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Diario YA


 

Varios estudios recomiendan saber cómo es una serie antes de dejar que los más pequeños la vean

No todos los dibujos animados son para niños

 Ideas Claras

 
La evolución de los contenidos ha permitido que los creativos utilicen este formato para ampliar su público. Hay que saber cómo es una serie antes de dejar que los más pequeños la vean.
 
Ni ser la serie animada más popular de Nickelodeon ni los cerca de 30 premios que se ha ganado han hecho que “Bob Esponja” se gane el visto bueno de los grupos más conservadores.
 
Un estudio de la Comisión Nacional sobre asuntos para la defensa de la moral en Ucrania determinó que el personaje protagónico -una esponja amarilla con cara inocente y voz insoportable- debería ser prohibido por ser una “amenaza para los niños” y “promover la homosexualidad”.
 
El chiste sobre la orientación sexual de la esponja es uno eterno entre los adolescentes y adultos que disfrutan del humor negro, sarcástico y usualmente extraño de la serie. Su creador, Stephen Hillenburg, se ha referido a él varias veces, defendiendo que la galería de personajes que creó -una estrella de mar poco inteligente, un calamar cascarrabias y una ardilla que por alguna razón vive debajo del mar- muestran que está bien ser diferente.
 
Las justificaciones que dan quienes acusan la serie de tener tonos homosexuales son tan elaboradas que escapan de la comprensión de un niño, pero “Bob Esponja” sí ha estado bajo la lupa por razones más concretas: el lenguaje sarcástico y de frentón cruel con los que unos personajes se burlan a veces de otros hace necesario que los padres vean la serie para poder abordar sus temáticas con sus hijos. El ritmo excesivamente rápido de la trama también la hace poco recomendable para niños muy pequeños.
 
Teletubbies
 
El mismo estudio atacó a “Los Teletubbies”, una producción infantil que prácticamente desde que empezó ha sido puesta en duda. “Pone a los niños en trance y crea imbéciles que se sientan cerca de la pantalla con la boca abierta y se tragan cualquier información”, dice el duro reporte.
 
La discusión sobre los niños y la televisión es larga y voluble, principalmente porque los contenidos han avanzado a pasos agigantados y no todos los adultos han sabido subirse a los cambios. En las generaciones más antiguas todavía existe gente que cree que cualquier dibujo animado es para los niños. Echan de menos las inocentes y simples temáticas de “Los Picapiedras” y “Bugs Bunny”, y entre tanto estudio y declaraciones de series “peligrosas” o “perjudiciales” para los hijos, es difícil saber qué es lo realmente recomendable.
 
Lo primero que hay que saber es que los dibujos animados de hoy tienen públicos diversos. Hay series que están pensadas para preescolares, otras para adolescentes e incluso para adultos. El estilo de los personajes también ha cambiado: ahora son menos reales, con estilos más osados, intenciones más irónicas. Los guiones de las series para niños son más inteligentes y profundos, y están pensados para que sean vistos con los padres: la mayoría de los programas tienen un sutil sentido oculto que los adultos entenderán de una forma diferente a sus hijos.
 
Un estudio de la Kaiser Family Foundation determinó que un 43% de los niños menores de 2 años ve la televisión a diario. Expertos dicen que, si bien es recomendable reducir la cantidad de horas que ven televisión, alejarlos de la pantalla chica termina limitando su contacto social. 
 
Programas educativos como “Dora la exploradora” y “Las pistas de Blue” han comprobado que mejoran el lenguaje y la preparación escolar para niños de entre dos y tres años.
 
¿Qué series no son recomendables para niños pequeños?
La oferta de programación, sobre todo en la televisión por cable, es tan amplia que es difícil llevar un control de qué series están orientadas para qué público. Cartoon Network, por ejemplo, es un canal que se caracteriza por tener animación vanguardista, original y sarcástica: entre el 60% y 70% de su programación es propia.
 
La personalidad del canal va ligada al humor, dice Pablo Zuccarino, vicepresidente y gerente de la señal. “La señal tiene irreverencia, que no significa que sea irrespetuosa, sino que tiene una visión desde el punto de vista de los niños, desde entender y mostrar la realidad de otra manera: la de los menores”.
 
El increíble mundo Gumball
 
Entre los dibujos animados que caen en esta categoría está “El increíble mundo Gumball “, una serie que no es recomendable para niños menores de ocho años. Es una comedia absurda sobre una familia compuesta por conejos y gatos, donde los problemas son ampliamente exagerados para aumentar su efecto de humor. Por debajo de las rarezas, hay un mensaje que llamará la atención de los padres y que tiene que ver con la dinámica familiar: el patriarca de la familia es una especie de Homero Simpson que hace poco y nada, mientras que la madre no sólo se ocupa de las labores del hogar sino que también es la que gana el dinero.
 
Un dibujo animado popular en Chile es “Pucca”. De origen surcoreano y propiedad de Disney -aquí la emite Disney XD- es un título al que los padres de niños menores de 7 años deberían poner atención. La trama es bastante simple: una niña de 10 años está obsesionada con un niño que no le presta atención. Common Sense Media, uno de los mejores sitios para evaluar contenidos programáticos, dice: “Aunque el programa apunta al demográfico entre 6 y 11 años, la trama (con la significativa excepción del inapropiado y obsesivo interés romántico) es ridículamente simplista y ridícula para niños tan mayores, lo que deja sólo la vistosa violencia para mantener su atención”.
 
Mención aparte merece la animación japonesa, que a Chile llega a través de varios canales, especialmente por ETC…TV. Ha sido siempre incomprendida y varias de sus series más populares -”Pokemon”, “Sailor Moon” y “Dragon Ball”, por mencionar algunas- han sido demonizadas y protagonistas de polémica.
 
En Japón, la industria de la animación es tan fundamental como el cine es para Estados Unidos. Cada programa creado por ellos va orientado a un nicho específico: hay series para niños, series para niñas pequeñas, para adolescentes, para hombres y mujeres. Los padres tienen que conocer las temáticas de estos programas que siempre son mucho más complejas que las de los habituales dibujos animados.
Religión, política, conflictos sociales y existenciales son parte habitual de las historias a veces muy bien hechas del animé, pero por lo mismo algunas requieren de criterios formados para ser vistas con responsabilidad. Aunque series como “Pokemon” y “El jardín secreto” son adecuadas para niños menores, la gran distancia cultural que existe entre el Oriente y el Occidente igual hace necesario que los padres al menos estén conscientes de las líneas generales que siguen las generalmente muy largas series japonesas.
 
Futurama
 
Finalmente están los programas que de raíz son para un público adolescente y adulto. En un ranking publicado por “El Mercurio”, con datos proporcionados por VTR, se comprobó que un 21% del público de la serie de Fox “Futurama” es menor de 12 años, a pesar de que es un programa recomendable para mayores de 13. Lo mismo pasa con “Los Simpson” , creaciones que a través del humor absurdo se ríen y examinan problemas sociales y contemporáneos.
 
El tener programación que pueda atraer a los padres es importante hoy en día para los canales infantiles. “Hoy estamos enfocados en que nuestra programación sea disfrutable en familia. No por un tema de censura, sino que como un espacio de convivencia y de compartir experiencias comunes que les permita afianzar la relación y fortalecer los lazos de confianza, cariño y respeto mutuo”, dice Zuccarino.
 
La Academia Americana de Pediatría recomienda que los niños no pasen más de dos horas diarias frente a una pantalla.