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Diario YA


 

LA VERDADERA CRISIS: EL HOLOCAUSTO DEL ABORTO:

¿Para cuándo otra manifestación como el 17 octubre de 2009?

Pablo Sagarra Renedo. Las aguas electorales se han calmado, tenemos nuevo año, 2012, nuevo gobierno y nuevas medidas contra la <<hermana>> crisis que ya se ha instalado de manera definitiva en los hogares. Los españoles, teledirigidos por los medios de comunicación rugen en torno a ella: el dinero, él es el protagonista; su falta y  la necesidad de conseguir más para el Estado, los individuos y las familias. El debate está servido para mucho tiempo: necesitamos más dinero para salvar nuestro Estado del bienestar. En los diarios escritos y en los blogs y páginas webs de internet se incrementa exponencialmente la información que se dedica a la política y a la economía: vivimos en contra de, por y para la crisis.
¿Pero qué crisis es ésta? La única de la que tenemos que hablar y en la que tenemos que pensar es la <<crisis económica>>. No hay otra…
Sólo en contados foros se habla de la <<crisis de valores>>, de valores humanos sobre todo; el amor, la amistad, la justicia, la paz, el buen entendimiento, la fraternidad, la solidaridad, la tolerancia, el respeto al otro, la honradez de vida, el amor al prójimo, la socialización, la integración familiar… Valores que se están perdiendo y que es necesario recuperar. Valores de orden espiritual que están en el origen de esta crisis material.
Y ya sólo en círculos hiperminoritarios se habla de <<crisis moral>>. Sí; ha leído bien, de crisis moral provocada por un incremento del pecado. El pecado es un término tabú pero es tanto o más amenazante para el individuo como la sangría mensual que sufre su economía. Y lo es también para la sociedad en la que vivimos, la española, y para toda la humanidad. Si hay un pecado gravísimo, si hay una conculcación terrible de la Ley de Dios y de la Ley Natural, si hay una inmoralidad sin parangón alguno, ésta es el aborto: la muerte de un ser humano pequeño, indefenso asesinado por su propia madre ayudada por otros.
El aborto provocado, en sus múltiples formas, constituye el mayor horror que han conocido los siglos, mayormente grave cuanto que está instalado en nuestra sociedad con todas las bendiciones legales. Ni siquiera las culturas más salvajes y más primitivas han llegado al grado de inmoralidad al que hemos llegado nosotros. Matamos a nuestros propios hijos y lo hacemos con técnicas muy depuradas, a la vista y con conocimiento de todos y con máxima pulcritud legal.
Pasan los meses, pasan los años, y en España y en Occidente continúa el aborto. Por lo que a nuestro país se refiere, llevamos con él desde 1985 que fue aprobado por las Cortes y sancionado por el Rey Juan Carlos. Nada ha cambiado desde entonces salvo que se haya profundizado en su legalización y se haya incrementado su práctica. Es asombroso pero en poco más de 25 años, de un delito que era el aborto, hemos pasado a un derecho. Y todo ello bajo el amparo constitucional. Es una atrocidad moral, diabólica y jurídicamente cierta.
Aún más sórdido es su aceptación generalizada en la sociedad y en sus élites políticas y económicas. El aborto es inamovible, no cabe siquiera mencionarlo públicamente. Esta palabra ha desaparecido del lenguaje público. Véase la sesión de investidura del Presidente Rajoy, en diciembre pasado, en la que no fue mentada la palabra. Es alucinante…; un espejismo, pero así fue. Horas y horas de debate, discursos, réplicas y contrarréplicas y sólo escasos parlamentarios se refirieron genéricamente al <<apoyo a la vida, a la familia…>>. Parece más bien un recurso lingüístico hasta el punto que empieza uno a temblar cuando se habla de <<apoyar a la vida y a la familia>>.
Los políticos, con disimulado desprecio, suelen considerar el aborto como una cuestión menor de la que sólo algunos <<pepitos grillos>>, ciertos jóvenes y movimientos pro-vida, han hecho bandera y no dejan de <<dar la paliza con el tema>>.
En los ámbitos eclesiásticos hay claridad de ideas, en lo teórico, eso sí, pero a nivel práctico no se pasa de las palabras y las oraciones. Éstas son necesarias pero hay que transformarlas en hechos. Hay algunas alocuciones episcopales de vez en cuando y en los templos se suele pedir por las madres embarazadas, por los niños concebidos, el día 28 de diciembre y en otras fechas señaladas, y poco más. Es lamentable pero aquí, en España, la iglesia carece de una estrategia global contra el genocidio, no hay acciones de lucha pacífica. La jerarquía calla al respecto y el pueblo fiel está confundido, como ave sin nido…, desconcertado. 
En la sociedad civil y en los medios de comunicación, con carácter general, es un asunto ya superado en el que no hay que implicarse. Una vez al año se hacen públicas las cifras de abortos y poco más. Silencio. Sólo las grandes plataformas como el <<Foro de la Familia>>, <<Hazte Oír>>, <<ARBIL>> y <<Jóvenes por una Causa>> son, hoy por hoy, en mi opinión, las únicas entidades civiles que mantienen con ahínco la lucha por la vida y que tienen capacidad para mover a la población.
El grado de esquizofrenia –asesina- al que hemos llegado tiene muchos quilates. El estado mata pero también ayuda –en algunas Comunidades Autónomas- a las madres embarazadas. ¡Mate usted a su hijo!...; hágalo, y con dinero público si no tiene recursos, pero, por otro lado, si quiere, también puedo ayudarle a salvarlo… ¿Pero qué incoherencia es ésta? ¿Qué sociedad normal puede admitir tamaño dislate?
¿Qué está pasando en España que no detenemos el asesinato masivo de más de 113.000 niños –más habitantes que la provincia de Soria- mediante el aborto quirúrgico y de centenares de miles mediante otras prácticas como la fecundación In vitro, la píldora postcoital, la píldora RU-486, etc.? Cada uno que reflexione y asuma su parte de culpa: los españoles de a pie por mirar hacia otro lado, como los alemanes ante el genocidio nazi, los medios de comunicación por silenciar la matanza y los poderes públicos por alentar, promover y consentir este horror.
El aborto es la CRISIS por antonomasia, crisis de vida, de amor, de justicia, de estabilidad, de fuerzas morales… El aborto es el exponente máximo y hediondo de lo más abyecto que el hombre pueda hacer, es el pecado elevado a categoría de derecho legal; la quintaesencia de la barbarie, el asesinato puro y duro, la cruda demostración de que estamos en una sociedad en crisis, enferma, inhumana y narcotizada que mata a sus propios hermanos.
La sensibilización social por el respeto al derecho a la vida se diluye progresivamente, y es tal el grado de degradación al que hemos llegado que pocos se inmutan ante el mayor holocausto que han conocido los siglos. La falta de formación es en gran parte responsable de ello. Por desgracia, la parte viva de la sociedad está huérfana de acción. Parece que hemos dado por perdida la batalla y que la situación de silencio y de opresión generalizada ha neutralizado nuestra capacidad de reacción.
Pero no es así, estamos en una encrucijada y tenemos que tener esperanza. Es la gran oportunidad porque el PP vuelve a tener mayoría absoluta como en el año 2000 y tiene posibilidades legales de frenar el holocausto. Fue muy bonito ver en la calle Génova, la noche del triunfo electoral, la gran pancarta que un grupo –suponemos- de militantes del PP enarbolaba: <<ni a los 16 ni a los 18. Aborto abolición>>. Quiero ser optimista y la oportunidad es inmejorable; ataquemos el nudo gordiano de nuestra crisis.
Parece, sin embargo, según lo apuntado subrepticiamente en campaña electoral y en ciertas declaraciones actuales, que sólo se va realizar una pequeña reforma legal para evitar que las muchachas menores de edad aborten sin el consentimiento de sus padre. ¿Pero cómo es esto posible? Confiemos que no. El PP, al igual que ha cambiado su oferta electoral y ahora ha subido los impuestos, debe ahora cambiar su propósito tibio sobre esta cuestión y, por fin, definitivamente, derogar el aborto.
Pero no basta con ello, hay que ser proactivos ya que, una vez aprobada la Ley Orgánica correspondiente que penalice este asesinato, debemos ayudar a que nazcan los niños arbitrando la creación de al menos, 19 clínicas, una por Comunidad Autónoma, para recibir a los niños de aquellas madres que no quieran tenerlos. Se debe establecer un sistema, cueste el dinero que cueste, para atender a las madres embarazadas en dificultades. Lo debemos hacer, entre otros motivos porque cada niño que nace en España es la mejor inversión –moral y económica- que está haciendo nuestra sociedad. En esas clínicas se deberá criar a los hijos rechazados por sus madres y, bien proceder a su adopción, bien devolverlos a sus madres, en su caso, cuando ellas puedan hacerse cargo de ellos una vez que estén mejor física y psíquicamente.
Si quiere, el PP puede hacerlo. Insisto, es la mejor oportunidad. No es cuestión de que lo haga por cálculo electoral y esperando la aprobación de las masas. Evidentemente, como tampoco lo espera cuando sube los impuestos porque un bien mayor está por encima de las reacciones sociales y políticas. Aunque con esta decisión al PP se le pusiera todo el mundo en contra, tendrá que hacerlo y somos de la opinión que muchísima gente saldrá en defensa del gobierno cuando tome esta medida.
La derogación del aborto es la primera decisión para salir de la crisis. España es un país fuerte, que cree en la vida, en el futuro de sus hijos y sería el primero de Europa que acabe con el holocausto. España territorio libre de aborto porque España es un país bueno para vivir. En el momento que desaparezca el aborto ya podemos decir que tenemos un Estado de auténtico bienestar, porque los niños pueden nacer sin peligro; vienen a <<bienestar>>; a <<estar bien>> entre nosotros. Ese es el primer gran paso para superar la crisis; dejar de cargarse a los niños por nacer.
Esta derogación enlaza con todos los grandes movimientos de la humanidad que han surgido contra las variables formas de opresión de los débiles. En los primeros años de la era cristiana, y después, había que luchar contra la esclavitud, luego tocó contra el racismo, las dictaduras, la pobreza, la guerra, las mafias, la pena de muerte… El PP, si deroga el aborto, será heredero de los movimientos pro-derechos civiles que rompieron dogmas de opresión y discriminación instalados en la sociedad.  Es la hora de abolir pacíficamente el genocidio prenatal cortando el río de sangre que está ahogando a nuestra sociedad.
El tiempo apremia, cada día que se pierde caen más niños en el seno de sus madres. No se puede esperar más. Zapatero, recién nombrado Presidente, en poco más de 15 días trajo a las tropas de Irak y derogó el trasvase del Ebro. Si hay voluntad, el aborto se deroga en cuestión de meses. Si el PP no lo hiciera en los próximos meses, habrá que tratar de mover su voluntad y también la del Gobierno y la del resto de los poderes públicos. A parte de otras acciones de resistencia pacífica que se deban implantar para exigir de manera permanente y contundente que se detenga el genocidio, la próxima primavera de 2012, si no hay Ley Orgánica derogatoria del aborto, será el momento en que el <<Foro de la Familia>>, <<ARBIL>>, <<Hazte Oír>> y <<Jóvenes por una Causa>>, en coordinación con todas las entidades que se adhirieron a la manifestación del 17 de octubre de 2009, convoquen a todos los españoles de buena voluntad para que nos lancemos a la calle solicitando al PP el fin de la matanza.
Ya no habrá máscaras, será el momento de la gran verdad.