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Diario YA


 

De la Sociedad de la Información a la Sociedad de la Comunicación

En septiembre de 1996 la revista “Base”, publicación oficial de la Asociación de Doctores, Licenciados e Ingenieros en Informática, publicó como tema de portada el artículo “SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN: OPORTUNIDADES, RETOS Y PELIGROS”. Desde el punto de vista de la planificación es importante, aunque rara vez se hace, evaluar la calidad de las previsiones que se realizan y hacerlo para mejorar la fiabilidad de los planes futuros. No valen trampas como he visto, por ejemplo, en uno de las empresas en las que he trabajado, donde se compensaban las desviaciones positivas con las negativas. En el artículo de 1996 se efectuaban una serie de previsiones, anticipando lo que podría devenir al desarrollarse con el tiempo la Sociedad de la Información. El objeto del presente artículo es analizar la situación actual y la evolución sufrida.

Enrique De la Puente. El título de este trabajo expresa claramente lo que pienso sobre lo que ha llegado a ser la Sociedad de la Información; estamos inmersos en la Sociedad de la Comunicación, pero una comunicación con unas características especiales, que la diferencia de todos los tipos de comunicación existentes hasta ahora. Sobre el título estuve dudando entre Sociedad de la Comunicación o Sociedad Conectada y opté por el primero, porque hay que reconocer que aunque en la actualidad todo está conectado, el fin de la conexión es poner en contacto un emisor con un receptor para transmitir algo, ya sea por ejemplo señales o energía; y como la conexión no es un fin en sí misma y lo que busca es la comunicación, me decidí por el último.

La comunicación a lo largo del tiempo ha pasado por muchos estados, desde que el ser humano se comunicaba por señas hasta la actualidad. Lo que se describía como la Sociedad de la Información también ha evolucionado, pero de forma acelerada. En menos de veinte años la extensión de Internet a los teléfonos móviles permite acceder a la red sin tener que estar sentados delante de un ordenador. Y todo ello con la conexión que nos permite ver, además de escuchar al interlocutor, lo que hace posibles apreciar además la gestualidad, que añade en gran manera información a la comunicación; desde la comunicación que nos llegaba de forma unidireccional a través de la radio o la televisión, primero limitada a un número pequeño de emisoras y que ahora es tan numerosa, desde la aparición del magnetofón y el vídeo, que nos permitía configurarnos el programa para escuchar la música o ver las películas o reportajes que quisiéramos, en vez de aceptar los que nos ofrecían en cada emisora, las cosas han cambiado mucho.

En la actualidad todos pueden acceder a todo en cualquier momento y esa circunstancia está cambiando la sociedad en la que vivimos. YouTube, por citar un ejemplo, uno de los portales más conocidos en la actualidad, con poco más de diez años de existencia, tiene más de mil millones de visitas al mes y crece cada minuto con más de cien aportaciones de los que lo utilizan para “colgar” sus creaciones, que en algunos casos son sólo de segundos. Toda Sociedad evoluciona en manos de los jóvenes que aunque no sean directores sí son actores y crecen y aprenden con lo nuevo, es decir que no tienen que aprender como los mayores que hacían las cosas de una determinada manera y obligándoles las nuevas tecnologías a cambiar sus formas de hacerlas.

La parte de la Sociedad formada por los que he llamado mayores está acostumbrada al esfuerzo, cuando estudiaban tenían que aprobar o no se pasaba de curso, estuvieron acostumbrados a los trasportes públicos y no tenían un vehículo propio aparcado delante de su casa, muchos de ellos tenían dos o más trabajos, en una época en la que no había tanto paro como ahora y esos mayores han aprendido a manejar ordenadores, móviles y resto de maquinitas infernales, como he oído nombrarlas a algunos, que la tecnología ha puesto a su disposición, pero no han dejado de utilizar las fuentes de información tradicionales por las que se enteraban en distinta forma de las que les llega a los jóvenes que casi nunca utilizan estos medios. Para entender la situación que se está viviendo en la actualidad, hay que entender la evolución de la juventud, que como se decía al principio de este párrafo condiciona la evolución de la Sociedad.

La adolescencia es una época difícil para los jóvenes, todo el mundo pasa por ella y el entorno condiciona en gran medida el desarrollo hasta la madurez. En un libro que escribió Judith Rich Harris en 1998, que escandalizó en gran medida a los profesionales de la educación tradicional y que inició un debate que todavía no ha concluido se defiende la teoría de que es el grupo y la genética quien configura la personalidad del joven en su paso a adulto en lugar de lo que se venía admitiendo hasta entonces, de que son los padres y los educadores quienes lo hacen. Centrándonos en España, el entorno ha sido favorable a la teoría que se expone en el libro citado; desde alcaldes que defendían y hacían propaganda del “botellón”, hasta conciertos, reuniones con los amigos en bares, en las cuales siempre había alguien que invitaba a fumar o a probar alguna droga, lo cierto es que se ha llegado a una situación en la que muchos de los jóvenes dan más importancia a disponer de algo dinero para esas actividades que a dedicarse a estudiar. Viven esclavos del móvil y se conectan a las redes sociales para ver el nivel de aceptación de su última aportación a las mismas, pues están pendientes de ellas en busca de la satisfacción de su “ego”, que los demás ponen de manifiesto mediante el botón “me gusta”, que se ha convertido en el paradigma global de la aceptación pública.

Esta juventud que no sigue el ejemplo de sus padres, que no los escucha, que no lee los periódicos, que no ve la televisión y que sólo está pendiente de sus móviles, enganchados a las redes sociales, son fácilmente atrapados por los manipuladores que se sirven de ellas para condicionar sus respuestas. Así se venden artículos de consumo, se hace famoso a alguien o se consigue que actúen de una determinada manera. Factores como la crisis que ha afectado a Europa, o la situación que han creado las invasiones de países árabes, o transformaciones que padece el planeta, como el calentamiento global, son hábilmente manejadas por los que a través de esas redes sociales están manipulando la respuesta de los adolescentes, que cada vez están más separados del entorno tradicional y que se imaginan a sí mismos como los capaces de cambiar las cosas.

Mientras tanto el mundo sigue cambiando y algunos líderes en diferentes campos intentan adaptarse a los cambios y algunos diseñan estrategias hasta para conducir esos cambios en lo que a su actividad se refiere. Leía hace poco un artículo de Ana Botín, presidenta del Banco de Santander, uno de los mejores y mayores bancos del mundo, cómo estaba preparando la adaptación a la situación actual, descentralizando la actividad y dejando muchas de las decisiones en los directivos de las entidades locales, basándose en las condiciones que deberían reunir estos directivos, que resumía en tres, integridad, inteligencia y energía. No sé si en su equipo hay expertos en neurología, o si acudirá a la universidad de Berkeley para que analicen la “corteza dorsolateral prefrontal” de sus empleados, para garantizar la honestidad de los mismos, según afirmaba la revista Nature Neuroscience, en uno de sus recientes artículos, que se podía hacer, para determinar el nivel de confianza que se les podía atribuir.

No voy a cuestionar en este artículo esta política, que establecida por una persona de la categoría de Ana Botín, seguro que será llevada a la práctica con las suficientes garantías, pero siempre he pensado que en toda descentralización empresarial, para que funcione bien, la organización descentralizada debe responder a una dirección por objetivos reservando para la organización central una dirección funcional, siendo una de las funciones principales la de control. Es muy corriente en España descentralizar, creando organizaciones semejantes a la central, como pasó en Telefónica o como ha pasado en la misma España con el llamado Estado de las Autonomías; en Telefónica las direcciones posteriores al hecho de la descentralización fueron arreglando el desaguisado creado, pero en España estamos viendo cómo la falta de control y el exceso de confianza en la integridad de las personas ha permitido que muchos de los “directivos” de las descentralizaciones hayan tomado decisiones en su propio provecho o en el de su partido. Por eso, y vuelvo a repetir que no voy a cuestionar las políticas de Ana Botín, es fundamental el control.

Pero ¿qué ha pasado en la Sociedad de la Información? Internet se ha extendido por el mundo, salvo en el aspecto técnico, prácticamente sin control y por eso los principios tradicionales no sirven para analizarla. Es una realidad que Internet ahora está presente en el mundo entero, prácticamente sin control, salvo en algunos países en los que sí hay control, como se ve en la figura, pero no del desarrollo, sino de acceso a la misma. Internet ha evolucionado, eso sí, de forma lógica o por lo menos de manera entendible. En una primera etapa han sido solamente los profesionales de la informática, la ingeniería y las telecomunicaciones los que han ido poco a poco desde su creación configurando sus protocolos de funcionamiento y los estándares de conexión tanto a nivel de los sistemas operativos como los físicos de conectividad de dispositivos. Es decir a nivel técnico. Los hackers, que los hay “buenos” y “malos”, han contribuido también al desarrollo de la red.

En primer lugar el término con el que son conocidos proviene de las bromas, que llamaban “HACKS”, que se gastaban unos a otros con programas informáticos los estudiantes del Massachusetts Institute of Technology. Muchos de estos estudiantes contribuyeron a la expansión de la red Internet, creando programas de utilidades, que incorporaban de forma gratuita para que los aprovecharan los demás usuarios. Ya no era sólo la información que se iba incorporando y se podía encontrar en Internet, también se podían utilizar las Bases de Datos, los Desarrolladores de Aplicaciones, en fin, una serie de utilidades que los usuarios, aunque no fueran expertos en informática, podían usar en su trabajo para mejorar su rendimiento. Hasta aquí se requerían unos conocimientos que dejaban Internet casi por entero para profesionales con un determinado nivel. En una segunda etapa la transformación de la infraestructura de telecomunicaciones, en la que se cambió la línea de cobre por la línea con fibra óptica, permitió un aumento en la velocidad de transmisión impensable hasta pocos años antes.

Muchas empresas se dieron cuenta de las posibilidades de negocio que ofrecía Internet e inmediatamente se dispusieron a aprovecharlas estableciendo alianzas estratégicas con otras empresas coincidentes o complementarias en su actividad y crearon departamentos, casi siempre de profesionales informáticos para hacer accesible Internet a la mayor cantidad posible de usuarios. Estas empresas que en un principio fueron de informática o de telecomunicación, por ellas mismas o por encargo de otras que veían esas posibilidades de negocio se dedicaron a hacer los equipos y dispositivos en general más “amigables” como se definió entonces el que fueran más fácilmente accesibles a las personas sin especiales conocimientos de informática. En poco tiempo se consiguió disponer no sólo de ordenadores, sino también de programas que pudieran ser utilizados por personas sin preparación técnica o informática y la publicidad y la comercialización hicieron el resto. Internet ya era de dominio público y su expansión por todo el mundo fue un fenómeno súper acelerado, consiguiendo estar presente y utilizable para casi todos aquellos que quisieran incorporarse.

Esto supuso otro reto para los profesionales que hasta el momento habían desarrollado Internet y tuvieron que revisar su arquitectura, ya que por ejemplo hechos puntuales provocaban el acceso masivo a un determinado contenido y se colapsaba la red. También las empresas tuvieron que tomar algunas medidas relacionadas con Internet, por un lado las empresas de informática aumentaron sus ventas de equipos y de los dispositivos con los que se aumentaba la capacidad de los mismos y no era raro ver cómo en muchas otras empresas cada puesto de trabajo se iba haciendo cada vez más autónomo y cómo los dispositivos conectados al ordenador eran más funcionales; sin levantarte del puesto de trabajo se podía recopilar información a través de internet o escaneando planos, diseñar, dimensionar, programar la construcción de un determinado producto y enviarlo a fábrica.

Muchos profesionales guardaban en sus ordenadores gran cantidad de contenidos útiles para su trabajo y necesitaban más cantidad de almacenamiento, sin pensar que podían guardar sólo la dirección del archivo que los contenían y esto supuso más negocio para las empresas. También se hizo posible la reunión virtual de voz o de imagen mediante teleconferencia; a todo ello se tuvieron que adaptar las empresas, que aprovecharon esta facilidad de comunicación para deslocalizarse en busca de mano de obra barata en otros países En toda comunicación hay un emisor de señal, una cadena que la transmite y un receptor que la percibe. Para que la comunicación sea de calidad, es decir, que el receptor reciba lo que el emisor envía, la cadena de transmisión debe tener la calidad que lo permita y es sabido que la fortaleza de una cadena es la del eslabón más débil, por lo que las empresas que trabajaban para que la sociedad se comunicara debieron equilibrar los distintos eslabones, pues no sería rentable para ellas invertir en mejorar la calidad de un eslabón si no se conservaba el equilibrio del conjunto, con lo que las decisiones empresariales seguían dependiendo de los informes de los técnicos, que de esta forma seguían condicionando el desarrollo de Internet.

Otra consideración a tener en cuenta es la capacidad de la cadena para percibir la señal, que a veces no llega al umbral que la tecnología nos proporciona y no la detectamos; acabamos de ser testigos de la percepción de las ondas gravitacionales, de las que habló Einstein hace ya un siglo y que no han sido captadas hasta ahora. En otros casos las señales que percibimos no son aprovechadas; hace poco el doctor en Físicas D. Juan Antonio Bermejo Piñar ponía de manifiesto cómo a través del “ruido”, fluctuaciones que acompañan a la señal de los instrumentos de medida de los reactores nucleares, se podía concluir en qué forma estaba trabajando el reactor y tomar las medidas adecuadas para asegurar un mejor funcionamiento con menor exposición a la radiación de las personas que revisan los sensores. Así que otra de las tareas que tuvieron que resolver los expertos fue la de mejorar los resultados de toda la cadena de comunicación, es decir mejorar la captación, la transmisión y la emisión de los contenidos.

Otro fenómeno que se produjo en esta segunda etapa fue la incorporación de datos personales a la red y así como un profesional podía acceder a otro ordenador con el fin de resolver un problema de un usuario, mediante alguno de los programas que lo permiten, o practicar teletrabajo, también los hackers “malos” podían acceder a los ordenadores ajenos en busca de información, realizando desde espionaje comercial hasta robo de contraseñas o datos bancarios y se hizo necesario crear una regulación ya no técnica como la que se venía realizando hasta el momento, sino social para la nueva existencia virtual que Internet había hecho posible. En esta realidad virtual se llegó hasta a crear un dinero, el “bitcoin”, para operar en ella, y también aquí actuaron los hackers “malos” con el resultado de pérdidas de las inversiones realizadas en los “bitcoins” por las empresas que aceptaron la idea. Hasta 2015 no se dispuso en España de unas leyes que compararan la intrusión en un ordenador personal como la intrusión en una vivienda.

Han pasado muchos años desde que se creó Internet y la reacción de los países ha sido distinta, pero muy lenta en todos ellos y es una pena que no se hayan tenido en cuenta las previsiones realizadas por los expertos en la Sociedad de la Información, donde ya se anticipaba la necesidad de regulación para el uso de lo que se presentaba como una realidad virtual, en la que iban a tener lugar muchos de los hechos de la vida real. Ya se sabe que la ley siempre va por detrás de las novedades, pero casi 20 años parece demasiado y los delincuentes se han aprovechado de ello robando contraseñas y entrando en las cuentas de usuarios de banca electrónica. También ha habido espionaje industrial, político y hasta bélico, en todos los casos las empresas y los gobiernos han tenido que crear y mantener unos sistemas de seguridad que no siempre han conseguido evitar la intrusión.

En España el Grupo de Delitos informáticos de la Guardia Civil vela por nuestra seguridad, pero los hackers “malos”, que los hay, son muy peligrosos y tanto las empresas como también los particulares intentan protegerse y en la actualidad las empresas de Seguridad Informática que se han nutrido de los hackers “buenos”, diseñan defensas cada vez más eficaces para mantener protegidos a los usuarios, pero es asombroso el nivel de desprotección de los entes públicos en España; me comentaba el otro día un experto que 9 de cada 10 Ayuntamientos en España tienen fallos en sus sistemas de seguridad. Ya ha habido casos de intentos de manipular lo que se ha venido en llamar el ciberespacio para entrar en los sistemas de control de infraestructuras estratégicas de defensa de algún país y la “2016 National Defense Authorization Act”, ley elaborada por el Congreso de los EE.UU., para la realización de cibermaniobras, que simularán ataques informáticos a esas infraestructuras y poder así crear las defensas necesarias, es un ejemplo de la importancia que algunos dan a esta posibilidad.

Es curioso apuntar que el Presidente Obama ha dicho que la vetará cuando se la presenten a la firma, a pesar del visto bueno dado por el Pentágono. Lo cierto es que las guerras empiezan en la actualidad en la Sociedad de Información, con acciones de espionaje, intrusión en los sistemas de defensa y manipulación de la información que recibe el posible enemigo. Pero una de las cosas en las que se hablaba en el artículo de la Sociedad de la Información, desgraciadamente no se ha cumplido. No se ve que los Gobiernos, salvo raras excepciones, se preocupen por formar más y mejor a los usuarios de las redes sociales, como se denominan ahora los grupos en que se han aglutinado los usuarios, a veces por intereses o aficiones comunes o a veces por falta de interés en algo concreto.

Las redes se utilizan para reunirse y ver un espectáculo o manifestarse conjuntamente para protestar contra algo. Un ejemplo de lo aquí expresado podría ser la explicación de lo que costaría el KW de energía eléctrica si se suprimieran las centrales nucleares, tan denostadas por los ecologistas. En el siglo pasado la sociedad ha vivido soportada por la energía eléctrica generada con distintos procedimientos, unos más “limpios” y de mayor rendimiento como la obtenida en las centrales hidráulicas de los embalses, otros más “sucios” como la obtenida con el carbón o los hidrocarburos. El corte de suministro de energía suponía una hecatombe y se adoptaron otros procedimientos de obtención de energía, algunos de gran rendimiento pero en principio peligrosos como las centrales nucleares y otros más “limpios” como la transformación de la energía solar o la eólica, por cierto esta última también protestada por los ecologistas, porque las aspas de los ventiladores pueden matar algún pájaro.

La tecnología que ha sido capaz de almacenar energía eléctrica en pilas y baterías no ha podido todavía aprovechar, almacenándola, la energía de los rayos en las tormentas, lo que seguramente resolvería el problema, pero ahora no se puede y creo que sería interesante que se explicara el coste de nuestra forma de vivir suprimiendo las fuentes protestadas y entiendo además que sería de interés para todos, pero es una información que no dan ni los Gobiernos, ni las Organizaciones no Gubernamentales. Es una pena que no se utilice el gran poder que nos ofrece la Sociedad de la Información para aumentar la formación y la capacidad de discernimiento de los ciudadanos. Con relación a la formación de los ciudadanos parece que la Sociedad de la Información, no ha sido aprovechada satisfactoriamente. En 2013 la consultora McKinsey realizó una encuesta en 8 países de Europa para estudiar cómo evolucionaba el mercado laboral; los resultados, que publicó a principios de 2014 eran desalentadores, porque se ponía en evidencia cómo el 40 % de las empresas encuestadas se quejaban de que no podían encontrar entre los demandantes de empleo a profesionales que satisficieran sus necesidades.

Estaba claro que la formación impartida no correspondía a las necesidades de la Sociedad y aquí habían fallado tanto los gobiernos como las entidades que tenían la responsabilidad de la formación de nuevos profesionales para las nuevas empresas. Los jóvenes ven esta situación desde el lado contrario, se revelan a aceptarla y piensan que es más importante saber dónde está la información que puede resolver un problema que conocer por ellos mismos esa información. La tercera etapa comienza con el dominio de los usuarios, pero en sentido activo y pasivo. Se ha llegado a un punto en el que la dependencia de los móviles es tal que hace poco el filósofo y pedagogo José Antonio Marina decía: “¡que un chaval pierda su móvil es lo más parecido a un ictus cerebral! Allí tiene sus contactos, sus conocimientos”. Quizás sea un poco exagerado, pero tiene sentido; muchas veces vemos a grupos de jóvenes que en vez de estar hablando en tertulia convencional, se están comunicando a través de los móviles y se ha podido leer en los periódicos que un joven atacó a sus padres porque no le compraban un determinado móvil.

Es evidente que al hacer los dispositivos más pequeños y más potentes los ciudadanos no necesitan preguntar una dirección ni recordar un número de teléfono, porque toda esa información es accesible desde el móvil o ya desde un dispositivo en forma de reloj que se lleva en la muñeca. Por otra parte muchas de las variaciones experimentadas por las redes han sido promovidas por los propios usuarios de forma individual mediante la creación de negocios que han dado lugar a cambios, o mediante exigencias de las empresas y las OO.NN.GG., que para proteger mejor a sus miembros han obligado a los Gobiernos a tomar medidas sobre todo en el tema de la regulación. La convergencia de regulación entre los distintos países, se va produciendo en algunos casos, como en el tema de la Protección de Datos, pero de forma muy lenta. En esta tercera etapa la aparición de nuevos materiales como el grafeno y la aplicación de nuevos programas de Inteligencia Artificial facilitarán la creación de los nuevos tipos de dispositivos susceptibles de ser manejados a distancia o con memoria programada y se harán realidad los vehículos sin conductor, los automatismos en tareas repetitivas, etc.

La domótica dejará de ser una noticia de revistas o una presentación en ferias especializadas y se convertirá en algo corriente y se manejarán a distancia los dispositivos que subirán o bajarán persianas en la segunda vivienda, encenderán la calefacción, para que al llegar la casa esté acogedora. La robótica es una de las cosas que más avanzará y muchas de las tareas desagradables o peligrosas que realizan los seres humanos, serán llevadas a cabo por robots manejados o controlados a distancia mediante Internet o redes especiales. Estos robots no tendrán figura humana y adoptarán la forma más adecuada para llevar a cabo con mayor eficiencia la tarea que tengan encomendada. La enorme cantidad de información que se va incorporando a Internet y la gran generación de contenidos van a suponer un nuevo reto para las empresas o individuos que los crean y se les presentará un nuevo problema: la captación de la atención del que accede a Internet. Cuando se accede a la red, alguien está obteniendo un beneficio, ya sea a través de publicidad o por el cobro de algún servicio y ese alguien lo obtiene cuando el que accede, lo hace a uno o más lugares determinados.

Ya a principios de los años 70 Alvin Toffler y Daniel Kahneman hablaron de la “Economía de la Atención”, poniendo de manifiesto que la atención requiere tiempo y el tiempo que puede dedicar a los contenidos el usuario de Internet es un recurso limitado, por lo que no se puede acceder a todos y por ello, tanto los creadores como los que obtienen beneficios del uso de la red, deberán tener esto en cuenta. La sociedad industrial ha venido produciendo gran volumen de producto; en esta tercera etapa los emisores tendrán que cambiar la forma de hacer negocios y deberán relacionar la producción con la capacidad del receptor. Los productores de contenidos tendrán que dedicar parte de sus beneficios a captar la atención del receptor con nuevas formas de publicidad, que están relacionadas con nuestro sistema neuronal y que ya algunos denominan “neuromarketing”.

También en el artículo sobre la Sociedad de la Información se mencionaba el mundo inquietante del hombre semielectrónico, queriendo adelantar con ello la posibilidad de conectar los sistemas neuronales de los individuos con el mundo exterior a través de dispositivos. En la historia de la Humanidad se han resuelto muchos de los problemas que se le presentaban al ser humano que es el receptor cuando la percepción de la señal del emisor no se recibía correctamente y desde las gafas a las lentes intraoculares, desde la trompetilla a los audífonos se ha logrado que la señal llegue con la suficiente calidad. ¿Hasta dónde se va a llegar? Ya se han conseguido implantar unos ojos biónicos a un ciego y no creo que se tarde mucho en injertar en los seres humanos dispositivos que reciban señales de los distintos sistemas que constituyen su organismo y las envíen a un centro donde se analicen y se tomen medidas cuando sea necesario.

Seguramente se empezará por personas cuyas enfermedades requieran una acción en caso de alteración de determinadas variables mediante los controles que las supervisen, pero atendiendo al principio de que es mejor prevenir que lamentar, no se tardará mucho en empezar a implantarlos en forma generalizada, con lo que el ser humano estará incorporado a esa Sociedad de la Comunicación. Un experto en Redes Sociales, yo ya no lo soy, auguraba hace muy poco que en menos de 5 años habrá más de 20.000 millones de equipos conectados. ¿Seremos cada uno de nosotros uno de ellos? Conclusión Concluyo este artículo comentando cada una de las conclusiones con la que terminé el que se enunciaba al principio de éste.

• En el anterior se concluía: Los esfuerzos deberán procurar que las condiciones del ser humano mejoren a través de una mejor educación y promoción personal, sin que se produzca más marginación que la estrictamente derivada de condiciones de desinterés generacional, etc. Creo que se ha cumplido en los dos sentidos, ya que los que han tenido la voluntad de aprender y promocionarse, han encontrado en Internet lo necesario, ya sea en información, como en posibilidad de difusión de conocimiento o publicidad para sus ideas, mientras que por el contrario los auto marginados se encuentran más aislados

• En el anterior se concluía: Deberán reconsiderarse las prácticas comerciales actuales para adecuarlas a la nueva situación y establecer otras complementarias que contemplen las nuevas posibilidades. También deberá revisarse la regulación implicada. A lo largo del presente artículo se ha hablado de cómo han ido cambiando esas prácticas y de cómo con retraso, pero se está haciendo, se ha creado la regulación que controle, para evitar malas prácticas y proteja a los usuarios de los delincuentes de la red.

• En el anterior se concluía: Las empresas actuales tendrán que hacer esfuerzos de imaginación para poder tomar las mejores decisiones en cuanto a su actividad futura para, en función de ello, adoptar las mejores medidas de dimensionamiento, organización, alianzas a establecer y forma y distribución de los recursos a utilizar. Hemos sido testigos de cómo empresas como Telefónica, ahora Movistar, ha cambiado hasta del nombre que la identificaba como un “carrier” de la señal de telefonía y se ha metido de lleno en el mundo de la distribución, y hasta en algún caso de promoción, de contenidos. También se ha visto cómo han desaparecido alguna de las que no supieron adaptarse a la nueva situación.

• En el anterior se concluía: Las nuevas empresas que aparezcan deberán adecuarse al nuevo entorno, aprovechando todas las posibilidades que éste ofrece y sin caer en la equivocación de mantener formas de concepción de la empresa que han dejado o dejarán de tener sentido. Siguiendo con el caso de Telefónica vemos como la empresa ha ampliado su estructura, incorporando a expertos en Internet y tiene su “Eleven Paths” que cuenta con varias decenas de expertos que velan por su seguridad y desarrollan los sistemas que Telefónica ofrece a sus clientes. Pero han aparecido muchas nuevas empresas que no se parecen en nada a las tradicionales, en las que los que trabajan en ellas, lo hacen desde sus casas y están desperdigados por distintas ciudades e incluso países.

• En el anterior se concluía: Los sistemas educativos deberán poner al alcance de los ciudadanos el conocimiento que éstos demanden de forma que puedan elegir con libertad de opción. Otra obligación de los sistemas educativos será la de adaptar sus prácticas para seguir cumpliendo el papel que tienen asignado de sistematizar el conocimiento, formar, garantizar a la sociedad los niveles alcanzados por el individuo que se forma (salvo que la Sociedad de la Información adopte métodos de comprobación inmediata de estos niveles). El trabajo de la consultora McKinsey pone de manifiesto cómo se ha fallado en la planificación de los nuevos planes de estudio, al no incorporar los conocimientos necesarios para la nueva situación y que no se han adaptado a la nueva realidad al no haber cambiado suficientemente la formación de los profesionales que pudieran acometer las nuevas prácticas comerciales, un 40 % de necesidades no satisfechas es un porcentaje demasiado elevado,

• En el anterior se concluía: Los Gobiernos, Fundaciones y otros agentes con el poder suficiente deberán crear las condiciones que mejor favorezcan las inversiones públicas y privadas. Otra de sus responsabilidades en el futuro es la de promover, mediante la educación cívica, las participaciones de los individuos de forma colectiva o personal en el desarrollo de los nuevos sistemas. Se han realizado inversiones públicas y privadas, pero no siempre han respondido a los objetivos expuestos, en algunos casos, como ha sucedido en España con la Televisión Digital Terrestre, que se adelantó en este tema a Alemania, las decisiones se tomaron por otros motivos, en algunos casos partidistas. Las empresas privadas han respondido mejor en la creación y desarrollo de las infraestructuras necesarias y en este caso, respondiendo a sus propios interés, sí han tenido en cuenta las opiniones de los ciudadanos, aunque en algunos casos estas opiniones estaban condicionadas por las ofertas presentadas a través de la publicidad de las mismas empresas.

• En el anterior se concluía: Las Organizaciones No Gubernamentales tienen un papel muy importante en un mundo en el que, probablemente gracias a la difusión de hechos tan tristes como los vividos en África, Yugoslavia, etc., (universalización de la información), se han despertado fuertes sentimientos de solidaridad en los ciudadanos de los países que están más desarrollados.

Las OO. NN. GG., que llegan fácilmente a gran número de ciudadanos fundamentalmente jóvenes y por ello protagonistas del futuro, pueden contribuir a encaminar su actividad, agrupando y potenciando sus esfuerzos, la mayor parte de las veces desinteresados, a favor de los más necesitados. Muchas de estas actividades se concretan en acciones de formación. En los años que siguieron a la publicación del artículo de referencia, las OO.NN.GG. encontraron ayudas tanto entre particulares como en Ayuntamientos y entidades públicas, pero también aquí aparecieron indeseables que se aprovechaban de las subvenciones para su propio interés. Otras OO.NN.GG., como en España los Colegios Profesionales o la O.C.U (Organización de Consumidores y Usuarios) aglutinan esos esfuerzos para presionar al Gobierno a tomar decisiones a favor de los ciudadanos o a informar a éstos de lo que es mejor para ellos en relación a las ofertas de las empresas.

Como colofón a este artículo quiero decir que cuando escribí “SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN: OPORTUNIDADES, RETOS Y PELIGROS”, en el año 1996, yo era un profesional experto en Informática, Telecomunicaciones y Planificación y sinceramente pienso que fue un buen artículo en su tiempo; en la actualidad soy un jubilado que utiliza la informática, las telecomunicaciones y que procura planificar su futuro de la mejor manera posible. La diferencia es evidente, así que desde aquí solicito la benevolencia de los actuales profesionales que sí son expertos en todas las tecnologías que posibilitan y sustentan hoy día Internet cuando lean este artículo y les pido que hagan todo cuanto puedan para facilitar que la Sociedad en general y los seres humanos uno a uno en particular sean capaces de aprovechar las oportunidades que Internet les ofrece para ser mejores, es decir, estar más y mejor formados, entendiendo por esto educación, conocimiento, capacidad de relación, tolerancia con las distintas creencias o ideologías, respeto a los demás, etc.