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Diario YA


 

¿Fueros, privilegios y pactos fiscales en tiempos de crisis?

Autonomías de primera y de tercera clase

 

Miguel Massanet Bosch.   Se dice de Luis XII de Francia que solía repetir con frecuencia la siguiente frase: “Prefiero que el pueblo se ría de mis economías a que llore por mi prodigalidad” Por desgracia para los españoles, ahora nos vemos en la tesitura de llorar lo que nuestros anteriores gobernantes dejaron de economizar. Y, lo que todavía resulta más deleznable, el despilfarro, a manos llenas, del dinero público que, como dijo una ex ministra socialista, “no es de nadie”. Estos días, hemos vuelto a sufrir un nuevo revés que, esta vez, nos ha llegado de la agencia de calificación de la deuda Standard&Poor’s que, si hace unos días rebajaba, en cuatro escalones, la calificación de nuestra nación dejándola en BBB+, ahora ha hecho lo propio con nueve de nuestras autonomías.
 
Así y todo, no lo ha hecho por igual a todas las autonomías que han sido objeto de revisión, sino que a Madrid, Galicia, Canarias y País Vasco les ha rebajado dos escalones, mientras que a Andalucía, Baleares y Aragón el recorte ha sido de tres escalones y la comunidad más castigada ha resultado ser Catalunya, a la que le han recortado cuatro escalones. Esto, sin duda, va a tener un efecto negativo para que, principalmente Catalunya, puedan continuar endeudándose y, si consiguen hacerlo, es obvio que las condiciones que van a tener que aceptar, para colocar su deuda, van a ser mucho más gravosas. El propio ministro de economía, señor Guindos, al ser consultado sobre la publicación de las balanzas fiscales, respondió con las siguientes palabras:”el problema de Catalunya no es de balanzas, sino de acceso a los mercados de capitales”. Mucho nos tememos que el señor Mas Colell va a tener que buscar otras salidas para ahorrar lo que precisa Catalunya para adecuarse al déficit fiscal que se ha establecido por medio de la nueva ley de Estabilidad Financiera, recientemente aprobada.
 
Lo verdaderamente lamentable es que, el partido que hoy está gobernando la comunidad catalana, CIU, no es del todo responsable de la precaria situación económica en la que se encuentra la comunidad y ha sido el primero en establecer duros recortes de los gastos y prestaciones públicas, para intentar recuperarse de la nefasta herencia recibida del Tripartit que, como es sabido, se creyeron que gobernar era despilfarrar, favorecer a los amigos, dar empleo a los adictos y gastar a manos llenas en proyectos absurdos y estudios sin utilidad alguna, que eran financiados con cantidades exorbitantes. Los siete mil millones de déficit de Catalunya, que han tenido que apechugar sus sucesores, son un lastre, lo suficientemente preocupante, para que el señor Mas y sus ayudantes anden pidiendo árnica al gobierno Central. Lo malo de toda esta historia es que, al señor Rajoy y a los suyos, les está sucediendo lo mismo con el déficit del Estado y, por ello, el país se encuentra en una situación tan grave que, si no se aplican drásticos recortes y no se consigue renovar la deuda a su vencimiento, al coste que sea, la única medida que quedaría sería pedir el rescate a Europa.
 
Pero, en todo este complicado tema, uno alcanza a preguntarse cómo, el País Vasco y Navarra, teniendo la situación privilegiada en cuanto al pago de impuestos a causa de sus prerrogativas forales; cuando han venido presumiendo de la solidez de su economía y, sus dirigentes, parece que nos miran al resto de los españoles por encima del hombro por no tener el ADN vasco; sin embargo, también han sido castigados con una reducción de dos escalones en la calificación de su deuda. ¿Son estos señores los que presumen de querer su independencia? ¿qué diría, el utópico Sabino Arana, si viera a sus paisanos al borde de la quiebra? Si un pueblo, como el vasco, dispone de una situación privilegiada respecto al resto de españoles en cuanto al pago de impuestos, muy inferiores a los que pagamos los demás, ¿cómo se entiende que también haya disminuido la demanda, que tengan problemas semejantes al resto de autonomías y que no hayan sido capaces de enfrentarse a la deudas y los recortes del gasto público, al menos como lo han hecho comunidades como Madrid o Galicia? A mi se me ocurre una reflexión que, estoy seguro, se llevan planteando una gran parte de los españoles.
 
Si el gobierno del señor Rajoy está haciendo recortes durísimos, si se ha impuesto una política severa de recorte del gasto público y si les viene pidiendo a los españoles recortes de salarios, congelación de pensiones o reducción de los haberes de los funcionarios públicos, aumento del IRPF, subidas del IBI y anuncios del aumento del IVA para el próximo 2013 ¿ a qué se debe que todavía no les haya metido las tijeras a estos privilegios de los que vienen disfrutando los ciudadanos vascos  o ¿ es que tendremos que pensar que por ser independentistas, por reclamar el autogobierno o por haber estado apoyando a los de la banda ETA, actualmente representada en las instituciones por su rama política, BILDU, se tiene miedo a enfrentarse a una posible reacción de vascos y navarros? No me parece justo que, por unos fueros ancestrales, estos señores puedan saltarse el Artª 14 de la Constitución de 1.978, donde se establece que todos los españoles somos iguales ante la ley. Si las mujeres han podido superar la antigua creencia de que eran inferiores a los hombres, no se las dejaba estudiar e intervenir en política; si la católica España se ha convertido en un Estado aconfesional o si a los homosexuales, secularmente considerados como enfermos o viciosos, hoy se los ha reivindicado, hasta el punto de permitir que se casen entre ellos; quisiera que alguien me dijera ¿a qué se debe que se sigan manteniendo unas diferencias tan absurdas entre los españoles de una comunidad autónoma y los del resto del país?.
 
Recuerdo que, en tiempos de la Guerra Civil, cuando éramos sometidos a un raid aéreo del enemigo de  todos, unos y otros, sin distinción de clases ni de creencias, nos refugiábamos en el mismo refugio y allí compartíamos el miedo y el sufrimiento, como si todos fuéramos de una misma familia. Por ello, ahora que todo el país está en una situación económica grave, que tenemos a más de 5’5 millones de personas en paro; creo que debiera prescindirse del hecho de que haya autonomías de primera y las haya de tercera clase; que unos se nieguen a ser solidarios con los otros o que hayan quienes pretendan sacar la mayor tajada de la situación o se muestren reacios e, incluso, amenacen con desobedecer, las normas que el gobierno está dictando para intentar sacarnos del atolladero, al que nos han conducido quienes no supieron gobernar la nación con la prudencia y capacidad precisas para darse cuenta de que nos llevaban, con sus insensateces, a la mayor ruina.
 
No me fío demasiado de la predisposición del señor Rubalcaba a prestarse a colaborar con el Gobierno de la nación, para intentar ponerse de acuerdo en las medidas imprescindibles para salir de la situación actual, pero, les aseguro, que estaría encantado que de esta reunión saliera un pacto de no agresión que sirviera para poner orden en este estado autonómico que, evidentemente, está necesitado de una revisión a fondo ya que se ha demostrado que, así como han sido administradas por sus respectivos gobiernos, lo único que se ha conseguido es que se hayan endeudado por encima de sus posibilidades, hayan adquirido vicios en su funcionamiento y, en algunas de ellas, el poder que se les ha dado, haya servido para alimentar sus aspiraciones independentistas. O así es, señores, como veo este espinoso tema de las autonomías.

 

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