El protagonista del día es el Papa Clemente XIII, que falleció el 2 de febrero de 1769. Vivía la Europa de entonces deslumbrada por “Las Luces”, que es como también se conoce a la Ilustración, la ideología de las tres erres: la razón, las reformas y el regalismo.

El Papa Clemente XIII, en defensa de la Iglesia, trató de detener la expansión de las regalías de los soberanos católicos ilustrados, empeñados en someter a la Iglesia en beneficio del Estado. Y conviene recordar que quien desata esta guerra son los monarcas católicos, para certificar que ya en el siglo XVIII era una realidad lo de “cuerpo a tierra que vienen los nuestros”.

Así es que excediéndose en las prerrogativas que las regalías concedían a los monarcas católicos, éstos expulsaron de sus territorios a los jesuitas, porque a su juicio eran un dique conservador, que impedía llevar a cabo las ingeniosas y benéficas reformas ilustradas, bajo el lema de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Por supuesto que la expulsión no era del todo desinteresada, porque suponía también la apropiación de los bienes de los jesuitas por el Estado. Y para llevar a cabo semejante atropello, se acusó a los jesuitas de participar en complots y de organizar revoluciones.

Así las cosas, el rey de Portugal fue el primero en expulsar a los jesuitas de sus dominios, acusándoles de haber organizado el fallido atentado contra Jose I. De nada valieron las protestas de Clemente XIII, y en 1760 también fue expulsado el nuncio.

El ejemplo de Portugal, lo siguió Carlos III en España, acusando a los jesuitas de planear el motín contra Esquilache. Y para que todo quedara en familia, hizo otro tanto Fernando IV, hijo del rey de España Carlos III, en Dos Sicilias. Y lo mismo sucedió en el ducado de Parma, cuyo titular Fernando de Borbón era sobrino de Carlos III.

Con la muerte de Clemente XIII, desaparecía un firme defensor de los jesuitas, que en el pontificado siguiente iban a ser sometidos a la dura prueba de su supresión. Y toda esta historia de los dirigentes católicos empeñados en controlar y manipular a la Iglesia en beneficio del Estado, de la Corona, del partido… sigue siendo tan actual, porque el que no conoce la Historia está condenado a repetirla.