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Diario YA


 

La necesaria reconversión de la zona pasa por potenciar actividades que sustituyan a la minería

¿Qué está sucediendo en Asturias?

Miguel Massanet Bosch.   En este totum revolutum en el que nos encontramos los cuitados ciudadanos españoles, no es raro que tengan lugar hechos insospechados, conductas incomprensible y actitudes que parecen enfrentarse de forma directa con el más mínimo sentido común, con la sensatez y con la oportunidad del momento. En efecto, si es cierto que ya estamos acostumbrados a que estos Sindicatos que estamos obligados a padecer, porque la Constitución quiso darles una función que, desde el día en que, en España, se entró en la democracia hasta estos momentos de angustia nacional, no han sido capaces de cumplir,  en ningún momento y bajo ninguna circunstancia, en los términos fijados en la Carta Magna; no lo es menos que, después de un periodo de interesado aletargamiento, parece que han decidido recuperar aquellas artes de sus antecesores del octubre de 1934, cuando, también en Asturias, y por problemas de la minería del carbón, el llamado “Ejército rojo”, en  el “día rojo” , 5 de octubre, quisieron levantar al país en contra del orden establecido, mediante el método revolucionario de las huelgas, la violencia y, en una escalada más del enfrentamiento al Estado de Derecho, con el uso masivo las armas que había descargado, ad hoc, el vapor Turquesa en el puerto de San Esteban de Pavía, por encargo de los socialistas del señor Pietro. De todos es sabido el resultado de aquellos 15 días de revolución, que comenzó con la matanza de 23 guardia civiles durante el primer día de la revolución y acabó con una represión del Ejército.

Idénticos problemas revolucionarios, trasladados 78 años después, parece que se intentan reproducir en el principado de Asturias, fomentados de nuevo por la UGT y CC.OO ( entonces todavía los comunistas no tenían la fuerza que unos años después, durante la Guerra Civil, consiguieron  ostentar) parece que se quiere volver a utilizar el problema del carbón y las subvenciones como arma arrojadiza contra el gobierno del señor Rajoy, también de derechas, como era el del señor Samper en aquella época. Sólo falta que se produzca una desgracia que, sea en el bando de los mineros o de las fuerzas del orden, una víctima mortal, para que el conflicto adquiera carácter de enfrentamiento entre derechas e izquierdas. Es evidente que, una vez más, estos que han apoyado las tesis de los mineros y pretenden perpetuar el problema del carbón indefinidamente; cuando España se encuentra en un momento de agobio, con su deuda en un 72% del PIB y con grandes dificultades para colocarla, olvidándose de que la propia Comisión Europea se ha manifestado en contra de estas ayudas del Estado a la minería del carbón, fijando como tope el año 2018 para que cesen definitivamente
 
Sólo con el apoyo de sindicatos y socialistas se puede entender que los mineros lleven ya en huelga 16 días, estén colapsando Asturias e impidan, con sus piquetes y cortes de carreteras y ferrocarriles, el normal desplazamiento de los viajeros y estén actuando como guerrillas, lanzando objetos contundente y disparando cohetes por medio de unos tubos metálicos, con lo que ya llevan varios  policías heridos, cuatro en total (uno de ellos con un traumatismo en un ojo y otros tres con quemaduras por los cohetes de los mineros). Aparte, también han sido heridos tres reporteros que seguían de cerca los acontecimientos. Como suele ocurrir en estos casos, cada día que pasa, las manifestaciones se hacen más violentas y no sería raro que, cualquier día de estos, saliera algún descerebrado que decidiera dirimir la cuestión a tiros.
 
Como era de esperar, los principales afectados por esta locura violente han sido las sedes del partido Popular que en Oviedo, Mieres, Aller, Siero, Laviana y San Martín del Rey Aurelio amanecieron con daños y pintadas provocadas, supuestamente, por los huelguistas. Evidentemente, para los Sindicatos que dirigen el cotarro, la actuación de las fuerzas del orden ha sido “brutal”, una represión policial que los “criminaliza” y son tratados como “animales” ¡Ellos sabrán si se lo merecen o no, dada su forma irresponsable e ilegal de actuar! La patronal del sector de transportistas ya ha denunciado coacciones e, incluso, secuestro de camiones. Los ferrocarriles ya han sufrido sabotajes mediante objetos lanzados a las vías, rotura de catenaria a la altura de Ujo etc.
 
Y, todo ello, con el apoyo encubierto de la patronal de carbón, que ve con buenos ojos estas reclamaciones que, naturalmente les pueden beneficiar a ellos como principales perceptores de estas subvenciones que, ahora, el Gobierno ha decidido recortar para ayudar a disminuir el gasto público de la nación. Lo que parece es que hay quien ignora  que, estos señores propietarios privados de las minas de carbón, en ocasiones, han llegado a importar carbón para justificar los cupos y continuar percibiendo las subvenciones del Gobierno. Es muy lamentable que 8.000 mineros se vean amenazados de paro y también lo es que el carbón de Asturias no sea rentable en comparación con el del resto del mundo. Sin embargo, si en otros tiempos de bonanza, España se podía permitir perder dinero, subvencionando a la minería asturiana; ahora no puede hacer excepciones respecto a las medidas de austeridad que debe adoptar, por exigencia de la UE, si es que queremos seguir percibiendo sus apoyos. En todo caso, nos parece de una frivolidad absoluta que, bajo la presión de la violencia, el señor Presidente del Principado, señor Javier Fernández, se haya reunido con los representantes de la minería asturiana para discutir sobre el tema en cuestión.
 
Si, cuando las masas se apoderan de las calles, atacan a las fuerzas del orden, incumplen todas las condiciones para celebrar una huelga legal, causan destrozos, impiden a las demás personas que puedan ejercer su libertar de desplazarse para acudir al trabajo y atentan contra la integridad de los viajeros que viajan en ferrocarril, en transporte público o su propio medio de transporte; las autoridades dan señales de debilidad, ceden ante las presiones de la fuerza, se amilanan ante una pandilla de delincuentes y los tratan de igual a igual; señores,  entonces España se encuentra ante un grave problema. El Estado de Derecho cede ante la presión sindical y la fuerza de las urnas queda eclipsada por la invasión de la calle. Es preciso que, cuanto antes se acabe con esta situación de anormalidad, se recobre la sensatez y los mineros entiendan que con algaradas semejantes y con medios tan expeditivos, es imposible que se atiendan sus problemas por justos y sensibles que sean. Es obvio que deben asumirse decisiones tendentes a dar salida a estas personas perjudicadas y hacer una reconversión de la zona potenciando otras actividades que puedan sustituir al sector de la minería.
 
Los mineros no pueden pretender tener derechos que superen a los que, también, les asisten a los 5’5 millones de parados que están a la espera de conseguir un empleo , muchos de ellos ya sin prestación y 750.000 sin ayuda alguna. Si se han reducido las subvenciones no ha sido más que debido a que el Gobierno, en estos momentos, no está en condiciones de poder atender sus demandas, por justas que puedan parecer, ya que estamos pasando por un trance verdaderamente difícil, pendientes de lo que va a suceder en Grecia y de los acuerdos que se tomen en las próximas reuniones del G20 y los demás organismo comunitarios, que van a ser los que decidan en qué forma vamos a recibir las ayudas financieras que se nos prometieron. Es absurdo crear una situación que, a la vista de nuestros vecinos de la UE, puedan dar apariencia de falta de estabilidad, contribuyendo a mantener la desconfianza que ya existe, sobre la fiabilidad de nuestra nación. O esta es, señores, mi impresión sobre este tema.+ 

 

Etiquetas:Conflictos de los Mineros en Asturias