
Manuel Parra Celaya. Temo que hoy voy a defraudar a los lectores habituales de mis líneas semanales, porque no trataré en ellas del fraude tributario de Jordi Pujol, y ello por dos motivos: el primero es que nunca me ha gustado hozar en la porquería; el segundo, porque estoy seguro de que la noticia no va a servir para convencer a ningún forofo del “derecho a decidir” y cosas así; ya tienen preparada, de antemano, como si fuera un amuleto, la respuesta: “Por lo menos son ladrones de aquí…”
Manuel Parra Celaya. El éxito de “Podemos” en las elecciones europeas ha alborozado a un sector de la izquierda, excepto al PSOE, que suele llamar a “su” Pablo Iglesias “el bueno”, con notoria intención, y que coincide con sus adversarios del PP en el susto por si se acaba el “turno” bipartidista en esta Segunda Restauración –y las consiguientes cacicadas- del mismo modo que terminó en la Primera. Al resto de los españoles –y a muchísimos europeos- no les ha alborozado nada, pero sí les ha sorprendido el auge de este nuevo populismo.
Manuel Parra Celaya. ¿Una nueva República? En modo alguno. Las banderas tricolores, con la franja morada inferior (producto de una confusión por la decoloración histórica de la bandera castellana “comunera”) decían bien a las claras que se trataba de una “operación retorno”, de “reinventar” la II República española.
Manuel Parra Celaya. Al nacionalismo catalán, encaramado en la Generalidad y en el Ayuntamiento de Barcelona, le ha salido un grano en el mismísimo trasero, cuyo escozor es patente a lo largo de las cinco largas noches en que se viene desarrollando la guerrilla urbana de los “okupas” desalojados de Can Víes y sus correspondientes refuerzos de allende las “fronteras” del Ebro y de los Pirineos contra la policía autonómica, las sucursales bancarias y comercios, el mobiliario urbano y, no lo olvidemos, alguna que otra sede de Convergencia y Unión.
Manuel Parra Celaya. “La violencia es la razón exasperada”, dejó dicho Ortega en su época. ¿Se debe a la razón la violencia que parece crecer, día a día, en la España de 2014, entre cuestiones supuestamente personales, “escraches” y asonadas callejeras? Más aun, ¿se debe a la exasperación -que implica espontaneidad- por las medidas restrictivas ante la crisis? Mi respuesta es negativa en los dos casos.
Manuel Parra Celaya. El pasado sábado fui testigo sorprendido de una pequeña manifestación en Barcelona de un grupo de, al parecer, nigerianos, que clamaban, entre eslóganes y cánticos, por las más de doscientas niñas de su nacionalidad a quienes el llamado por la prensa “sector radical” Boro Haram secuestró de su colegio en la localidad de Chibok.