cristianamente: Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago.  Magallanes murió en Oriente, pero la empresa siguió  su curso, con el marinero guipuzcoano Juan Sebastián Elcano al frente; desde Tidore la empresa logró su objetivo más importante, tal como reconoció el emperador Carlos I  cuando además de concederle una renta anual muy cuantiosa 500 ducados de oro y un escudo de armas  con el siguiente remate (cimera), un globo  terráqueo con la leyenda: “Primus circumdediste me” (FUIESTE EL PRIMERO QUE ME DISTE LA VUELTA

En Elcano, viaje a la historia, Tomás Mazón acerca al lector, profano o experto, las voces de Elcano y los suyos, que nos llegan a través de crónicas, relaciones y otros legajos escritos hace quinientos años, para contar una travesía épica, repleta de peligros, sacrificios y amenazas, pero también de valentía, honor y gran pericia. Este ensayo reúne diversos documentos y testimonios normalmente desconocidos que aclaran, desmienten y matizan muchos datos y episodios dados habitualmente por ciertos.
«No es solo que este libro esté bien documentado y sea muy sólido desde el punto de vista científico. Es que además su autor, con gran pulso literario, nos embarca con aquellos marinos y nos hace lamentar sus errores, dolernos de sus padecimientos, alegrarnos de sus buenos sucesos y enorgullecernos de sus éxitos como si fueran propios. Será muy difícil que al pasar la última página el lector no vea con afecto, como a viejos amigos, no ya a Elcano y Magallanes, sino a todos los aventureros que los acompañaron».
Vázquez Campos (Archivo General de Indias)

LA ODISEA DE LA CIRCUNNAVEGACIÓN. Tras la muerte violenta de Magallanes. Los españoles establecieron fructíferas relaciones comerciales y resistieron la oposición los portugueses contrarios a los planes y negocios españoles, lo que motivó en estos un fuerte deseo de regresar a España, como anota el cronista Pigafetta: “estaban decididos a llegar a España, siguiendo a su capitán”  (Elcano). El 18 de diciembre intentaron el regreso, pero las condiciones de navegación, las deficiencias de la estructura de las naos, además de la oposición de los portugueses, impedían el  regreso.. Fue el momento en el que Elcano tomó la decisión que le llevará a la fama histórica: volvería a España por  el Este, océano Índico. Esto suponía que el viaje sería más corto y la Corona de España conocería antes la gran hazaña, pero suponía que los portugueses podrían inconvenientes a los marinos españoles, por lo que debían navegar con cautela y lejos de las rutas lusas.
El día 20 de mayo se hicieron de nueva a la mar, siempre vigilantes ante la amenaza portuguesa. El cronista Pigafetta anota: “los cadáveres cristianos daban siempre cara al cielo y la de los indios cara al mar”. Dada la situación lastimosa de los hombres se hizo una última escala  en Cabo Verde. Allí los portugueses apresaron a algunos que habían bajado para el aprovisionamiento de víveres. Continuaron  rumbo al cabo San Vicente, Después de 3 años, fondearon en Sanlúcar.  Entraron, como habían partido. Sevilla, el 8 de septiembre de 1522, fiesta de Nuestra Señora de la Victoria, protectora de la nao del mismo nombre, los 18 hombres supervivientes con el  Elcano a la cabeza  en camisa  y descalzos, fueron en procesión cumpliendo el voto   en el templo  la  templo de Nuestra Señora de Victoria  y a la iglesia de Santa María la Antigua. De las cinco naos que partieron, solo la Victoria regresó con su tripulación, al mando de Elcano: habían dado la vuelta a la Tierra en un viaje que cambio el mundo entonces conocido. Desde el mismo momento que llegaron se tuvo conocimiento del gran acontecimiento: Carlos I otorgó recompensas y honores  a Juan Sebastián Elcano. Según el secretario del emperador la armada española de la Especiaría  había surcado la Tierra, la mayor hazaña marinera nunca realizada.