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Diario YA


 

editorial

Al Gobierno del PP le falta un sentido ético y de justicia social

La crisis ha puesto a la economía y los problemas sociales en el centro de la atención internacional y, ante esta realidad de la que es imposible evadirse, la encíclica de Benedicto XVI, “Caritas in Veritate” nos muestra el camino.  

Las medidas planteadas por el Gobierno del PP no tienen en cuenta al ciudadano de a pie, que vive honradamente de un trabajo que declara, mientras paga cada año los impuestos que tocan, sin conocer nunca ni de cerca cualquier forma de economía sumergida. A partir de ahora, cobrará menos –por supuesto, si es tan afortunado que sigue conservando su trabajo-  ya no tendrá paga extra, tendrá que pagar más por lo mismo gracias a la subida del IVA, verá reducida su pensión y, por supuesto, ni se plantea comprarse una vivienda en tales circunstancias y con la eliminación de desgravación por adquisición de vivienda. En definitiva, le costará y mucho llegar a fin de mes. El Gobierno hace más difícil ser honesto en España.
 
La subida de impuestos aumenta más el deseo de eludirlos que la propia recaudación, como demuestra la práctica. El PP establece la ley de la selva, en la que sobrevive el más fuerte e ingenioso defraudador que sabe además como sacar sus ahorros fuera de España. 
 
La crisis económica va precedida por una crisis moral y ética de los que gestionan, de una clase política que “ha perdido el sentío…” hace mucho tiempo. Nacida en un PSOE despilfarrador y profundamente laicista, está siendo mantenida y alimentada por un PP obsesionado por la economía pero que no funciona porque le faltan los valores morales y éticos conducentes a un sentido de justicia social del que carece por completo.
 
Aunque sea necesario adoptar sacrificios, el Gobierno opta por sacrificar al español medio para mantener sus “lujos” en forma de televisiones autonómicas, empresas públicas, el Senado, las subvenciones políticas… como si todo esto no tuviera un enorme coste económico. 
 
Reducir las subvenciones de los partidos y los sindicatos no es lo mismo que eliminarlas. Por no hablar del carísimo coste económico que supone nuestro sistema autonómico, que hasta se permite el lujo de tener sus propias embajadas por todo el mundo. España derrocha mientras dirige sus pasos inexorablemente hacia el paro y  la pobreza, como nos alerta continuamente Cáritas.  
 
Juan Pablo II definió la riqueza y el poder como una “tentación universal” que sucede cuando el hombre pierde de vista a Dios y se actúa como árbitro absoluto de todo lo que se posee, haciendo de ello “motivo de orgullo y de abuso para los demás”. 
 
Existe una economía cristiana, como nos explica Benedicto XVI, con unos valores que deben ser promovidos por los cristianos. En Caritas in veritate Su Santidad habla del capitalismo sin alma artífice de la crisis actual y de su falta de ética. El Papa se preocupa por lo social y por la defensa de la persona, de la vida y del medio ambiente: “La eficacia técnica de los procedimientos que se deben adoptar para superar la crisis a la luz de la ética”.
 
A continuación, solo una brevísima referencia a las inspiradoras diez premisas establecidas por Benedicto XVI, para que su luz arroje la claridad que necesitamos para abordar la actual situación, con alma.
 
1. El hombre está por encima de la economía y es el primer capital que hay que salvaguardar, sin renunciar nunca a la justicia, que lleva a dar al otro lo que es suyo. 
 
2. El rechazo al capitalismo salvaje, la codicia y la avaricia financiera, el egoísmo y el paternalismo colonial: “la crisis nos obliga a revisar nuestro camino” (n.21)
 
3. Un mercado más social y humano en el que el Estado tenga un papel activo y las empresas se guíen por la ética y la responsabilidad: “Junto a la justicia, el otro soporte de la vida social y moral es el bien común” (n. 7)
 
4. La injusticia existe y es preciso intervenir, crear un sistema nuevo, más transparente y justo, con reglas que integren al Tercer Mundo –a los pobres y hambrientos, a los no nacidos- en la economía y el comercio globales.
 
5. La crisis nace de un déficit de ética en las estructuras económicas, y sólo con la caridad, iluminada por la luz de la razón y de la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un carácter más humano y humanizador” (n. 9)
 
6. El desarrollo es imposible sin personas honradas. Dentro de las “nuevas pobrezas”, Benedicto XVI condena las trabas al derecho a la vida, que se dan tanto por la falta de alimento como por las políticas de contracepción y “la imposición del aborto” en algunos países. 
 
7. El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano, “Tanto la exclusión de la religión del ámbito público como el fundamentalismo religioso impiden el encuentro entre las personas y su colaboración para el progreso de la humanidad” (n. 56)
 
8. Benedicto XVI afirma que “siente mucho la urgencia de la reforma tanto de la organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y financiera internacional, que de especial voz a los países más pobres: “Urge la presencia de una verdadera autoridad política mundial  que goce de poder efectivo para garantizar el desarrollo de la justicia y de los derechos humanos”.
 
9. Las empresas y los políticos deben tener una sólida responsabilidad social y ética, sin circunscribirse tan solo a la técnica o a la tecnología. Benedicto XVI advierte “Lo mismo ocurre con el desarrollo económico, que se manifiesta ficticio y dañino cuando se apoya en los ‘milagros’ de las finanzas para sostener un crecimiento antinatural y consumista” (n. 68). 
 
10.  Sin Dios el hombre no sabe adónde ir ni logra saber quién es. El Papa anima al ser humano a no caer en la tentación de “creerse autosuficiente y capaz de eliminar por sí mismo el mal de la historia”.