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Diario YA


 

Con las e-postales navideñas

Ciber felicitar la Navidad

Emma García

Olvidados están ya aquellos tiempos en los que pasábamos horas escribiendo a mano mensajes de felicitación navideña y prosperidad para el año venidero. Igual de olvidada está la imagen de los estantes repletos de christmas recibidos, que por estas fechas solían lucirse a la entrada de cualquier casa u oficina. Ahora ese espacio se ha visto desplazado a la bandeja de entrada de los correos electrónicos, al que no paran de llegar e-christmas durante estos días. Aunque es cierto que todavía quedan nostálgicos/as que siguen la tradición, y que marcan la diferencia haciendo lo mismo de siempre, no sé si por decisión propia o porque aún no aprendieron los nuevos usos.

En muchos hogares, tanto el hecho de escribir como el de enviar postales navideñas suponía una tradición familiar, rodeada de todo un ritual que debía empezar con bastante tiempo de antelación. Primero con la selección de la imagen o viñeta de la tarjeta, luego con la elección de la frase de felicitación, y después con la realización de la fotografía familiar. Las tecnologías han facilitado ese proceso, que ahora puede ser realizado de forma casi instantánea, fácil y cómoda, además sin incurrir en coste alguno. De igual modo, las llamadas telefónicas para felicitar tanto el día de Navidad como el año recién estrenado, han sido sustituidas por los mensajes a móviles. Casi de inmediato a las doce campanadas pueden escucharse al unísono los tonos de mensaje recibido.

En cualquier caso, hasta hace poco tiempo el hecho de felicitar la Navidad era responsabilidad exclusiva de los adultos. Sin embargo, para los nativos digitales enviar christmas virtuales está siendo un gesto indispensable en estas fechas. Se adquieren en internet, se personalizan, se envían y reenvían, y se comparten en las redes sociales. Las tecno tarjetas navideñas cada vez son más creativas, divertidas, e interactivas. De esta forma es mucho más fácil transmitir sentimientos de felicidad, alegría y amistad. Quizás en el futuro cantemos villancicos ante un Belén digital animado en tres dimensiones. ¡Quién sabe!