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Diario YA


 

Lo de «una, grande y libre», no es ninguna invención, falangista, ni franquista, ni tan siquiera fascista

Una, Grande y Libre

José Mª García De Tuñón Aza. Recientemente, el presidente de la Generalidad, Arturo Mas, ha acusado al Estado de querer explicar la historia de España como la de «una, grande y libre» en las escuelas catalanas y no como un Estado plurinacional, después de que el ministro de Educación, José Ignacio Wert, afirmara su voluntad de querer «españolizar» a los alumnos catalanes. 

Con ello el señor Mas quiso, mejor dicho, lanzó un torpedo a la línea de flotación del Estado para recordar tiempos pasados que a él parecen producirle una especie de sarampión; pero olvida, por ejemplo, cuando Largo Caballero, en mayo de 1937, propuso al Consejo de Ministros, y así se aprobó, suspender los derechos que el Estatuto concedía a la Generalidad referente al orden público. Para ello envió al general Pozas con Guardias de Asalto, y por este medio el orden fue restablecido. Es decir, ni los propios catalanes de izquierdas o de derechas separatistas, en plena guerra civil, se entendían entre ellos por eso el presidente del Gobierno republicano tuvo que tomar la determinación que tomó con el beneplácito de Niceto Alcalá-Zamora, presidente de la República.
 
Pero lo que no sabe el indocumentado Arturo Mas, es que lo de «una, grande y libre», no es ninguna invención, falangista, ni franquista, ni tan siquiera fascista. En el año 1848, el año de la revolución nacionalista y liberal que el burgués Mas parece encarnar, aún no había nacido Hitler, lo digo por si acaso alguien mal pensado cree que viene de ahí, el Diario Alemán de Francfort contiene la siguiente proclama que la comisión de los 50 había dirigido al pueblo alemán: «A vosotros todos los que habitáis la Alemania y lleváis en el pecho un corazón alemán, dirigimos el presente llamamiento; y a vosotros también, croatas, y vosotros los de Schleswig, de la Prusia oriental y occidental. Hasta ahora los artificios de la diplomacia os han tenido separados de nosotros; hoy por el contrario sois hermanos nuestros, nuestra patria alemana debe ser una, grande y libre. Todo el pueblo alemán lo quiere, y la voluntad de un pueblo es irresistible» (La Esperanza, periódico monárquico, Madrid, 18 abril de 1848, pág. 1).