Principal

Diario YA


 

Las culpas siempre para la oposición

¿Gobierna el PSOE de ZP o el PP?

Miguel Massanet
 
Cuando un gobernante se encuentra contra las cuerdas, como le está sucediendo al señor Rodríguez Zapatero, las habituales “genialidades” para vender una política que no tiene por donde cogerse ya no le valen y, los engaños a la ciudadanía cuando dice que nuestro país se está recuperando, caen en suelo baldío; es obvio que hay que empezar a pensar en otros métodos para salir del atasco. Porque, pretender hacernos creer que, lo que sucede con las economías de Irlanda y Portugal, no tiene nada que ver ni va a afectar a España o, que los esfuerzos inútiles de nuestra ministra de Exteriores, por intentar justificar nuestra debilidad ante Marruecos y la evidente intención del Ejecutivo de alejarnos del problema del Sahara, (mientras continuamos siendo la potencia administradora de la nación sahauri, entre tanto, la ONU,  lleva treinta años sin resolver la cuestión del referéndum), no son más que actos de “prudencia” para no enojar a nuestro impertinente vecino del sur, no se lo traga ni el más tonto de la clase. Por mucho que, la señora Salgado, se empeñe en dorar la píldora, al no admitir nuestra grave situación de déficit público, de endeudamiento o de la falta de confianza en nuestra recuperación; cuando los países de la UE, a través de Bruselas, acaban de enviarnos un recordatorio, en forma de un severo rapapolvo, en el que se nos conmina, en términos claros e imperativos, a que España “demuestre su credibilidad: urge al Gobierno a completar las reformas de pensiones, laboral y financiera” , no tiene otra explicación  que la de que están intentando ganar tiempo, a toda costa, para esperar que se produzca alguna circunstancia favorable, a la que agarrarse, que les sirva de excusa para poder decir que ya salimos del berenjenal económico, financiero y social, en el que estamos.
 
No soy, precisamente, un defensor de cómo lleva, el equipo que comanda don Mariano sus asuntos. En numerosas ocasiones me he quejado de la tibieza con la que ha afrontado temas que, para muchos ex militantes del PP, siempre han sido fundamentales y que constituyen la esencia y los valores que, hasta el cambio de estrategia de Rajoy, fueron el santo y seña del partido del señor Fraga; sin embargo, no puedo dejar de reconocer que, en España, los que gobiernan y lo hacen sin la más mínima concesión a las opiniones del resto de formaciones políticas –salvo aquellas de las que necesitan su apoyo para gobernar –, son, obviamente, los que asumen toda la responsabilidad de que nuestra nación se encuentre en el, extremadamente grave, contexto en el que, la falta de capacidad para gobernar de quienes ostentan el poder, su maniqueísmo, su intolerancia y su empeño en acabar con la derecha; han conseguido situarla. Aquellos primeros ofrecimientos de diálogo, entendimiento y talante negociador, que nos ofrecía ZP, a los comienzos de su primer mandato; han quedado reducidos a meros testimonios del verdadero sectarismo, doblez y oportunismo del señor Presidente, quien ha fijado, como objetivo de toda su política, por encima de España, sus ciudadanos y, si me apuran, de sus propios correligionarios, su apego al poder y sus deseos de perpetuarse en él.
 
Resulta, especialmente odioso y reprobable que, una y otra vez, a la menor ocasión que se les presenta, tanto ZP, como la señora De la Vega, Rubalcaba o el mismo Alonso, si es que queremos olvidarnos de “joyas” como la Leire Pajín o algunas otras de sus compañeras de equipo; no hayan tenido otro empeño que el trasladar e imputar, al principal partido de la oposición, el PP, la culpa, la responsabilidad, el origen y las consecuencias de todo lo malo que nos está sucediendo, desde la crisis de las sub prime y la explosión de la burbuja inmobiliaria, hasta los 4’5 millones de parados que “oficialmente” están registrados en el INEM. Resulta chocante que todavía haya algunos que sigan creyendo que, la cruz por nuestros descalabros financieros y económicos, se deba a la “falta de colaboración de la derecha”, si es que se toma en cuenta que los socialistas están al frente de esta nación desde el 2004, en el que hubo elecciones democráticas, a cuyos resultados contribuyó un suceso lamentable, a, un ataque terrorista,  el 11M, que fue explotado maliciosamente por el PSOE, en los días que precedieron a las elecciones. Un hecho manipulado (vean ahora como se quejan cuando se les tiran en cara sus chanchullos con ETA, argumentando que el PP pretende sacar réditos políticos de ello)  con sumo arte, por la propaganda socialista, para hacer responsables a los populares, relacionándolo con la misma guerra de Irak.
 
La  tenaza que ha estableció el PSOE, desde que ocupó el poder, para atrapar en ella al PP, tiene un punto de partida en el Pacto del Tinell, cuando el partido socialista y las formaciones nacionalistas, se confabularon para no dejar que el PP pudiera intervenir, vetándole en todas las estancias políticas de la nación; de forma que, como se ha podido comprobar, no se le ha permitido sacar adelante ninguna de sus propuestas o iniciativas; sistemáticamente rechazadas por la comisión que decide si las iniciativas de los partidos políticos se pueden presentar o no al debate parlamentario o bien, se han ocupado de derrotar aquellas que pasaron el fielato de la indicada comisión. Todo ello con la imprescindible colaboración de CIU. El PMV y, como no, CC. Resulta irritante que, una y otra vez, los socialistas quieran atribuir su incapacidad para gobernar, a que el PP “no ha querido arrimar el hombro”. Hasta el más lego e ignorante debe entender que, cualquier formación política que tenga un mínimo de sentido común, no se puede hacer cómplice de una política económica que se ha demostrado incapaz de sacarnos del apuro; que ha conseguido que seamos la nación con más porcentaje de desempleo y que estamos en el punto de mira de Europa, los EE.UU. y la propia China, que nos vigilan de cerca debido a que no se fían de que, ZP, sea capaz de hacer lo que le han pedido.
 
El Gobierno tiene la misión de gobernar, lo que lleva implícito fijar la política económica, financiera, social y, a la vez, encargarse de mantener el orden, la seguridad y la atención sanitaria de sus ciudadanos, procurando que no les falte el trabajo a ninguno de sus ciudadanos. ZP ha entendido que, en lugar de ayudar a las empresas a levantar el vuelo, en vez de proporcionarles incentivos para que sean competitivas con las del resto del mundo y librarlas de un exceso de carga que lastre sus costes; decidió que lo primero era evitar la quiebra de los bancos, que demostraran estar en situación de insolvencia, para lo cual detrajo del Tesoro Público 250.000 millones de euros que, curiosamente no han servido para que las entidades crediticias abrieran sus cajas para ayudar, con sus créditos, a que las empresas pudieran reestructurase y modernizarse algo que, sin duda, hubiera representado un gran acicate para una mejora de la producción y una mayor demanda de personal. Nadie puede pedirle a la oposición que apoye una política económica y social que es la antítesis de la que ella propuso en su programa electoral, máxime, si la política que ha desarrollado quien gobierna se ha demostrado ser errónea para conseguir los objetivos que se propusieron. Lo que hubiera podido ser un gobierno de coalición, entre los partidos mayoritarios de la nación, hubiera requerido que se dejaran aparte todas las políticas pretendidamente sociales, que puso en marcha el Gobierno, inasumibles en una situación de crisis, y se hubiera dado un giro de 180º, aceptando los proyectos que, contrariamente a lo que ha dicho la propaganda del PSOE, se han ido presentando para debate por el PP, pero que han sido sistemáticamente denegados por la famosa tenaza del Tinell.  Los 80 vetos del PSOE a propuestas de la oposición, dan la medida del talante “negociador” del PSOE; Aznar no lo empleó nunca y González, 4 veces. Y es que, señores, los hay que, como dijo López de Ayala, prefieren vivir y actuar “con la sonrisa en la boca y hielo en el corazón