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Diario YA


 

Viva la imagen

Alfombra roja para Zapatero

Lorenzo de Ara

¿Qué otra cosa podíamos esperar? La mediocridad política e intelectual que se arraiga en su cabeza es tan insondable y hedionda, que la foto es para él lo máximo. El segundo inmortal. La pose.

La foto en los lugares que huelen bien tiene más valor. Siempre en el cielo político y diplomático, entre algodones, con estrellas y alfombra roja. Así se encuentra a gusto nuestro Zapatero.

Y digo nuestro, porque al fin y al cabo él habita La Moncloa, él merodea por sus estancias, el enciende la luz (como en el Pardo) para vigilarnos (con ayuda de Rubalcaba) y resolver nuestros problemas y aliviar las congojas del futuro votante, siempre socialista.

El dios marroquí le puso la bandera para dejar las cosas todavía más claras. ¿Lo tienes claro? La sonrisa pestilente. El saludo hipócrita. La rendición tantas veces escenificada.

No hay defensa de Melilla ni de Ceuta. Ni una palabra que fastidie al dios del sur. Nada de Guardia Civil, de mujeres despreciadas y amenazadas. Nada de inmigración ilegal, nada de terrorismo. Nada de nada. Sólo la foto. La instantánea que otorga inmortalidad.

España en la ONU es tan interesante como la aparición de Chávez, como la palabra de Zimbabue. Se coloca a un gitano rumano y probablemente captará más la atención. Un payaso cualquiera, un terrorista, un indigente, un niño en pañales. Todos ellos son más interesantes que nuestro enviado especial, tan fotogénico y amigo del gran enemigo del sur. Habla Mahmud Ahmadineyad, silencio Zapatero. Por cierto, ¿para cuándo una foto con nuestro aliado persa?