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Diario YA


 

¿QUO VADIS EUROPA?

Un tribunal holandes legliza un partido que promueve las relaciones sexuales con niños

Max Silva Abbott. Mientras en Europa se organizan redadas para desbaratar redes de pornografía infantil y de pedifilia, ha surgido en Holanda un partido cuyo objetivo y razón de ser son precisamente estas prácticas. Reunidos bajo el irónico –más bien macabro– nombre de “Partido de la diversidad, libertad y amor fraternal” (PNVD en sus siglas en inglés y cuyos miembros aparecen en la fotografía), un grupo de insignes ciudadanos ha formado este conglomerado político, que promueve la libre pornografía infantil, las relaciones sexuales de adultos con niños –para lo cual propone rebajar la edad de ‘consentimiento’ de los menores de 16 a 12 años–, y las relaciones con animales, aunque se cuida de condenar el abuso sobre los mismos, lo que debiera seguir estando prohibido.
 Como su fuera poro –siendo tal vez lo más chocante– es que ante el reclamo de grupos que se oponen a semejante bestialidad, un tribunal holandés ha rechazado la petición, no viendo problema en que se constituya un partido como éste, pues tiene el mismo derecho a existir que cualquier otra formación, y que como los demandantes tienen sólo una ‘preocupación moral’, esto no sería suficiente para prohibirlo.
 Es que tal vez habrá que esperar a que este ‘partido’ actúe para tomar cartas en el asunto. Parece que para este tribunal pueden más –como declara él mismo– la libertad de expresión y de asociación en aras de la convivencia democrática, aunque sea esgrimida por unos pocos que claramente están abusando de estas instituciones, que la integridad física y psicológica de sus menores.
 El caso es francamente espantoso. Aun cuando este ‘partido’ tiene hasta ahora sólo tres miembros conocidos y muy pocas posibilidades de ganar un escaño en el Parlamento, en atención a que los sondeos le son desfavorables (aunque sólo un 82% de los encuestados ha exigido que el gobierno haga algo), lo increíble y francamente perturbador es que no exista una oposición cerrada y total a una iniciativa como esta, pues el sólo hecho de discutir su factibilidad, de verle atisbos de racionalidad, es un dato altamente preocupante. Pero bueno, en un país que ha legalizado las drogas blandas, la prostitución, el matrimonio homosexual y la eutanasia, el concepto de libertad parece dar para todo, incluso respaldado por el propio Estado.
 En realidad, además de la inmoralidad mayúscula del caso, lo absurdo es que en todos o casi todos los países occidentales, la mayoría de edad se adquiere a los 18 años, lo que le permite al sujeto ser autónomo jurídicamente hablando. Esta mayoría de edad existe precisamente para proteger a los menores, puesto que su discernimiento no está lo suficientemente desarrollado y podrían ser objeto de abuso por adultos en todo orden de cosas, salvo en lo que a sexualidad se refiere, por lo visto. El asunto no resiste el menor análisis y se atenta contra la juridicidad más elemental: ¿qué clase de ‘consentimiento’ puede dar un joven de 12 años, incluso uno de 16, como se establece actualmente? ¿En qué los favorece una propuesta como ésta, siendo que debiera primar el interés del menor?
En cualquier otro país, a esto se le llamaría abuso y corrupción de menores, explotación sexual, pedofilia. Sin embargo, mientras se hace la vista gorda, se prohíbe fumar en lugares públicos, o también un cúmulo de discriminaciones, algunas francamente absurdas.
 ¿Quo vadis Europa? Si eso es desarrollo, prefiero quedarme en la prehistoria.